Fe. Más allá de la cabeza y el corazón. Artículo.

C.S. Lewis, uno de los grandes defensores del cristianismo, no se convirtió sin lucha ni resistencia. Llegó a la adultez con cierto escepticismo y agnosticismo. No se sentía atraído de forma natural por la fe ni por Cristo. Pero siempre fue muy honesto consigo mismo y trataba de escuchar con atención las voces más profundas de su interior. Y en un momento dado, se dio cuenta de que Cristo y su mensaje eran tan verdaderos y poderosos que ya no se sentía libre para ignorarlos. Su conciencia le decía que debía hacerse cristiano.

Muchos conocen las palabras que escribió la noche en que se arrodilló por primera vez y se entregó a la fe en Cristo. Había vuelto de un largo paseo y de una conversación sobre religión con J.R.R. Tolkien (su colega en Oxford), y cuenta cómo se arrodilló y se comprometió con Cristo. Pero él mismo reconoció que no fue un gesto fácil:
“Me arrodillé como el converso más reacio en la historia del cristianismo.”
¡Vaya forma de empezar una vida de fe! No suena precisamente a entusiasmo.

Sin embargo, explica por qué, a pesar de toda su resistencia, decidió convertirse:
“Porque comprendí que la dureza de Dios es más amable que la suavidad del ser humano, y que la fuerza con la que Dios nos atrae es nuestra verdadera libertad.”
¿A qué se refiere con esa fuerza de Dios?

Un buen ejemplo lo encontramos en un episodio del Evangelio de Juan, donde Pedro, como C.S. Lewis, también muestra dudas y resistencia. Esta es la historia:

Jesús acababa de decir que Él es el Pan de Vida, y terminó afirmando que si no comemos su cuerpo y no bebemos su sangre, no tendremos vida en nosotros. Lógicamente, muchos de los que lo escuchaban se quedaron confundidos y escandalizados. Tanto, que el Evangelio dice que muchos se alejaron diciendo: “Esta enseñanza es insoportable”. Entonces, cuando la multitud ya se había ido, Jesús se volvió hacia sus discípulos y les preguntó: “¿También ustedes quieren marcharse?” Pedro no respondió con entusiasmo. Dijo:
“Señor, no tenemos a dónde ir.”
Y luego añadió, en una de sus frases más memorables:
“Tú tienes palabras de vida eterna.”

Si analizamos bien lo que dice Pedro, está claro que acaba de escuchar algo que no entiende del todo, y lo poco que entiende no le gusta. En ese momento, Jesús no parece ni la verdad ni la vida. Su mente se resiste y su corazón también. Pero, más allá de eso, hay algo en lo profundo de Pedro que reconoce que, aunque no entienda y aunque no le guste, ese mensaje le dará vida.

En ese momento, como C.S. Lewis, Pedro es un discípulo lleno de dudas. Sin embargo, entrega su vida a Jesús, a pesar de lo que siente o piensa. ¿Por qué? Porque, como Lewis, ha comprendido que cuando Dios nos empuja, en realidad nos está liberando.

Recuerdo una entrevista a Daniel Berrigan, un sacerdote jesuita. El entrevistador le preguntó:
“Padre, ¿dónde está su fe? ¿En la cabeza o en el corazón?”
Y él respondió, con humor y sabiduría:
“La fe rara vez está en la cabeza, y menos aún en el corazón. La fe está donde están tus pies.”
Y explicó:
“Cualquiera que haya estado en un compromiso por mucho tiempo sabe que hay momentos en los que la cabeza no está convencida, el corazón no siente nada… pero uno sigue ahí porque sabe que ese camino es el que lleva a la vida.”

Entonces, ¿en qué confiamos tanto como para entregar nuestra vida?
Creo que no basta con responder con la cabeza o con el corazón. No es que sean malos consejeros, pero sabemos por experiencia que a veces no nos dicen lo más profundo. La llamada de Dios va más allá de lo que pensamos o sentimos. Nuestra mente nos dice lo que parece sensato. El corazón, lo que nos apetece. Pero hay una voz más profunda dentro de nosotros que nos dice lo que debemos hacer.

