San Francisco de Asís. 4 de octubre.


   Se ha dicho que san Francisco entró en la gloria desde antes de morir y que es el único santo a quien todas las generaciones hubiesen canonizado unánimemente. 

   Estas exageraciones, que no carecen de fundamento, nos permiten afirmar con la misma verdad que san Francisco es el único santo de nuestros días a quien todos los no católicos estarían de acuerdo en canonizar.

Infancia y juventud. La conversión. Su fraternidad...

Para saber más sobre el santo.

Evangelio del día 4 y su comentario

12 hechos fascinantes que quizá no sabías de él

Los "pequeños" que acogen la invitación de Jesús a seguir su ejemplo de sencillez y humildad experimentan el amor divino. Se descubren amados por Jesús, que no ha dudado en dar su propia vida a fin de que todos los hombres pudieran vivir eternamente la amistad con él y con el Padre. El Espíritu Santo nos ha hecho en el bautismo criaturas nuevas y nos ha introducido en la familiaridad con Dios. Somos del Señor, estamos llamados a dejarnos animar por el mismo pálpito de amor por el que él se entregó totalmente a nosotros hasta el fin.

Francisco de Asís respondió a esta llamada: se hizo "pequeño", menor, humilde y pobre, satisfecho sólo con Dios. Descubrió que el Evangelio, vivido sin rebajas, nos hace criaturas nuevas, personas resucitadas, partícipes de la verdadera humanidad del Hijo de Dios y, por consiguiente, auténticos servidores de los hermanos, de todos los hermanos. En Francisco, esta humanidad redimida, forjada por las exigencias y por la ternura del amor a Dios y a los demás, se volvió visible en los signos de la crucifixión. Y el mismo Francisco se convirtió en la bendición viva del Padre, puesto que no se apropió de nada, sino que -como menor- todo se lo restituyó, reconociéndole como el Dador de todo bien. 

Santísimo PADRE NUESTRO:
creador, redentor, consolador y salvador nuestro!

QUE ESTÁS EN LOS CIELOS:
en los ángeles y en los santos;
iluminándolos para conocer, porque tú, Señor, eres la luz;
inflamándolos para amar, porque tú, Señor, eres el amor;
habitando en ellos y colmándolos para gozar,
porque tú, Señor, eres el bien sumo, eterno,
de quien todo bien procede, sin quien no hay bien alguno.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE:
clarificada sea en nosotros tu noticia,
para que conozcamos cuál es la anchura de tus beneficios,
la largura de tus promesas, la altura de la majestad y la hondura de los juicios.

VENGA A NOSOTROS TU REINO:
para que reines tú en nosotros por la gracia y nos hagas llegar a tu reino,
donde se halla la visión manifiesta de ti,
el perfecto amor a ti, tu dichosa compañía, la fruición de ti por siempre.

HÁGASE TU VOLUNTAD, COMO EN EL CIELO, TAMBIÉN EN LA TIERRA:
para que te amemos con todo el corazón
,
pensando siempre en ti; con toda el alma, deseándote siempre a ti;
con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti,
buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas,
empleando todas nuestras energías y los sentidos del alma y del cuerpo en servicio,
no de otra cosa, sino del amor a ti;
y para que amemos a nuestros prójimos como a nosotros mismos,
atrayendo a todos, según podamos, a tu amor,
alegrándonos de los bienes ajenos como de los nuestros y
compadeciéndolos en los males y no ofendiendo a nadie.

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA:
tu amado Hijo. nuestro Señor Jesucristo, DÁNOSLE HOY:
para que recordemos, comprendamos y veneremos
el amor que nos tuvo y cuanto por nosotros dijo, hizo y padeció.

Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS:
por tu inefable misericordia, por la virtud de la pasión de tu amado Hijo
y por los méritos e intercesión de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos.

Así COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES:
y lo que no perdonamos plenamente, haz tú, Señor,
que plenamente lo perdonemos,
para que por ti amemos de verdad a los enemigos
y en favor de ellos intercedamos devotamente ante ti,
no devolviendo a nadie mal por mal,
y para que procuremos ser en ti útiles en todo.

Y NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN:
oculta o manifiesta, imprevista o insistente.

MAS LÍBRANOS DEL MAL:
pasado, presente y futuro. Gloria al Padre...
(Francisco de Asís, "Paráfrasis del Padre nuestro"). 

