Al Corazón de la Divina Madre
Te saludo
de lo íntimo de mi alma, Corazón virginal de la Santísima Madre de Cristo,
por la afluencia de todos los bienes, con los cuales fuiste gratísimo a Dios y beneficioso a los hombres.
por la afluencia de todos los bienes, con los cuales fuiste gratísimo a Dios y beneficioso a los hombres.
Te saludo,
Corazón Purísimo de la niña, que fue la primera en hacer voto a su virginidad.
Te saludo, Corazón humildísimo de
aquella que más que nadie mereció concebir del Espíritu Santo.
Te saludo, Corazón devotísimo y
deseosísimo, que llevaste a Cristo en las entrañas de María.
Te saludo, Corazón llenísimo de
caridad, ardentísimo en el amor de Dios y a los hombres.
Te saludo, Corazón fidelísimo, que
conservaste diligentemente todas las palabras y las obras de Jesús.
Te saludo, Corazón pacientísimo,
llagado continuamente con la espada de la pasión de Cristo.
Te saludo, Corazón excelentísimo
de la piadosa Madre, que quiso y hasta prefirió
que su Hijo único fuese inmolado por la redención del mundo.
que su Hijo único fuese inmolado por la redención del mundo.
Te saludo, Corazón grandemente
solícito en las oraciones, intercediendo continuamente por la Iglesia.
Te saludo,
Corazón diligentísimo
en la contemplación, que con tus méritos alcanzas la gracia de los hombres».
Jesús enseñó a Santa Matilde esta
oración.
31 de mayo