Esa voz de Dios no siempre está de acuerdo con lo que sentimos o pensamos. Es una fuerza interior que puede hacernos dudar, incluso sentirnos desilusionados, mirar a la Iglesia con desencanto… y aun así decir:
“Señor, no tenemos a dónde ir. Tú tienes palabras de vida eterna.”
Dudar, desilusionarse o no entender no son virtudes, pero a veces nos empujan a ese punto donde debemos decidir delante de qué, o de quién, finalmente nos arrodillamos.  Ron Rolheiser OMI / Tradujo al Español para CiudadRedonda Bejamín Elcano, cmf / Artículo original en inglés / Imágen Depostitphotos

26 de junio: San Pelayo. Mártir. Patrón del Monasterio de S.Pelayo de Oviedo.

San Pelayo para niños, de las benedictinas de Rengo (Chile), monasterio fundado por el de San Pelayo de Oviedo, lugar donde se guardan las reliquias del santo.
San Pelayo, mártir y titular del Monasterio de Oviedo______________________________
Nacido en Albeos (Crecente, Pontevedra), en el año 911 o 912, Pelayo era sobrino del Obispo de Tui, Hermoigio – quien también es contado como santo -. Cuentan los hagiógrafos que en la escuela de la catedral aprendió gramática y se inició en la Liturgia, actuando como monaguillo.

España sentía sobre sí el peso de la dominación musulmana. El que se proclamaría, en 929, primer califa de Córdoba, Abderramán III, unificador del al-Andalus, venció en el 920 a los leoneses y navarros en la batalla de Valdejunquera.

Un éxito militar que repercutió directamente en la vida del joven Pelayo. Su tío, el obispo, fue apresado y llevado a Córdoba. Pelayo era su rescate. En un principio, se trataba de un rescate provisional: el niño, como rehén, ocuparía la plaza del anciano, mientras éste conseguiría el oro necesario para, a su vez, liberarlo. Pero esta liberación no tuvo lugar, ya que el obispo, enfermo, murió antes de lograr su propósito.

En Córdoba, a Pelayo le tocó compartir, desde 921, el destino de otros cautivos: la prisión y los trabajos en aquella ciudad enorme. Dicen que en la prisión fue tratado con relativa benevolencia, e incluso aprovechó el tiempo dejándose instruir por clérigos reclusos.

Debía gozar de cierta reputación, por su inteligencia y hasta por su prestancia física. El caso es que fue llevado ante Abderramán III, quien se sintió atraído por el muchacho. Todo el poder de un califa frente a la debilidad de un adolescente. La pretensión del soberano era doble: Comprar el alma y el cuerpo de Pelayo, pero éste, libre pese a la cautividad, no quiso venderse, ni en un sentido ni en otro.

Se negó a renunciar a la fe cristiana para convertirse al Islam. Ponen en su boca palabras como éstas: “Soy cristiano y lo seré. Tus riquezas no valen nada. No voy a renegar de Cristo que es mi Señor y el tuyo, aunque tú no lo quieras”. Igualmente rechazó convertirse en un mancebo del emir, a quien no permitió que le tocase.

Abderramán no se anduvo con contemplaciones y Pelayo pagó su fidelidad a Cristo con la muerte, el 26 de junio de 925. Dicen algunos que una catapulta de guerra lo lanzó desde un patio del alcázar hasta la otra orilla del Guadalquivir; casi muerto, fue degollado por un guardia.

Pero, en algún retablo, como en el mismo “Martirologio”, se alude a otro modo de martirio: siendo desgarrada su carne con tenazas.

El cuerpo del joven santo fue trasladado a León y, más tarde, a Oviedo, donde es venerado en un monasterio de benedictinas. San Pelayo es el patrono del Seminario Menor de Tui.

El “Martirologio” nos proporciona este pequeño resumen: “En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Pelayo, mártir, que a los trece años, por querer conservar su fe en Cristo y su castidad ante las costumbres deshonestas de Abd al-Rahmán III, califa de los musulmanes, consumó su martirio glorioso al ser despedazado con tenazas (925)
”.  Texto de Guillermo Juan Morado.

Festividad de la Natividad de san Juan Bautista.

Serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos.

Hoy el mundo sigue necesitando precursores y profetas.