Donde hay caridad y sabiduría, no hay temor ni ignorancia.

Donde hay paciencia y humildad, no hay ira ni desasosiego. Donde hay pobreza con alegría, no hay codicia ni avaricia. Donde hay quietud y meditación, no hay preocupación ni disipación. Donde hay temor de Dios que guarda la entrada {cf. Lc 11,21), no hay enemigo que tenga modo de entrar en la casa. Donde hay misericordia y discreción, no hay superfluidad ni endurecimiento (Francisco de Asís, "Admoniciones, en Fuentes franciscanas", versión electrónica). 

Su vida estuvo enteramente caracterizada -hasta el momento de la conversión- por la búsqueda de un modelo que pudiera educar y plasmar su natural propensión al canto.

Lo encontró de repente en el Señor Jesús, en la belleza de su vida narrada por el Evangelio y, en particular, en el luminoso canto nuevo de su muerte en la cruz.

Dejó que la pasión marcara cada uno de sus pasos y afinara de manera progresiva todas las fibras de su persona con la humanidad del Hijo de Dios, que se entregó por completo a sí mismo por nosotros.

Francisco oró así: "Te ruego, oh Señor, que la ardiente y dulce fuerza de tu amor arrebate mi mente de todas las cosas que hay bajo el cielo, para que muera yo de amor por tu amor, como tú te dignaste morir por amor a mi amor" (oración Absorbeat).

Su camino estuvo siempre acompañado por confirmaciones y consuelos. Su predicación y su ministerio tocaron el corazón de las personas y suscitaron decisiones de conversión y de reconciliación.

Su manera de seguir radicalmente al Señor se volvió, cada vez más, casa hospitalaria para otros muchos hermanos y hermanas, que encontraron en su itinerario personal una modalidad radical y actual de interpretar y vivir el Evangelio de la nueva estación histórica que avanzaba. Sin embargo, en el tiempo del monte Alverna, parece apagarse el canto fluente.

En esta estación encuentra Francisco la prueba más terrible: las fatigas originadas por un movimiento que se institucionaliza -que pierde en intensidad evangélica y llega incluso a dudar sobre la posibilidad de que sea integralmente practicable su estilo de vida- repercuten en su misma fe.

La pregunta sobre la verdad de sus intuiciones más profundas y la duda sobre el origen divino de su proyecto de vida resuenan en un silencio opresor en el que Dios no parece hablarle ya, a pesar de haberlo buscado con tanta tenacidad.

Francisco experimenta el abandono de Dios y se retira de los hermanos para no mostrar su semblante, que ha perdido la serenidad habitual. El canto nuevo, por consiguiente, no le fue dado en un momento de paz y consolación, sino en un momento en el que -como dice el salmista- "fallan los cimientos" y todas las seguridades parecen hundidas (C. M. Martini - R. Cantalamessa, La cruz como raíz de la perfecta alegría, Verbo Divino).

Recopilación de Frases y publicaciones sobre San Francisco

Santos Ángeles Custodios. 2 de Octubre


Los ángeles velan por los hombres, guardan sus caminos, presentan a Dios sus oraciones y son enviados por Dios para asistir a los seres humanos

La tradición bíblica concibe la corte celestial en torno a Yahvé-Dios a modo de un soberano oriental fastuosamente rodeado de sus servidores: les asigna diversos nombres según su función, por ejemplo: los querubines sostienen su trono, mueven su carro mayestático, guardan la entrada de sus dominios, resguardan al arca sagrada con sus alas, sobre el propiciatorio: los serafines (los ardientes) son los cantores de su gloria, y purifican los labios del profeta (Is 6. 7).
En la concepción primitiva se habla de ángeles buenos y malos, responsables de las buenas o malas obras respectivamente. Más tarde, después de la cautividad (siglo Vl a.C.), por influencia mesopotámica y persa, los ángeles malos son calificados como Satán o demonios.

A los ángeles se les atribuye un papel benefactor: velan por los hombres (Tb 3. 17: Sal 91: «Tú que habitas al amparo del Altísimo... No se te acercará la desgracia.... porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos: te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra...»: Dn 3, 49 s.); presentan a Dios sus oraciones (Tb 12. 12); presiden los destinos de las naciones (Dn 10, 13-21).

En el Nuevo Testamento hallamos 179 textos que mencionan o hacen referencia a los ángeles. Por naturaleza son «espíritus»: «Espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación» (Hb 1, 14).

