Exaltación de la Santa Cruz y en Oviedo del 14 al 21 de septiembre "Perdonanza" o Jubileo de la Santa Cruz

El Jubileo de la Santa Cruz, o Perdonanza, comenzará en la Catedral de Oviedo el día 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz.


En esta ocasión, el lema del Jubileo es “La cruz, fuente de esperanza”, aludiendo a este Año Jubilar de la Esperanza 2025 convocado por el Papa Francisco.

El Santo Sudario se mostrará en los días tradicionales, al finalizar las eucaristías del día 14 y del 21.

Al finalizar la eucaristía del día 21, se procederá al reparto del agua bendita de la hidriaDurante todas las misas jubilares se expondrá sobre el altar la Cruz de los Ángeles (siglo IX)

Las eucaristías jubilares tendrán lugar a las 18,30 h en la nave central de la Catedral y se expondrá en todas ellas la Cruz de los Ángeles (siglo IX), que se custodia en la Cámara Santa. A partir de las 17,30 h se podrá recibir el Sacramento de la Penitencia. El día 21, fiesta de San Mateo, el Deán presidirá, además, la eucaristía solemne a las 12 del mediodía.

Al finalizar las celebraciones de los días 14 y 21, como es tradicional, se mostrará el Santo Sudario frente al altar mayor para la veneración de los fieles. Además, durante todo el Jubileo, el Santo Sudario permanecerá descubierto en la Cámara Santa.

14 de septiembre: 18,30 h “La cruz, fuente de redención y perdón”, por D. Jorge Juan Fernández Sangrador
15 de septiembre: 18,30 h “La cruz, fuente de luz en medio del sufrimiento”, por D. José Luis González Vázquez
16 de septiembre: 18,30 h “La cruz, fuente de unidad y reconciliación”, por D. Manuel Ángel Acebal
17 de septiembre: 18,30 h “La cruz, fuente de entrega y generosidad”, por D. Adolfo Mariño Gutiérrez
18 de septiembre: 18,30 h “La cruz, fuerza en la debilidad”, por D. Jorge Juan Fernández Sangrador
19 de septiembre: 18,30 h “La cruz, fuente de esperanza más allá de la muerte”, por D. José Ramón Garcés Martínez
20 de septiembre: 18,30 h “La cruz, camino de renovación personal”, por D. Sergio Martínez Mendaro
21 de septiembre: 18,30 h “La cruz, fuerza para transformar el mundo”, por D. José Ramón Garcés Martínez
21 de septiembre, festividad de San Mateo, 12 h, a cargo de D. Benito Gallego Casado
Para ganar la Perdonanza (Indulgencia plenaria)

 Visita piadosa a la Santa Iglesia Catedral de Oviedo y rezo del Padrenuestro y Credo.
 Confesión sacramental. (Todos los días, a partir de las 17:30 habrá confesores en la Catedral)
 Comunión eucarística.
 Oración por las intenciones del Sumo Pontífice: Padrenuestro y Ave María. Las condiciones 2ª, 3ª y 4ª pueden practicarse varios días antes o después de la visita a la CatedralFuente.

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

Para la Iglesia es una fiesta del Señor, en la que celebramos el misterio de la cruz, la obra realizada por Cristo en ella. La imagen predominante es la de Jesús elevado en la cruz, que marca profundamente la vida y espiritualidad de los cristianos. Según la tradición, hoy es el aniversario del hallazgo de la santa Cruz (14 de septiembre del 320, por Santa Elena, madre del emperador Constantino) y de la dedicación de la basílica constantiniana levantada en el mismo lugar de la crucifixión del Señor. Cada año se celebraban en Jerusalén solemnes ceremonias que culminaban con la elevación del sagrado leño para que lo contemplase y adorase la multitud de fieles que se congregaba. En mayo del 614, Cosroas, rey de los persas, saqueó Jerusalén y se llevó la cruz a su país. Pero el emperador Heraclio derrotó a los persas, recuperó la cruz y la entregó solemnemente al patriarca de Jerusalén el 3 de mayo del 630. Esta recuperación llenó de entusiasmo a la Iglesia y particularmente a los latinos, que no tardaron en celebrar la fiesta de la santa Cruz en esta última fecha.- Oración: Señor, Dios nuestro, que has querido realizar la salvación de todos los hombres por medio de tu Hijo, muerto en la cruz, concédenos, te rogamos, a quienes hemos conocido en la tierra este misterio, alcanzar en el cielo los premios de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

El primer signo que la Iglesia traza sobre el recién nacido y el último con el que conforta y bendice al moribundo es siempre el santo signo de la cruz. No se trata de un gesto simbólico, sino de una gran realidad.

 La vida cristiana nace de la cruz de su Señor, el cristiano es engendrado por el Crucificado, y sólo adhiriéndose a la cruz de su Señor, confiando en los méritos de su pasión, puede salvarse.

Ahora bien, la fe en Cristo crucificado debe hacernos dar otro paso. El cristiano, redimido por la cruz, debe convencerse de que su misma vida debe estar marcada - y no sólo de una manera simbólica- por la cruz del Señor, o sea, que debe llevar su impronta viva. Si Jesús ha llevado la cruz y en ella se inmoló, quien quiera ser discípulo suyo no puede elegir otro camino: es el único que conduce a la salvación porque es el único que nos configura con Cristo muerto y resucitado.

 La consideración de la cruz nunca debe ser separada de la consideración de la resurrección, que es su consecuencia y su epílogo supremo. El cristiano no ha sido redimido por un muerto, sino por un Resucitado de la muerte en la cruz; por eso, el hecho de que Jesús llevara la cruz debe ser confortado siempre con el pensamiento del Cristo crucificado y por el del Cristo resucitado. Fuente

En Oviedo tienen ustedes la reliquia más importante de la cristiandad, junto con la Sábana Santa