Textos
Audio
Sabemos que la misión de Juan el Bautista fue sobre todo preparar el camino a Jesús. De ahí que valga la pena meditar sobre el deber de preparar la venida de Jesús tanto en las almas como en la historia. Es éste un deber que incumbe a cada verdadero creyente. Preparar es más que anunciar. Es preciso poner al servicio de Jesús y de su proyecto salvífico no sólo las palabras, sino toda la vida. Desde esta perspectiva podemos captar el sentido de la presencia de Juan el Bautista en los comienzos de la historia evangélica: con su comportamiento penitencial, Juan quiso hacer comprender a sus contemporáneos que había llegado el tiempo de la gran decisión; a saber, la de estar del lado de Jesús o en contra de él.

Con el bautismo de penitencia, Juan quería hacer comprender que había llegado el tiempo de cambiar de ruta, de invertir el sentido de la marcha, precisa y exclusivamente a causa de la inminente llegada del Mesías-Salvador. Con su predicación, Juan el Bautista quería sacudir la pereza y la inedia de demasiada gente de su tiempo, que de otro modo ni siquiera se habría dado cuenta de la presencia de una novedad desconcertante, como fue la de Jesús. Ahora bien, fue sobre todo con su "pasión" como Juan el Bautista preparó a sus contemporáneos para recibir a Jesús: precisamente para decirnos también a nosotros que no hay preparación auténtica para la acogida de Jesús si ésta no pasa a través de la entrega de nosotros mismos, a través de la Pascua.

ORATIO: Oh Dios de nuestros padres, tú nos llamas a ser "voz": concédenos reconocer tu Palabra, reconocer la única Palabra de vida eterna, para que anunciemos esta sola Verdad a los hermanos. Oh Dios de nuestros padres, tú nos llamas a ser "el amigo del Esposo"; hazme solícito a preparar los corazones de los hombres, para que estén bien dispuestos a acogerlo.

Oh Dios de nuestros padres, tú nos llamas a señalar el Cordero de Dios a los hombres: haz que nunca me ponga sobre él, sino que él crezca y yo mengüe.

 CONTEMPLATIOGrita, oh Bautista, todavía en medio de nosotros, como en un tiempo en el desierto. Grita todavía entre nosotros con voz más alta: nosotros gritaremos si tú gritas, callaremos si tú te callas. Te rogamos que sueltes nuestra lengua, incapaz de hablar, como en un tiempo soltaste, al nacer, la de tu padre, Zacarías. Te conjuramos a que nos des voz para proclamar tu gloria, como al nacer se la diste a él para decir públicamente tu nombre (Sofronio de Jerusalén)

LECTURA ESPIRITUAL: El primer testigo cualificado de la luz de Cristo fue Juan el Bautista. En su figura captamos la esencia de toda misión y testimonio. Por eso ocupa una posición tan importante en el prólogo y emerge con su misión antes incluso de que la Palabra aparezca en la carne. Es testigo con las vestiduras de precursor.

Eso significa sobre todo que él es el final y la conclusión de la antigua alianza y que es el primero en cruzar, viniendo de la antigua, el umbral de la nueva. En este sentido, es la consumación de la antigua alianza, cuya misión se agota aludiendo a Cristo. Por otra parte, Juan es el primero en dar testimonio realmente de la misma luz, por lo que su misión está claramente del otro lado del umbral y es una misión neotestamentaria. La tarea veterotestamentaria confiada por Dios a Moisés o a un profeta era siempre limitada y circunscrita en el interior de la justicia.

Esta tarea era confiada y podía ser ejecutada de tal modo que mandato y ejecución se correspondieran con precisión. La tarea veterotestamentaria confiada a Juan contiene la exigencia !limitada de atestiguar la luz en general. Es confiada con amor y -por muy dura que pueda ser- con alegría, porque es confiada en el interior de la misión del Hijo (A. von Speyr,). Gracias a: Rezando Voy,Santa Clara de Estella y Ciudad Redonda

Milagro Eucarístico de Bolsena. Italia. 1264. Origen de la solemnidad del Corpus Christi.

Un sacerdote de Praga, encontrándose de viaje por Italia, celebró la Misa en la Basílica de Bolsena. En el momento de la consagración sucedió un Prodigio:

La Hostia se transformó en carne. Este Milagro sostuvo la fe del sacerdote que dudaba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. 