Cuando son «enviados» a ejercer un servicio, ya a Jesús, ya a las personas humanas, reciben el nombre de «ángeles» porque el «oficio» de ángel es:

  1. anunciar a María... (Gabriel, Lc 1); a José... (Mt 1-2); a los pastores... (Lc 2): anunciar a las mujeres la resurrección (ML 28).
  2. servir a Jesús tras las tentaciones (Mt 4 y ss.).
  3. 'proteger y custodiar: «sus ángeles (de los niños) ten continuamente el rostro de Dios». (Mt 18, 10)
  4. se alegran por la conversión del pecador (Lc 15, 10).
  5. confortan a Jesús en Getsemaní (Lc. 22. 43).
  6. Defienden a Jesús: «... a mi disposición más de doce legiones de ángeles». (Mt 26, 53).
  7. acompañarán a Jesús en su segunda venida… (Mt 16. 27).
  8. liberan a Pedro y Juan de la cárcel (Hch 5. 12).
  9. ejecutan las órdenes de Dios (Ap).

De los Ángeles Custodios, con nombre propio, conocemos a: Rafael, compañero de viaje y guardián de Tobías, y Miguel «arcángel» (Judas 9), defensor Custodio de la iglesia (Ap 12).

Ángeles Custodios

De la tradición bíblica, pues, nace el sentido del ángel protector, guardián o custodio:

Del pueblo (Israel): «He aquí que voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado» (Ex 23. 20).

De las personas: Abrahám dice a Isaac, que marcha en busca de esposa: «... El enviará su ángel delante de ti.... (Gn24, 7). Compañero y guardián de Tobías (5, 4): presenta las oraciones y buenas obras de Tobit ante Dios, le cura... ( 11, 12 ). Pedro es liberado de la prisión por el «ángel del Señor» y se dirige a «casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos», donde los reunidos, extrañados, contestan a la sirvienta Rode que ha acudido a la puerta, «será su ángel» (Hch 12, 7-15).

De los niños: Dice Jesús: «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños: porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt 18, 10). El ángel del Señor protege la vida e infancia de Jesús, avisando a José del peligro e indicándole lo que éste ha de hacer (Mt 1, 20; 2, 13.19).

En la liturgia de las horas

La Liturgia de las horas del día, en su oficio de lectura, nos propone un fragmento de uno de los sermones de San Bernardo, abad, sobre el salmo 90, en el que leemos reflexiones como éstas:

«Señor, ¿qué es el hombre para que te ocupes de él?... Para que ninguno de los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos...»

«A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia... por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo... Debemos estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden, nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes... Correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquél de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados».

«En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores..., y viviremos así a la sombra del Omnipotente». Ángel Olivera Miguel. Fuente: Dominicos.org

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director)Colección Nuevo Año Cristiano de EDIBESA.

Santa Teresita del niño Jesús. Patrona de las misiones. 1 de Octubre.

Teresa Martin nació en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873. Dos días más tarde fue bautizada en la Iglesia de Nôtre-Dame, recibiendo los nombres de María Francisca Teresa. Sus padres fueron Luis Martin y Celia Guérin, ambos beatos en la actualidad. Tras la muerte de su madre, el 28 de agosto de 1877, Teresa se trasladó con toda la familia a Lisieux.
A finales de 1879 recibió por vez primera el sacramento de la Penitencia. El día de Pentecostés de 1883, recibió la gracia especial de ser curada de una grave enfermedad por la intercesión de Nuestra Señora de las Victorias (la Virgen de la Sonrisa). Educada por las Benedictinas de Lisieux, recibió la primera comunión el 8 de mayo de 1884, después de una intensa preparación, culminada con una fuerte experiencia de la gracia de la íntima comunión con Cristo. Algunas semanas más tarde, el 14 de junio del mismo año, recibió la Confirmación, con plena conciencia de acoger el don del Espíritu Santo mediante una participación personal en la gracia de Pentecostés.
Su deseo era abrazar la vida contemplativa, al igual que sus hermanas Paulina y María, en el Carmelo de Lisieux, pero su temprana edad se lo impedía. Durante un viaje a Italia, después de haber visitado la Santa Casa de Loreto y los lugares de la Ciudad Eterna, el 20 de noviembre de 1887, en la audiencia concedida por el Papa León XIII a los peregrinos de la diócesis de Lisieux, pidió al Papa con filial audacia autorización para poder entrar en el Carmelo con 15 años.
El 9 de abril de 1888 ingresó en el Carmelo de Lisieux. Tomó el hábito el 10 de enero del año siguiente e hizo su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1890, fiesta de la Natividad de la Virgen María.

