10 hechos que marcaron la vida de la Iglesia en el 2016

1. Visita del Papa Francisco a México
Entre el 12 al 18 de febrero el Papa Francisco realizó un histórico viaje a México, donde además de la Ciudad de México, visitó cuatro lugares donde nunca antes estuvo un Pontífice: Ecatepec, San Cristóbal de las Casas, Morelia y Ciudad Juárez en la frontera con Estados Unidos.
En aquel viaje el Santo Padre cumplió su sueño de rezar a solas ante la imagen de la Virgen de Guadalupe, en la Basílica dedicada y ubicada al pie del Cerro del Tepeyac.
Además de este viaje, durante el 2016 el Pontífice viajó a Armenia, Polonia, Georgia, Azerbaiyán y Suecia.
2. Firma de la declaración con el Patriarca Kirill
Previo a su llegada a México, el mismo 12 de febrero, el Papa Francisco sostuvo un corto pero histórico encuentro con el Patriarca ortodoxo Kirill de Moscú y toda Rusia.
La reunión se llevó a cabo en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana en Cuba, donde se firmó una declaración conjunta de 30 puntos en la que se tratan temas como la persecución a los cristianos, el cuidado de la creación y el ecumenismo.
3. Asesinato de 4 misioneras de la Caridad en Yemen y secuestro del P. Tom
El viernes 4 de marzo cuatro religiosas de las Misioneras de la Caridad, la Congregación fundada por Santa Teresa de Calcuta, fueron masacradas junto a otras doce personas por terroristas musulmanes que ingresaron al convento de Aden (Yemen), donde funcionaba el albergue de ancianos y discapacitados que ellas administraban.
Durante el ataque también fue secuestrado el P. Tom Uzhunnalil, que este 24 de diciembre apareció en una nueva grabación donde se le escucha pidiendo a la comunidad internacional y al Papa Francisco que no lo abandonen.
4. Asesinato del P. Jacques Hamel
El P. Jacques Hamel, de 84 años, fue asesinado en su iglesia en Rouen, Francia, a manos de dos miembros del Estado Islámico el 26 de julio. Los sujetos irrumpieron en la iglesia de St Etienne du Rouvray durante la Misa que presidía el sacerdote y tomaron como rehenes al presbítero, dos religiosas y feligreses. El sacerdote fue degollado.
5. El Papa preside la JMJ Cracovia 2016
El 27 de julio Francisco arribó a Polonia, concretamente a Cracovia, donde presidió la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la segunda de su pontificado luego de la realizada en Río de Janeiro en 2013.
También visitó el campo de concentración de Auschwitz donde se encontró con sobrevivientes, y oró ante el “muro de la muerte” donde fueron asesinados, con un disparo en la nuca, muchos prisioneros. También visitó la oscura “celda del hambre” en la que falleció San Maximiliano Kolbe.
Al término de la JMJ en Cracovia, el Pontífice anunció que la siguiente edición se llevará a cabo en Panamá en el 2019.
6. Los nuevos documentos pontificios
El 8 de abril la Oficina de Prensa del Vaticano publicó la exhortación apostólica post sinodal del Papa Francisco titulada, “Amoris Laetitia”, sobre el amor en la familia.
Más adelante, el 22 de julio, se presentó la Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere, sobre la vida contemplativa femenina, la cual reemplaza el documento Sponsa Christi de Pío XII.
Finalmente, el 21 de noviembre, el Vaticano hizo pública la carta del Papa Francisco “Misericordia et misera” (Misericordia y miseria). Con ésta se concedió a todos los sacerdotes la facultad permanente de absolver el pecado del aborto, un permiso que había concedido solo durante el Año Jubilar.
7. Nuevos santos para la Iglesia
Luego, en una multitudinaria Misa celebrada el 4 de septiembre en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, a la que se calcula asistieron unas 120 mil personas, el Papa Francisco canonizó a Santa Teresa de Calcuta.
Además, el 16 de octubre el Pontífice canonizó a siete nuevos santos, entre ellos el niño mexicano José Sánchez del Río, mártir de la guerra cristera, y el sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero, el “Cura Brochero”.
También fueron canonizados el mártir de la Revolución Francesa Salomón Leclercq, la carmelita francesa Elisabeth de la Trinidad, el obispo español Manuel González García, y los beatos italianos Ludovico Pavoni y Alfonso María Fusco.
8. Firma de la declaración conjunta con los luteranos
Uno de los principales actos del viaje del Papa Francisco a Suecia fue la oración ecuménica conjunta en la Catedral luterana de Lund, el 31 de octubre.
Inmediatamente después, el Santo Padre y el Obispo Munib Yunan, Presidente de la Federación Mundial Luterana, firmaron una declaración conjunta en la que exhortan “a todas las comunidades y parroquias Luteranas y Católicas a que sean valientes, creativas, alegres y que tengan esperanza en su compromiso para continuar el gran itinerario que tenemos ante nosotros”.
9. Clausura del Jubileo de la Misericordia
Concluyendo el año litúrgico y previo a la Misa por la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el domingo 13 de noviembre se cerraron las Puertas Santas en todo el mundo y el día 20 el Papa Francisco puso fin al Año de la Misericordia con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.
Durante este tiempo Francisco participó de los “Viernes de Misericordia”, en los que realizó obra de misericordia, un viernes de cada mes, para testimoniar el gran amor de Dios.
10. La liberación de Alepo en Siria
A fines de diciembre la ciudad de Alepo, en el norte de Siria, fue liberada por el ejército sirio de los grupos rebeldes musulmanes y yihadistas tras una guerra que duró casi cinco años.
Sin embargo, la guerra todavía no ha terminado porque varias zonas del país aún están ocupadas por el Estado Islámico, como la ciudad de Palmira que ha sido recapturada este el 11 de diciembre por los yihadistas. 



Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José

...Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados...

La medida del amor es amar sin medida...


"La medida del amor es amar sin medidas..."

San Agustín.

Recopilación de Frases de Santos. Nº1

Con esta sección que comienza, pretendemos elaborar un recopilación de frases, lemas, dichos y pequeñas inspiraciones espirituales.

Santoral del mes de enero

1             Santa María, Madre de Dios, virgen, Emmanuel, nombre del Mesías y otros...
2             San Gregorio Nazianceno, San Basilio Magno y otros...
3             Santa Genoveva, Santa Estefanía Quinzani y otros...
4             Santa Ángela de Foligno, San Rigoberto obispo y otros...
5             San Juan Nepomuceno Neumann, San Simeón el Estilita y otros...
6             Epifanía del Señor y otros...
7             San Raimundo de Peñafort y otros...
8             Santa Gúdula y otros...
9             San Eulogio de Córdoba, Santa Lucrecia de Córdoba y otros...
10          Beata María Dolores Rodríguez Sopeña y otros...
11          Santo Tomás de Cori Placidi y otros...
12          San Benito Biscop y otros...
13          San Hilario de Poitiers y otros...
14          San Félix de Nola y otros...
15          Santa Raquel, San Mauro abad y otros...
16          San Marcelo I, Papa y otros...
17          San Antonio Abad y otros...
18          Santa Prisca y otros...
19          Beato Marcelo Spínola y otros...
20          San Fabián papa, San Sebastián y otros...
21          Santa Inés, San Fructuoso de Tarragona y compañeros y otros...
22          Beata Laura Vicuña, San Vicente mártir y otros...
23          San Ildefonso y otros...
24          San Francisco de Sales y otros...
25          San Pablo en su conversión y otros...
26          San Timoteo, San Tito y otros...
27          Santa Ángela de Mérici, San Enrique de Ossó y Cervelló y otros...
28          Santo Tomás de Aquino y otros...
29          San Pedro Nolasco y otros...
30          Santa Martina de Roma y otros...