Las Sagradas Especies fueron inmediatamente inspeccionadas por el Papa Urbano IV y por Santo Tomás de Aquino.

El Pontífice decidió extender a toda la Iglesia Universal la fiesta del Corpus Domini “para que este  excelso y venerable Sacramento fuese para todos un peculiar e insigne memorial del extraordinario amor  de Dios por nosotros”.


Vídeo de 2 minutos explicando el origen de la solemnidad del Corpus Christi.

Enlaces a artículos en profundidad:

Los Milagros Eucarísticos en el Mundo por Carlo Acutis: Bolsena

Aquí se instituyó la Fiesta de Corpus Christi.

Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios

 



Corpus Christi


"Tomad y comed; esto es mi cuerpo... Tomad y bebed; ésta es mi sangre... Mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida..." Estas palabras de Jesús sintetizan todo el misterio eucarístico. También Pablo dirá: "Prestad atención antes de acercaros a este alimento y a esta bebida: que no os ocurra la desgracia de comer y beber sin alimentaros y sin calmar vuestra sed". También la Iglesia nos recomienda precisamente esta toma de conciencia cuando nos dice "saber-pensar a quién se va a recibir". En realidad, si lo pensamos bien, el alimento es tal en la medida en que "se pierde-desaparece-muere para convertirse-llegar-a-ser" carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Para expresarlo con la imagen evangélica: si el grano de trigo se niega a morir enterrado, se vuelve imposible la espiga. Con la participación en el Pan eucarístico, el hombre viejo debe morir-dejarse asimilar por el Hombre nuevo, o el-alimento- ya-no-es-tal. La eucaristía es una "angostura" tremenda que no perdona. Jesús dirá: "Quien se alimenta de mí debe vivir-de-mí, por-mí". Tal vez sean éstas las palabras más graves, las palabras que implican mayor responsabilidad para quienes participan activamente en la eucaristía. Es la madre que vive-de/para-los-hijos, de/para-el-esposo porque está toda unifícada-gravitada-concentrada.

De este modo, los pensamientos-puntos de vista-centros de interés-mentalidad de quienes participan (= tomar parte) en la eucaristía "deben" convertirse en los de Cristo: para que podamos llamarnos "cristianos".




Milagro Eucarístico de Lanciano. Italia. Año 750

El milagro de los 3 milagros y el más antiguo:

1º) Un monje tenía dudas sobre la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Durante la consagración, la Hostia se transformó en carne y el vino en sangre y posteriormente se coaguló en 5 glóbulos. 

El milagro ha sido analizado científicamente. En 1971, el profesor Odoardo Linoli, confirmó que la carne era tejido cardíaco humano y la sangre era tipo AB, como el de la Sábana Santa de Turín.

2º) Los elementos del milagro, la carne y la sangre de Cristo, siguen intactos, después de 1275 años

3º) Los 5 grumos de sangre, coagulados tras el milagro, pesan lo mismo juntos que separados. Cada uno pesa 15,85 g, pero todos juntos, siguen pesando 15,85 g. Es inexplicable para la ciencia, pero con sentido eucarístico...

Cristo es indivisible e íntegro en cada fragmento de su cuerpo, por eso debemos cuidar, durante la comunión, que no queden fragmentos de la hostia consagrada, como hace el sacerdote limpiando con esmero la patena y el cáliz.


En profundidad.

Mapa de los Milagros Eucarísticos (Carlos Acutis)


Los Milagros Eucarísticos en el Mundo

EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DISEÑADA Y CREADA POR CARLO ACUTIS



10 cosas que todo cristiano de saber en torno al “Corpus Christi”.