Familia Martin GuerinEn el Carmelo comenzó el camino de perfección trazado por la Madre Fundadora, Teresa de Jesús, con auténtico fervor y fidelidad, y cumpliendo los diferentes oficios que le fueron confiados (fue también maestra de novicias). Iluminada por la Palabra de Dios, y probada especialmente por la enfermedad de su queridísimo padre, Luis Martin, que falleció el 29 de julio de 1894, emprendió el camino hacia la santidad, inspirada en la lectura del Evangelio y poniendo el amor al centro de todo. Teresa nos ha dejado en sus manuscritos autobiográficos no sólo los recuerdos de la infancia y de la adolescencia, sino también el retrato de su alma y la descripción de sus experiencias más íntimas. Descubre y comunica a las novicias confiadas a sus cuidados; el camino de la infancia espiritual; recibe como don especial el encargo do acompañar con la oración y el sacrificio a dos hermanos misioneros (el Padre Roulland, misionero en China y el Padre Belliére). Penetra cada vez más en el misterio de la Iglesia y siente crecer su vocación apostólica y misionera para arrastrar consigo a los demás, movida por el amor de Cristo, su Único Esposo.
El 9 de junio de 1895, en la fiesta de la Santísima Trinidad, se ofreció como victima inmolada al Amor misericordioso de Dios. Por entonces escribe el primer manuscrito autobiográfico, que entregó a la Madre Inés el día de su onomástica, el 21 de enero de 1896.
Algunos meses más tarde, el 3 de abril, durante la noche del jueves al viernes santo, sufrió una hemotisis, primera manifestación de la enfermedad que la llevaría a la muerte, y que ella acogió como una misteriosa visita del Esposo divino. Entró entonces en una prueba de fe que duraría hasta el final de su vida, y de la que ofrece un emotivo testimonio en sus escritos. Durante el mes de septiembre concluye el manuscrito B, que ilustra de manera impresionante el grado de santidad al que había llegado, especialmente por el descubrimiento de su vocación en el corazón de la Iglesia.
Mientras empeora su salud y continúa el tiempo de prueba, en el mes de junio comienza el manuscrito C, dedicado a la Madre María de Gonzaga; entretanto, nuevas gracias la llevan a madurar plenamente en la perfección y descubre nuevas luces para la difusión de su mensaje en la Iglesia, en bien de las almas que seguirán su camino. El 8 de julio es llevada a la enfermería, donde otras religiosas recogen sus palabras, a la vez que se le tornan más intensos los dolores y las pruebas, que soporta con paciencia hasta su muerte, acaecida en la tarde del 30 de septiembre de 1897, a las 19:20 h. "Yo no muero, entro en la vida"   había escrito a su hermano espiritual misionero, P. Mauricio Belliére. Sus últimas palabras, "Dios mío, te amo", sellan una vida que se extinguió en la tierra a los 24 años, para entrar, según su deseo, en una nueva fase de presencia apostólica en favor de las almas, en la comunión de los Santos, para derramar una "lluvia de rosas" sobre el mundo (lluvia de favores y beneficios, especialmente para amar más a Dios).
Lluvia de RosasFue canonizada por Pío XI el 17 de mayo de 1925, y el mismo Papa, el 14 de diciembre de 1927, la proclamó Patrona Universal de las Misiones, junto con San Francisco Javier.
Su doctrina y su ejemplo de santidad han sido recibidos con gran entusiasmo por todas las categorías de fieles de este siglo, y también más allá de la Iglesia Católica y del Cristianismo.
Con ocasión del Centenario de su muerte, el Papa Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia por la solidez de su sabiduría espiritual, inspirada en el Evangelio, por la originalidad de sus intuiciones teológicas, en las cuales resplandece su eminente doctrina, y por la acogida en todo el mundo de su mensaje espiritual, difundido a través de la traducción de sus obras en una cincuentena de lenguas diversas. La ceremonia del nombramiento tuvo lugar el 19 de octubre de 1.997, precisamente en el domingo en el que se celebra la Jornada Mundial de las Misiones. Fuente