Guardar el “Sabbath”. Artículo.

El místico sufí Rumi lamentaba en una ocasión: He vivido demasiado tiempo donde puedo ser localizado. Esto fue escrito hace doce siglos, mucho antes de los teléfonos móviles, internet, los ordenadores y los medios sociales. Hoy, casi todos nosotros vivimos donde podemos ser localizado en cualquier momento. Aunque esto tiene inmensas ventajas, tiene también un desagradable aspecto negativo que hemos tardado en reconocer. No ser nunca capaces de huir de nuestras preocupaciones y ocupaciones está alterando nuestra salud mental. Muchos de nosotros encuentran difícil huir, suspender las actividades, descansar, cobrar nuevas fuerzas. Para expresar esto en lenguaje bíblico, estamos encontrando más y más dificultad para tener el “Sabbath” en nuestras vidas.

Tenemos un mandamiento recibido de Dios: Acuérdate de guardar el Sabbath como día santo. Pienso que todos podemos estar de acuerdo en que este mandamiento ha caído hoy en tiempos adversos. No es sólo el hecho de que cada vez vaya menos gente a sus iglesias el domingo, ni que cada vez más tiendas y negocios estén abiertos el domingo, ni que los acontecimientos deportivos ocupen ahora mucho del espacio del Sabbath antes reservado para la religión. El problema más profundo es que cada vez hay más entre nosotros que ya no frenamos nuestras vidas, ni apagamos las máquinas de comunicación, ni huimos de la tensión y preocupaciones de nuestras vidas, ni simplemente paramos y descansamos.

Vivimos donde siempre podemos ser localizados, y hemos perdido en gran parte la noción del Sabbath en nuestras vidas. Ahora estamos discurriendo un mandamiento para guardar el Sabbath como día santo a modo de una idealizada propuesta de estilo de vida: Útil, si puedes encontrar el tiempo de hacerlo.

Con esto en cuenta, ofrezco diez consejos para practicar hoy el Sabbath.

1.- Practica el Sabbath con la disciplina que exige un mandamiento, incluso como practicas la disciplina de la vida y el deber.

2.- Ten por lo menos un momento de Sabbath cada día. Date algo para esperar con agrado cada día. El Sabbath no tiene que ser necesariamente un día; puede ser una hora especial, un momento peculiar en el que te sales de la cinta de correr y tratas de hacer algo que te guste.

3.- Vete cada semana a algún lugar donde no puedas ser localizado, y ten un “Sabbath cibernético”. Una vez a la semana, desconecta todas tus comunicaciones electrónicas durante seis horas o, aun mejor, durante doce horas. Vete a un lugar donde, a no ser por una emergencia, dejes de estar disponible. Podrías encontrar en esto la disciplina más dura de todas, y quizás la más importante.

4.- Honra la “sabiduría del letargo”. Haz algo regularmente que resulte no-pragmático. Los labradores saben que no se puede sembrar un campo continuamente y, aun así, lograr una buena cosecha. Los campos requieren estaciones regulares durante las que descansen en barbecho de modo que puedan (en esa aparente situación de letargo) empaparse de los nutrientes y otros elementos que necesitan para producir. El cuerpo humano y la mente son idénticos. Regularmente, necesitamos periodos de letargo en los que nuestras energías descansen en barbecho para el mundo programático.

5.- Ora y medita con regularidad de alguna manera. Existe una sola regla y un consejo para esto: ¡Hazlo! Déjate ver regularmente, y lo que tenga que suceder, sucederá. Esta es una manera más importante de que salgamos de la cinta de correr y tengamos algo de Sabbath en nuestras vidas.

6.- Estate atento a los niños pequeños, a las persona ancianas y al tiempo atmosférico. El Sabbath tiene por objeto restituir la admiración a nuestras vidas, y hoy la admiración ha abandonado el edificio. Así, como dice el poeta John Shea, pide a los niños la capacidad de admirarte. Es uno de los pocos ámbitos donde aún podemos encontrarla. Igualmente, el tiempo pasado con las personas ancianas puede ayudar a darnos una perspectiva más saludable sobre la vida. También, ¿cuándo fue la última vez que observaste el tiempo atmosférico como fuente de admiración?

7.- Vive de acuerdo con el axioma: “Si no es ahora, ¿cuándo? Si no es aquí, ¿dónde? Si no con esta gente, ¿con quién? Si no es por Dios, ¿por qué?  Pasamos el noventa y ocho por ciento de nuestras vidas esperando que nos suceda algo más. Ten algunos momentos en los que te des cuenta de que aquello que estás esperando ya está aquí.

8.- Permite también a tu cuerpo saber que es Sabbath. El Sabbat no sólo se proyecta al alma sino también al cuerpo. Haz a tu cuerpo un regalo sabático, al menos una vez por semana.

9.- Da prioridad a la familia y las relaciones. Después de todo, la vida se concreta en familia, amistad y relaciones, una verdad fácilmente eclipsada y perdida en las presiones de nuestras aceleradas vidas. El Sabbath significa situarnos de nuevo en esa verdad, al menos una vez por semana.

10.- No alimentes rencores ni obsesiones. Nuestra fatiga más profunda no es el resultado de un trabajo excesivo, sino de las heridas, rencores y obsesiones que alimentamos. La invitación a descansar durante un día incluye, especialmente, la invitación a dejar marchar nuestras lesiones. Por cierto, la noción de plazo de prescripción está basado en el concepto judeocristiano del Sabbath. Por cada rencor que alimentamos, existe un plazo de prescripción.

Dios nos concedió el Sábado para nuestra salud y nuestro disfrute. Ron Rolheiser OMI (Trad. Benjamín Elcano, cmf). Fuente: Ciudad Redonda.org