1. Jesús instituyó la Eucaristía
Jesús reunido con sus apóstoles en la última cena instituyó el sacramento de la Eucaristía.
2. Eucaristía significa "Acción de gracias"
La palabra Eucaristía, derivada del griego ε?χαριστ?α (eucharistía), significa "Acción de gracias" y se aplica a este sacramento porque nuestro Señor dio gracias a su Padre cuando la instituyó. Además, porque el Santo Sacrificio de la Misa es el mejor medio de dar gracias a Dios por sus beneficios.
3. Cristo se encuentra de forma íntegra en el Sacramento del Altar
El Concilio de Trento (siglo XVI) define claramente: "En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad. En realidad Cristo íntegramente".
4. Los sucesores de los apóstoles convierten el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo
En la Santa Misa, los obispos y sacerdotes convierten realmente el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo durante la consagración; el proceso es llamado Transubstanciación. La Solemnidad del Corpus Christi es una de las cinco ocasiones en el año en que un Obispo no puede estar fuera de su diócesis, salvo por una urgente y grave razón.
5. Se debe recibir la Eucaristía al menos una vez al año
La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia, y recomienda la comunión frecuente. Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la debida preparación.
6. Para comulgar se necesita del ayuno eucarístico y confesarse
El ayuno eucarístico consiste en abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la Sagrada Comunión, a excepción del agua y las medicinas. Los enfermos y sus asistentes pueden comulgar aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior. El que comulga en pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio. El que desea comulgar y está en pecado mortal no puede recibir la Comunión sin haber acudido antes al sacramento de la Penitencia, pues no basta el acto de contrición.
7. Es Mandamiento de la Iglesia asistir a Misa domingos y días de precepto
Frecuentar la Santa Misa es un acto de amor a Dios que debe brotar naturalmente de cada cristiano. Es también obligatorio asistir los domingos y días de precepto, a menos que se esté impedido por una causa grave.
8. La Eucaristía es alimento espiritual para enfermos y agonizantes
La Eucaristía en el Sagrario es un signo por el cual Nuestro Señor está constantemente presente en medio de su pueblo y es alimento espiritual para enfermos y moribundos. Se le debe agradecimiento, adoración y devoción a la real presencia de Cristo reservado en el Santísimo Sacramento.
9. La fiesta del Corpus Christi se celebra el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad
La Solemnidad del Corpus Christi fue establecida en 1246 por el Obispo Roberto de Thorete y a sugerencia de Santa Juliana de Mont Cornillon. Después del milagro eucarístico de Bolsena, a mediados del Siglo XIII, el Papa Urbano IV expandió esta celebración a toda la Iglesia Universal en 1264 con la bula “Transiturus”, fijándola para el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad. El Pontífice encomendó a Santo Tomás de Aquino que compusiera un oficio litúrgico propio e himnos que se entonan hasta nuestros días.
10. También es posible celebrarla el domingo posterior a la Santísima Trinidad 
En el Vaticano, el Corpus Christi se celebra el jueves después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Mientras que en varias diócesis se traslada al domingo posterior a la Santísima Trinidad por una cuestión pastoral. El Papa San Juan Pablo II fue quien llevó la procesión anual del Corpus Christi de la Plaza de San Pedro a las calles de Roma. Fuente: aciprensa
Te Adoro Con Devoción, Dios Escondido 
(Adoro Te Devote en castellano)Luispo

Paradoja, aparente contradicción y tensión. Artículo.

El pensamiento de algunos de los mayores y más influyentes personajes de la historia parece estar a veces lleno de contradicciones. Jesús, Agustín, Sócrates, Aristóteles, entre otros, dan la impresión de estar en ocasiones contradiciéndose a sí mismos. No siempre es fácil ver cómo cada cosa encuadra con el resto de sus enseñanzas.

Por eso, las grandes religiones y filosofías del mundo son tan propensas a numerosas interpretaciones. Por ejemplo, dadas la profundidad y la finalidad de las enseñanzas de Jesús, el Cristianismo en particular está abierto a diferentes formas de interpretación. No es casual que haya cientos de denominaciones en el Cristianismo y toda variedad de espiritualidad y culto en ellas. La enseñanza de Jesús es tan rica que parecería como si ninguno de nosotros pudiera llevarla a cabo como maestro. Más bien, cada uno escoge sus puntos selectivamente, lucha por guardarlos con cierta coherencia y llega a ser mucho más estrecho de miras que el maestro.

