Ésta es la nueva oración de Consagración de España al Sagrado Corazón. 30 de junio, Cerro de los Ángeles

El domingo, 30 de junio de 2019, en el Cerro de los Ángeles (considerado el centro geográfico de España, donde está el monumento al Sagrado Corazón de Jesús), se celebrará una Misa de acción de gracias por el centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús que tuvo lugar en 1919 y los presentes pronunciarán una "Oración de la renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús".
Según el documento, "la oración será rezada por todos los asistentes, siendo presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro Sierra, quien estará acompañado por el Nuncio de Su Santidad en España, don Renzo Fratini, por el obispo de Getafe, don Ginés García Beltrán, su obispo auxiliar [José Rico Pavés] y numerosos cardenales, arzobispos y obispos".
La Basílica del Sagrado Corazón en el Cerro de los Ángeles
Texto de la "Oración de la renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús"
Señor Jesucristo, Redentor del género humano,
Sacerdote eterno y Rey del Universo:
nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza,
con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza.
Señor Jesucristo, Salvador del mundo,
al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu Sagrado Corazón,
los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este trono de tus bondades,
para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables
que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo,
te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón,
el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría 
y manantial del que brota la vida eterna.
Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre,
renovamos la consagración que fue hecha aquí hace cien años
a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.
Al renovar la consagración de España,
los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo
de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia,
impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio.
Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de Pedro
a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos
al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos
para llevar a todos el bálsamo de la misericordia que brota de tu Corazón traspasado.
Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus heridas nos han curado!
Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino,
que es Reino de justicia y de amor.
Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras,
y en nuestras leyes e instituciones.
Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés,
para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la fe en España.
Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y custodiar
los frutos santos de su herencia católica para que pueda hacerlos crecer
afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro.
Líbranos del maligno
y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón.
Que al consagraros nuestra vida,
merezcamos recibir como premio de ella
el morir en la seguridad de vuestro amor
y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti,
al Padre y al Espíritu Santo,
único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos!
Amén.
La carta pastoral explica su significado
La Carta Pastoral Mirar al que traspasaron explica el significado y la simbología de este acto.
"No pocos se preguntan, fuera y dentro de la Iglesia Católica, si tiene sentido renovar en nuestros días esta consagración toda vez que la situación social y religiosa dista tanto de la que vivía España hace cien años. Sin ignorar las connotaciones sociopolíticas de la consagración de 1919, formulada por S.M. el Rey Alfonso XIII en nombre del pueblo español, entendemos la renovación de la consagración como un acto de piedad de los fieles católicos en España que desean responder a las exigencias evangelizadoras del momento presente haciendo a todos partícipes del Amor de Dios que se nos ha revelado en el Corazón del Hijo de Dios hecho hombre. San Juan de Ávila lo proclamaba con decidida energía: «sepan todos que nuestro Dios es Amor y que sus deseos son amar y ser amado, sin buscar propio interés». La consagración no es, pues, un acto de reivindicación de una situación sociopolítica del pasado, sino un ejercicio de devoción mediante el cual confiamos la realidad de nuestra patria -sus miembros, familias, pueblos e instituciones- al Corazón de Jesús, pues a todos queremos que llegue el amor de Dios. La transformación de la sociedad, de la educación, de la cultura y de las instituciones comienza siempre por el corazón".
"Para que el amor de Dios reine en el mundo se requieren corazones generosos que, dejándose amar por Él, le ofrezcan libremente una respuesta de amor. Entendemos, por tanto, la renovación de la consagración como una manifestación de piedad, desvinculada de cualquier lectura política o de nostalgias de épocas pasadas".
Lo que sucedió hace un siglo
El texto de Mirar al que traspasaron resume así los hechos del 30 de mayo de 1919:
"El Nuncio impartió la bendición papal y a continuación se expuso solemnemente el Santísimo Sacramento. Estando entonces arrodillados todos los presentes, el rey Alfonso XIII, de pie, en nombre del pueblo español, hizo lectura solemne de la oración mediante la cual se expresaba públicamente la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús: «España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante ese trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la Península… Continuad con nosotros la obra de vuestra amorosa providencia».
España salía a duras penas de la terrible epidemia de “gripe española” y había conseguido estar al margen de la Gran Guerra. El agradecimiento por estas circunstancias no faltó en la oración leída por el monarca.
En 1899 León XIII había consagrado la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús. Antes lo habían hecho algunas naciones: Ecuador fue la primera, el 18 de octubre de 1873 (ratificada el 25 de marzo de 1874), El Salvador (1875), Guatemala (1895), Venezuela (1900) y Colombia (1902).
Mirar al que traspasaron explica que "lo sucedido hace cien años nos deja lecciones de valor permanente". El texto señala 3 "especialmente luminosas para el tiempo presente":
- la creatividad e iniciativa de los fieles laicos (incluyendo asociaciones como Unión de Damas Españolas del Sagrado Corazón)

- la santidad sin alardes de quienes se empeñaron apostólicamente en la vivencia y difusión de la devoción y culto al Sagrado Corazón de Jesús, generando verdadera concordia eclesial

- la capacidad de aunar sentimientos en los diferentes ámbitos de la sociedad para proteger el bien precioso de la paz.
Frutos y evangelización
"A la celebración de 1919 siguieron numerosísimos frutos de santidad: extensión del apostolado de la entronización del Corazón de Jesús en las casas; nacimiento de vocaciones consagradas, de diferentes carismas, que renovaron la vida eclesial; entrega de la vida como testimonio del Amor más grande por parte de muchos mártires, etc. De un Año jubilar destinado a renovar aquella consagración de 1919 esperamos el fruto visible de una renovación de la vida cristiana en nuestra diócesis y, desde ella, en toda España. Para que se produzca ese fruto, será suficiente la fiel entrega de unos pocos que pongan su confianza en el Corazón de Cristo para llevar a todos la grandeza infinita de su amor", afirma el texto en sus conclusiones.
"La renovación de la consagración de España al Corazón de Jesús aparece así como oportunidad magnífica (“tiempo de gracia”) para impulsar la nueva etapa evangelizadoraque nuestro mundo, tantas veces sin saberlo, está esperando. Es providencial que nuestro Año jubilar se acerque a su fin precisamente cuando el Papa ha convocado un Mes misionero extraordinario, en octubre de este año 2019, «con el fin de alimentar el ardor de la actividad evangelizadora de la Iglesia ad gentes». Una de las columnas que sostiene la imagen del Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles representa la “España misionera”, para recordar que el ardor evangelizador se alimenta en el Amor de Dios revelado en Jesucristo", afirma la carta pastoral.
"Sólo habrá verdadera renovación en la Iglesia desde una actitud de conversión, de vuelta al Señor. No nos tienen que asustar nuestros pecados, sino la incapacidad para pedir perdón y seguir caminando. Del Corazón traspasado de Cristo ha nacido la Iglesia. A este Corazón debemos volver una y otra vez para renacer a la vida nueva que nos ha regalado y, como Iglesia, reflejar en el rostro la belleza que recibimos de Él". 19 junio 2019FUENTE