Hablaba del templo de su cuerpo

 




La Dedicación de la Basílica de Letrán


Jesús amaba el templo porque era la casa de su Padre. Sin embargo, ese lugar, que estaba destinado al encuentro con Dios, se hallaba repleto de vendedores y cambistas. Lo que sucedía es que la gente iba a comprar los animales que se destinaban a los sacrificios y no podían usar las monedas que tenían figuras de los emperadores, por eso, era necesario cambiarlas por otras, pero todo lo realizaban en el templo. Lo anterior lo podemos trasladar a nuestra vida: Jesús nos ama profundamente, quiere encontrarse con nosotros en el templo de nuestra alma, pero para ello, necesitamos darle su espacio y su tiempo. Quizá haya en nuestra vida muchas cosas que ocupan el lugar que deberíamos darle a Dios. Puede ser que haya en el atrio de nuestro corazón poco silencio para la oración y se den algunas idolatrías. Hemos dejado entrar en nuestra vida algún tipo de codicia buscando el provecho propio, en lugar de la caridad? Estamos dispuestos a dejar que Jesús eche fuera de nosotros todo lo que es contrario a Él?



 Gracias a: Rezando Voy,Santa Clara de Estella y Ciudad Redonda