La coherencia -se mofó alguien una vez- es resultado de la cortedad de mente, como también la incoherencia es la señal de una amplitud de mente. Hay algo de verdad en eso, aunque debe ser entendido cuidadosamente. Por ejemplo, en ocasiones conseguimos una cierta coherencia, una visión de cosas que aparentemente no tiene contradicciones internas, aunque a un alto precio, particularmente, acabamos por ser intransigentes, no inclusivos, unilaterales, empobrecidos y reduccionistas. Al margen de lo demás que pueda decirse sobre ellos, racismo, fanatismo, fundamentalismo y nacionalismo malsano son consistentes. A pesar de eso, su coherencia se afirma sobre una síntesis que es tan estrechamente definida que ignora y denigra importantes áreas de la vida.

Al contrario, en ocasiones, lo que parece incoherencia es en realidad una persona que mantiene a la vez un número de importantes verdades en una síntesis mayor. La persona puede parecer incoherente, pero lo que está haciendo en realidad es guardar varias verdades en tensión creativa que están aparentemente en oposición mutua, pero no es así. La persona que intenta este acto malabarista se encontrará con frecuencia en gran tensión, pero (metafóricamente) encontrará también que no tiene arterias bloqueadas ni pulmones muy resistentes, que la sangre fluye libremente a cada parte de su persona y es capaz de sacar oxígeno vital de cualquier clase de aire en el que se encuentra.

Así era Jesús. Mantuvo importantes verdades juntas en una tensión creativa y, como consecuencia, fue malentendido por casi todos y escandalizó a gente de ambos lados del espectro religioso e ideológico. Sus enseñanzas son más “ambos/y” que “uno/o”. Luchamos con eso. Es más fácil llevar unas pocas verdades elegidas que tratar de llevarlas todas.

¿Cuáles son algunas de las verdades aparentemente contradictorias que Jesús juntó e impulsó en una tensión creativa? He aquí diez de ellas, escogidas porque una sana espiritualidad debe siempre abarcar ambos aspectos de ellas.

  • Marcado sentido de individualidad, enfoque sobre la integridad y la oración privadas, pero unido a un compromiso igualmente fuerte con la comunidad, la familia, la implicación cívica y eclesial, y la justicia social.
  • Sana capacidad de beber en la vida y disfrutarla sin culpabilidad, al igual que uno favorece una capacidad igualmente sana por el ascetismo y la renunciación.
  • Autoconfianza y sana autoafirmación a la hora de usar los dones particulares que Dios nos ha dado, pero mantenidas siempre en tensión con una sana humildad y habitual modestia.
  • Atención a lo profético, simpatía por lo que se halla fuera del centro, por lo marginado, una voz desafiante por los excluidos, aun cuando uno reconozca la importancia de lo institucional, se defienda de la anarquía y ayude a nutrir lo que es sagrado en la familia, la iglesia y la tradición.
  • Apertura constante hacia lo que es nuevo, singular, lo que causa molestia, lo que es liberal, aun cuando uno trabaje por apoyarse en lo que conserva, en lo familiar, en la costumbre, en lo que proporciona ritmo y contribuye a la estabilidad.
  • Atención a lo sagrado, a Dios, al horizonte eterno, pero siempre acompañada de un amor descarado por este mundo, por sus gozos, por sus logros, su momento presente.
  • Pasión por la sexualidad y defensa de su bondad y terrenidad, acompañada de una igual defensa de la castidad y el decoro.
  • Atención a la comunidad mundial, a la ampliación de las fronteras dentro de las que nacimos, a la acogida siempre más inclusiva del extranjero y el desconocido, aun cuando uno permanezca profundamente fiel a la familia, a las raíces personales y a la hospitalidad en casa.
  • Esperanza e idealismo que desafía los hechos, confía en las promesas de Dios más bien que en las noticias de la noche, que no tolerará que la verdad de la resurrección sea silenciada por los contratiempos de la historia, pero que aún se mantiene unida con un realismo que es pragmático, programático y comprometido a realizar su trabajo correspondiente.
  • Enfoque sobre la otra vida, sobre la vida posterior a la muerte, sobre el hecho de que este no es nuestro hogar postrero, aun cuando nos fijemos en la realidad y bondad de la vida de aquí en la tierra.

