Un hombre de edad avanzada vino a la
clínica donde yo trabajo para hacerse curar una herida en la mano.
Tenía bastante prisa, y mientras se
curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que
tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía
allí.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese
lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado. Mientras acababa de vendar la
herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa
mañana.
No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy.
Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado:
Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué
esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Me sonrió y dándome una
palmadita en la mano me dijo: "Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía
sé muy bien quién es ella".
Tuve que contenerme las lágrimas mientras
salía y pensé:
"El verdadero amor no se reduce a lo
físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el
otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es".
El próximo día 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del
Alzheimer.
Fuente: Web
Católico de Javier