Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús, para honrarle de manera especial.
31 fin del mes de mayo, mes de María, con la oración "Al Corazón de la Divina Madre" que Jesús enseñó a Santa Matilde.
Dios Te Salve María Tere Larraín
por la afluencia de todos los bienes, con los cuales fuiste gratísimo a Dios y beneficioso a los hombres.
que su Hijo único fuese inmolado por la redención del mundo.
30 de mayo: Aun en el caso de perderlo todo, teniéndole a Él tenemos todo
29 de mayo...que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, reconozcan en el Niño que está en tus brazos al único Salvador del mundo, fuente inagotable de la paz verdadera, a la que todos aspiran en lo más profundo del corazón
Madre del amor | Cristóbal Fones, SJ
28 de mayo: La Virgen María, Madre del Salvador, Esposa del Espíritu Santo, se acerca a nosotros y nos habla al corazón, nos invita a unirnos a Ella en defensa de la Obra de su Hijo amado
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetras las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Ven, Espíritu enviado por el Padre,
en nombre de Jesús, el Hijo amado:
haz una y santa a la Iglesia
para las nupcias eternas del Cielo.
27 de mayo: La pureza tiene un valor tal, que un seno de criatura pudo contener al Incontenible, porque poseía la máxima pureza posible en una criatura de Dios.
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Santisima Trinidad
Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme de mí por completo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si ya mi alma estuviera en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz ni hacerme salir de ti, oh mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu misterio. Pacifica mi alma, haz en ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo; que yo no te deje en ella nunca a solas; que yo esté allí enteramente, completamente despierta en mi fe, toda adoración, completamente entregada a tu acción creadora.
Oh mi Cristo amado, crucificado por amor, yo quisiera ser una esposa para tu corazón; quisiera cubrirte de gloria, quisiera amarte... hasta morir. Pero siento mí impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que identifiques mi alma con todos los movimientos de tu alma, que me sumerjas, que me invadas, que me sustituyas, a fin de que mi vida no sea más que una irradiación de tu vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.
Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios, quiero pasar mi vida escuchándote, quiero convertirme totalmente en deseo de saber para aprender todo de ti; y después, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero fijarte siempre y permanecer bajo tu gran luz; oh mi Astro amado, fascíname para que ya no pueda salir de tu resplandor.
Oh Fuego que consume, Espíritu de amor, ven a mí a fin de que se produzca en mi alma como una encarnación del Verbo; que yo le sea una humanidad ańadida en la que él renueve todo su misterio. Y tú, Padre, inclínate sobre tu pobre y pequeńa criatura, cúbrela con tu sombra, no veas en ella más que al Bienamado en el que has puesto todas tus complacencias.
Oh mis "Tres", mi Todo, mi Beatitud, Soledad infinita, Inmensidad en que me pierdo, yo me entrego a ti como una presa, entiérrate en mí para que yo me entierre en ti, esperando ir a contemplar en tu luz el abismo de tu grandeza (Isabel de la Trinidad, "Oración a la Santísima Trinidad", en A. Hamman, Compendio de la oración cristiana, Edicep, Valencia 1990, p. 204).
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas.
Lo que no es
Puede interpretarse que el temor de Dios es miedo a Dios, pero ese sentimiento no responde a la revelación divina. "En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole: "¡Señor, sálvanos, que perecemos!" Él les dice: "¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?" (Mt 8, 24-26)
Lo que es
Sobre todo: temor filial, que es el amor de Dios: el alma se preocupa de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de "permanecer" y de crecer en la caridad" (cfr Jn 15, 4-7). "¡Qué deseables son tus moradas, | Señor del universo! Mi alma se consume y anhela | los atrios del Señor, | mi corazón y mi carne | retozan por el Dios vivo. Hasta el gorrión ha encontrado una casa; | la golondrina, un nido | donde colocar sus polluelos: | tus altares, Señor del universo, | Rey mío y Dios mío" (Sal 83, 2-4).
Santa Teresa de Jesús: "En fin, nadie la puede quitar la paz, porque ésta de sólo Dios depende. Y como a El nadie le puede quitar, sólo temor de perderle puede dar pena, que todo lo demás de este mundo es, en su opinión, como sino fuese, porque ni le hace ni le deshace para su contento. (Fundaciones 5,7)
Los Papas
"De este santo y justo temor, conjugado en el alma con el amor a Dios, depende toda la práctica de las virtudes cristianas, y especialmente de la humildad, de la templanza, de la castidad, de la mortificación de los sentidos" (Juan Pablo II).
"Este temor de Dios es deseo de hacer el bien, de vivir en la verdad, de cumplir la voluntad de Dios" (Benedicto XVI).
"Es el temor a alejarse de Dios, el temor de no ser felices, el temor de errar el camino de felicidad que Él nos propone" (Francisco).
Súplica
Espíritu Santo, concédenos el don de Temor de Dios por el que siempre nos mantengamos conscientes de nuestra fragilidad y seguros de su misericordia.
Regalo del don de Temor de Dios
"Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga (1Co 10, 12). Fuente
26 de mayo: San Felipe Neri: Dejadme abrazar a mi Madre que ha venido a visitarme
Madre del amor | Cristóbal Fones, SJ
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida.
Lo que no es
Se puede confundir piedad con pietismo; piedad por sensiblería, cuando la verdadera piedad se manifiesta en obras de amor. "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos (Lc 23, 28).
Lo que es
Es regalo del Espíritu Santo, y a la vez que nos deja gustar el favor compasivo del Señor, nos mueve al trato obsequioso con Él y con nuestros semejantes.
Santa Teresa de Jesús: "Pues quiero concluir con esto: que siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene; que amor saca amor" (Vida 22, 14).
Los Papas
"El don de la piedad, además, extingue en el corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón" (Juan Pablo II).
"El don de piedad, mantiene viva en el corazón la llama del amor a nuestro Padre que está en el cielo, para que oremos a él cada día con confianza y ternura de hijos amados" (Benedicto XVI).
La piedad, como don del Espíritu Santo, se refiere más bien a nuestra relación con Dios, al auténtico espíritu religioso de confianza filial, que nos permite rezar y darle culto con amor y sencillez, como un hijo que habla con su padre. Es sinónimo de amistad con Dios (Francisco).
Súplica
¡Ven, Espíritu Santo, y transforma nuestra actitud religiosa en opción creyente y comprometida! ¡Haznos piadosos y coherentes, conscientes de tus dones y generosos, fieles y agradecidos!
EL regalo del don de Piedad
"Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre" (Mt 6, 9). Fuente