31          Santa Marcela, San Juan Bosco y otros...

Encarnación – Dios está con nosotros

A muchos de nosotros -sospecho yo- cada año nos resulta más difícil captar el espíritu de la Navidad. Casi las únicas cosas que aún la caldean son los corazones y los recuerdos, recuerdos de cuando éramos más jóvenes, más ingenuos, días en que las luces y los villancicos, los árboles de Navidad y los regalos, aún nos animaban. Pero ahora somos adultos, y así también -según parece- es nuestro mundo. Anticipando la Navidad, mucho de nuestro gozo es atenuado por muchas cosas, no lo menos por el comercialismo que hoy está manifiesto en exceso. Para finales de octubre ya vemos decoraciones navideñas, Papá Noel está alrededor de noviembre, y diciembre nos saluda con series de invitaciones navideñas que nos agotan mucho antes del 25 de diciembre. Así, ¿cómo podemos recobrar algo de espíritu para el día de Navidad?
No es fácil, y el comercialismo y el exceso no son nuestros únicos obstáculos. Más serios son los tiempos. ¿Podemos, en medio de las muchas crueldades de este año, caldear un tiempo de oropel y alborozo? ¿Podemos continuar romantizando la marcha de una pareja pobre que buscaba cobijo hace dos mil años en medio del trance por el que pasan hoy los millones de refugiados que están viajando sin tener siquiera un establo como refugio? ¿Significa algo hablar de paz después de que este año varias elecciones polarizaran nuestras naciones y dejaran a millones sin poder hablar civilizadamente a sus vecinos? ¿Dónde están hoy exactamente la paz y la buena voluntad en nuestro mundo?
Más cerca de nuestra casa, se dan nuestras propias tragedias personales: la muerte de seres queridos, matrimonios rotos, familias deshechas, salud resquebrajada, empleos perdidos, tiempo gastado, cansancio, frustración. ¿Cómo celebramos el nacimiento de un redentor en un mundo que parece espantosamente irredento y con corazones que se sienten en su mayor parte pesados y fatigados? La historia de Navidad no es fácilmente creíble. ¿Cómo mantenemos la creencia de que Dios bajó del cielo, tomó nuestra carne humana, conquistó todo sufrimiento y alteró el curso de la historia humana?
Esto no es fácil de creer en medio de toda la evidencia que parece contradecirlo, pero su credibilidad está supeditada a que se entienda correctamente. La Navidad no es un acontecimiento mágico, una historia de Cinderella sin medianoche. Más bien su verdadero centro habla de humillación, dolor y huida forzada que no es diferente a la que hoy están experimentando millones de refugiados y víctimas de la injusticia en nuestro planeta. La historia de Navidad refleja la lucha que se está experimentando en nuestro propio mundo y en nuestros propios corazones cansados.
La Encarnación no es aún la Resurrección. La carne en Jesús, como en nosotros, es humana, vulnerable, débil, incompleta, indigente, dolorosamente limitada, sufriente. La Navidad celebra el nacimiento de Cristo en estas cosas, no su ausencia de ellas. Cristo redime el límite, el mal, el pecado y el dolor. Pero no son abolidos. Dada esa verdad, podemos celebrar el nacimiento de Cristo sin negar ni trivializar de ningún modo el verdadero mal de nuestro mundo ni el verdadero dolor de nuestras vidas. La Navidad es un desafío que celebrar aun estando en dolor.
El Dios encarnado es llamado Emmanuel , nombre que significa Dios-con-nosotros. Ese hecho no significa gozo festivo inmediato. Nuestro mundo se queda herido, y las guerras, las huelgas, el egoísmo y la amargura permanecen. Nuestros corazones también continúan heridos. El dolor permanece. Para un cristiano, exactamente como para cualquier otro, habrá incompleción, enfermedad, muerte, daño sin sentido, sueños rotos, días fríos, con hambre y soledad de amargura y una vida de inconsumación. La realidad puede ser desagradable y la Navidad no nos pide disimularla. La encarnación no nos promete el cielo en la tierra. Promete el cielo en el cielo. Aquí, en la tierra, nos promete algo más: la presencia de Dios en nuestras vidas. Esta presencia redime porque conocer que Dios está con nosotros es lo que últimamente nos capacita para abandonar la amargura, para perdonar y para movernos más allá del cinismo y de esta amargura. Cuando Dios está con nosotros, entonces el dolor y la felicidad no se excluyen mutuamente, y las agonías y enigmas de la vida no excluyen el hondo significado del gozo profundo.
En palabras de Avery Dulles: “La encarnación no nos proporciona una escalera por la que escapar de las ambigüedades de la vida y escalar las alturas del cielo. Más bien, nos habilita para excavar profundamente en el corazón del planeta tierra y encontrarlo brillando con dignidad”. George Orwell profetizó que nuestro mundo por fin sería tomado en posesión por la tiranía, la tortura, el doblepensar y un espíritu humano roto. Hasta cierto punto, esto es cierto. Estamos lejos de ser íntegros y felices, aun estando profundamente en el exilio.
Sin embargo, necesitamos celebrar la Navidad 2016 de corazón. Tal vez no sentiremos la misma animación que sentimos una vez de niños cuando éramos estimulados por los oropeles, las luces, los villancicos, los regalos singulares y la comida especial. Algo de esa animación ya no está más a nuestra disposición. Pero algo más importante sí que está aún, a saber, el sentimiento de que Dios está con nosotros en nuestras vidas, en nuestros gozos, como también en nuestras deficiencias.