Jesús juntó todas estas cosas en una sola síntesis y pagó un precio: la incomprensión. ¿Aceptamos pagar ese mismo precio con el fin de dar una expresión más completa a Cristo? Ron Rolheiser OMI / Tradujo al Español para CiudadRedonda Bejamín Elcano, cmf / Artículo original en inglés / Imagen generada por IA

Gloria in excelsis Deo. Gloria a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Si bien la Gloria de Dios y de la Santísima Trinidad son inefables,
mediante la música podemos aproximarnos mejor.
Mostramos la más íntima de Vivaldi, la majestuosa de Bach y 
la pregunta de Hakuna "Enséñame, ¡oh Trinidad!, cómo es tu libre mirada" 
Mirada Creadora, creando; la del Salvador, salvando
Mirada de la comunión, amando 
Mirada de misericordia, del amor crucificado 
Mirada que penetra en mi alma un fuego abrasador 
Enséñame, ¡oh Trinidad!, cómo es tu libre mirada 
Enséñame, ¡oh Trinidad!, pues es la más bella y preciada 
La más pura de amor
     Mirada de verdad sincera, mirada de Rey que reina 
Mirada que envuelve mi vida y purifica 
Mirada del principio y fin, mirada del Resucitado 
Mirada que deslumbra con su luz y al cegar, sana 
     Enséñame, ¡oh Trinidad!, cómo es tu libre mirada 
Enséñame, ¡oh Trinidad!, pues es la más bella y preciada 
La más pura de amor 
     Perdóname si cuando miro, miro sin mirar 
Si estos ojos que me diste no saben amar 
Pues sólo veo cuerpos, sólo veo humanidad 
Pero me pierdo, mi Señor, toda divinidad
     Enséñame, ¡oh Trinidad!, cómo es tu libre mirada 
Enséñame, ¡oh Trinidad!, pues es la más bella y preciada 
     Enséñame, ¡oh Trinidad!, cómo es tu libre mirada 
Enséñame, ¡oh Trinidad!, pues es la más bella y preciada 
La más pura de amor, la más pura de amor.

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo yo te adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación por las ofensas, sacrilegios e indiferencias con los que Él mismo es ofendido y por los infinitos méritos de su Sagrado Corazón  y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores(Oración del Ángel de las apariciones de Fátima)

Oración de Santa Isabel de la Trinidad
Dios mío, Trinidad que adoro,
ayúdame a olvidarme
enteramente de mí mismo
para establecerme en ti,
inmóvil y apacible
como si mi alma estuviera
ya en la eternidad;
que nada pueda turbar mi paz,
ni hacerme salir de ti, mi inmutable,
sino que cada minuto me lleve más lejos
en la profundidad de tu Misterio.

Pacifica mi alma.
Haz de ella tu cielo,
tu morada amada y el lugar de tu reposo.

Que yo no te deje jamás solo en ella,
sino que yo esté allí enteramente,
totalmente despierta en mi fe,
en adoración, entregada sin reservas
a tu acción creadora. Amén.

Todo lo que tiene el Padre es mío, el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará.





     Santísima Trinidad

 

A mí, que he sido bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que tantas veces al día me hago la seńal de la cruz, cómo me gustaría nombrar con la devoción y con el afecto del corazón a estas santas Personas y no hacer como los jugadores cuando entran en el campo.

La seńal de la cruz es un sacramental que, por así decirlo, debe consagrar todo lo que hacemos, todo lo que pensamos, todo lo que decimos al Padre-Hijo-Espíritu Santo. Jesús me asegura: "Si alguien me ama, también mi Padre le amará, y vendremos a él y estableceremos nuestra morada en él". Cómo quisiera tratar con más respeto-garbo-delicadeza a estos huéspedes míos, con todas las atenciones que reservamos a los huéspedes de consideración. Pablo me recuerda: "Si alguien falta el respeto al templo de Dios, que sois vosotros, Dios le apartará", y me exhorta de este modo: "Honrad y tratad con elegancia al Dios que lleváis en vuestro cuerpo". Cómo quisiera comprender que una cosa es vestir, adornar, alimentar el cuerpo con mentalidad "mundana", y otra cosa completamente distinta es hacerlo con mentalidad "de fe": ésta me hace superar el envoltorio donde el templo del Espíritu está siempre radiante, ya sea bello o feo, esté sano o enfermo, sea viejo o joven, rico o pobre.