Los católicos estamos de fiesta porque el 1º de
noviembre se celebra a todos los santos. Esa es la verdadera fiesta de estos
días, celebrar a los monstruos y a las brujas no es de cristianos. Pero
¿Quiénes son los santos?
Los santos no son personas diferentes de nosotros, en
todos los tiempos ha habido santos, de diferente edad, unos niños, otros
jóvenes, adultos, viejitos, hay santos y hay santas, unos flaquitos, otros
gorditos, unos muy inteligentes otros muy sencillos, algunos han nacido muy
ricos otros fueron muy pobres, unos son blancos otros negros, unos han sido
santos desde pequeños, otros llevaron una vida en la que no conocían a Dios, y
se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús, cambiaron, y
decidieron ser felices siguiéndolo.
Todos, pero todos, estamos llamados a ser santos, Dios
nos quiere santos, y para eso nos dio el Don de la Fe, fue su regalo cuando nos
bautizaron, y todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, pero
también tenemos que querer serlo. El Don de la Fe es más
grande que todos los súper poderes de tus héroes favoritos y además es de
verdad. Pero la fe no es para tener unos músculos muy fuertes, o para poder
volar, o ver a través de las paredes, ni para golpear a nadie.
Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él,
hacer el bien como él, amar como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.
Vamos ahora a conocer algunos de ellos.
Hace un tiempo hubo un niño llamado Domingo Savio, que
desde muy chiquito entendió que ser amigo de Jesús era lo más importante en la
vida. El día que hizo su primera comunión, escribió en un papelito: "Mis
amigos serán Jesús y María, me confesaré y comulgaré los domingos y días de
fiesta, prefiero morir antes que pecar". Quería hacer la voluntad de Dios
en todo. Un día un maestro preguntó en el recreo a todos los niños: "Si
supieran que hoy iban a morir ¿qué harían?, uno contestó "correría con mi
mamá", otro dijo: "yo iría a la Iglesia a rezar y a confesarme",
y Domingo dijo: "seguiría jugando porque en este momento esa es la voluntad
de Dios". Era un niño alegre, feliz, porque amaba a Jesús.
Santa Teresita, también amaba mucho a Jesús y a María
Santísima, tenía muchas hermanas y todas ellas quisieron consagrarse al Señor.
Ella siempre supo que todas las cosas pequeñas, oraciones, trabajos, servicios
hechos con amor eran lo que agradaba a Dios, un día le dijo a Jesús que ella
quería ser su "pelotita" para que el niño Jesús jugara con ella.
Cuando recibía la Sagrada Comunión era la más feliz del mundo. Era buena con
todos y buscaba hacer favores a las personas que no sabían dar las gracias y
eso le costaba trabajo pero se lo ofrecía a nuestro Señor. Rezaba como quien
platica con el mejor de los amigos porque conocía muy bien quien era Jesús.
San Agustín fue un gran santo, pero él no siempre se
portó bien, hacía sufrir a su mamá con su mal comportamiento, pero su mamá que
era muy santa, se llamaba Mónica, rezaba mucho para que su hijo conociera a
Jesús, y el día que Agustín encontró a Jesús en su vida se llenó de tanta
alegría que ya no quiso nunca más pecar, fue con su mamá y juntos rezaron y
dieron gracias a Dios. San Agustín llegó a ser Obispo y tenía tanta confianza
en el amor de Dios que le decía: "Señor, nos creaste para Ti, y nuestro
corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti". Pensaba y meditaba en
las cosas de Dios, escribió muchos libros que ahora en la Iglesia sirven de
guía para todos los cristianos. Decía también: "Ama y haz lo que
quieras", porque sabía muy bien, que cuando se ama a Dios sólo harás lo
que le agrada.
La Madre Teresa de Calcuta, quiso agradar a Jesús
sirviendo a los más pobres, a los que nada tenían, a los que no podían pagar
con nada, cuidaba con mucho amor a los enfermos porque decía que en los
enfermos más pobres encontraba a Jesucristo. Todas las mañanas asistía a Misa,
y comulgaba, para que todo lo que hiciera en el día fuera obra de Jesús. Cuando
ya estaba muy viejita, seguía trabajando, hablaba a mucha gente, a los
presidentes de los países, a los sacerdotes a personas de todo el mundo y los
invitaba a que cuidaran la vida de todas las personas, sobre todo la de los
niños. Ella rezaba siempre el Santo Rosario porque así siempre tenía la ayuda
de la Virgen María.
Otros santos, han ido a lugares muy lejanos donde no
se conoce a Jesús y les enseñan a amar a nuestro Señor, a ellos se les llaman
Misioneros, algunos han muerto dando su vida por la fe, estos son los Mártires.
Otros se han dedicado a cuidar a los enfermos, a los pobres, algunos fundaron
colegios para que los niños se educaran y conocieran a Jesús. Otros se
han quedado en su ciudad y en su casa pero han hecho la voluntad de Dios y se
han mantenido en su amistad. Algunos santos son muy conocidos por todos, pero
hay otros que nadie conoce, más que Dios. Otros que han estado enfermos le entregan
a Jesús todos sus sufrimientos, y así, nos encontramos que aunque los santos no
salen mucho en la televisión ni los periódicos nos hablan de ellos, están
haciendo que en el mundo brille la gloria de Dios.
Los nombres que tenemos muchas veces son los nombres
de algún santo o santa, son nuestros patronos, por ejemplo, San Carlos, Santa
Teresa, Santa Cecilia, San Pedro, San Juan, San Alberto etc.
Los santos, o sea los que ya están en el cielo porque
vivieron su bautismo, a ellos se les veneran porque son:
Modelo:
Porque viendo lo que ellos hicieron para ser amigos de Dios nosotros los
podemos imitar.
Estímulo:
Porque ellos, lucharon como ahora nosotros y ya gozan de la herencia a la que
también nosotros estamos llamados.
Intercesores:
Son amigos y hermanos nuestros y grandes bienhechores a quienes podemos
recurrir suplicándoles que hagan valer su influencia ante Dios en ayuda de
nuestras necesidades. Fuente: Aciprensa