*"• Como en los otros evangelios sinópticos, también en el de Lucas la trasfiguración está en relación con los acontecimientos precedentes (vv. 18-27). Son los mismos hechos, pero se relatan con una perspectiva particular que ayuda a profundizar en su significado. Jesús sube al monte con los tres discípulos privilegiados "para orar" (v. 28). También los acontecimientos precedentes estaban enmarcados en la oración de Jesús "aparte" con los suyos. Después de orar, el Maestro había preguntado a los discípulos para saber hasta qué punto habían comprendido su identidad y enseñarles lo referente a ello. Ahora en la oración ofrece la confirmación extraordinaria a su palabra: el coloquio orante con el Padre transfigura a Jesús y su aspecto es "otro". Su resplandor hace que lo reconozcamos como el Hijo del hombre profetizado y esperado.
Moisés y Elías, la Ley y los Profetas son los testimonios de la veracidad del evento. Hablan con Jesús de su éxodo: como los dos grandes reveladores de Dios, también Jesús está llamado a "salir", a pasar decididamente unos límites. Para él será el límite extremo, el de la vida terrena. Un sopor se apodera de los discípulos, como sucederá en Getsemaní: el hombre no puede soportar el peso de lo divino en sus manifestaciones, sean de gloria o de sufrimiento.
La nube que cubre con su sombra a los presentes indica que Jesús es el cumplimiento de la historia y los ritos de Israel: ahora es él la tienda del encuentro de Dios con el hombre. La voz divina desde la nube lo proclama Hijo elegido: es el título del Siervo de YHWH en Is 42,1, título atribuido al Hijo del hombre en la apocalíptica judía contemporánea a Jesús. Así es como el Padre testimonia la identidad y misión de Cristo, mandando que lo escuchemos. Cuando se desvanece la visión, Jesús se queda solo con los suyos. De nuevo el camino de la fe, una fe que nace de la escucha-obediencia (Rom 10,17) y se lleva a la práctica en la fidelidad del seguimiento.
Gracias a: Rezando Voy,Santa Clara de Estella y Ciudad Redonda