La palabra se hizo carne. Eso es algo increíble, algo que debería ser celebrado con oropeles, luces, y canciones jubilosas. Si entendemos la Navidad, los villancicos aún aflorarán con naturalidad de nuestros labios.
Ron Rolheiser (Trad. Benjamin Elcano, cmf) - Lunes, 26 de diciembre de 2016
ronrolheiser.com/  /  Todos sus artículos en ciudadredonda

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros




Solemnidad de la Natividad del Señor


“Les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo”

Hace mucho frío sobre la tierra...
Los cielos están tan bordados de estrellas que solamente se adivina el fondo azul oscuro de la bóveda celeste, inundada de tinieblas.
En la tierra…una estrella de las más pequeñas del inmenso sistema planetario… están ocurriendo esta noche prodigios que asombran a los ángeles…: un Dios que por amor al hombre desciende humillado en carne mortal y nace de una mujer (Lc. 1,30-31), en una estrella de las más pequeñas… de las más frías, en la tierra…
Los hombres también tienen hielo en sus corazones.
Nadie acude a presenciar el milagro del nacimiento de Dios. Solamente se reduce el mundo entero, a una mujer que se llama María, a un hombre de ojos azules, que se llama José, y a un Niño recién nacido que envuelto en pañales, abre por primera vez los ojos entre el aliento de un asno y un buey, y apoyado entre un puñado de pajas, que la pobreza de José, y la solicitud y el amor de María, le han procurado.
El mundo entero duerme inconsciente el pesado sueño de la carne… Hace mucho frío esta noche en las tierras de Judá… Las estrellas que bordan los cielos, son los ojos de los ángeles que cantan el “Gloria a Dios en las alturas”…, canto hecho para Dios, oído por unos pastores, que vigilan sus rebaños y acuden a adorar con sus almas infantiles, a Jesús que acaba de nacer…
La primera lección del amor de Dios… Y aunque mi alma no tiene la castidad de José ni el amor de María…, ofrecí al Señor mi pobreza absoluta de todo, mi alma vacía; y si no le entoné himnos como los ángeles, procuraré cantarle coplas de pastores…, la canción del pobre, del que nada tiene, la canción del que sólo miserias puede ofrecer a Dios… Pero no importa, pues las miserias y flaquezas ofrecidas a Jesús por un corazón de veras enamorado, son aceptadas por Él, como si fueran virtudes… Grande…, inmensa es la misericordia de Dios. Mi carne mortal, no oye las alabanzas del cielo, pero mi alma divina, que también hoy como entonces, los ángeles miran asombrados a la tierra y entonan el “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.
San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938) Antiguo alumno de Jesuitas de Oviedo.

Escritos espirituales, 27/12/1936

Celebra el nacimiento de Dios, sé amable con todos y especialmente en familia...



Actividades Navideñas de los niños de la parroquia

     
El pasado domingo, día 17, los niños de Comunión y Post-comunión de la parroquia, celebraron su tradicional Festival Infantil de Navidad. 

     No tiene otro cometido que la puesta en escena por los niños de los principales momentos de la infancia de Jesús. 

     Es algo realmente entrañable y bello ver cómo los niños encarnan los diversos personajes que pasan por la etapa de Jesús niño, desde la profecía de Isaías hasta la llegada de los Reyes Magos.




Nuestras iglesias como refugios

Siempre que hemos tenido nuestros mejores momentos como cristianos, hemos abierto nuestras iglesias como refugios a los pobres y a los que estaban en peligro. Tenemos una larga y magnífica historia sobre refugiados, personas sin hogar, inmigrantes que afrontan la deportación, y otros que están en peligro y se amparan en nuestras iglesias. Si nosotros creemos lo que Jesús nos dijo sobre el Juicio Final en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo, esto nos irá bien cuando nos presentemos ante Dios al final.
Desgraciadamente, nuestras iglesias no siempre han proporcionado esa misma clase de asilo (seguridad y cobijo) a los que son refugiados, inmigrantes y sin hogar en su relación con Dios y nuestras iglesias. Hay millones de personas, hoy quizá la mayoría en nuestras naciones, que están buscando un puerto seguro en vistas a ordenar su fe y su relación con la iglesia. Tristemente, con demasiada frecuencia, nuestros rígidos paradigmas de ortodoxia, eclesiología, ecumenismo, liturgia, práctica sacramental y derecho canónico, aunque bienintencionados, han hecho de nuestras iglesias lugares donde no se ofrece tal refugio ni donde se refleja el amplio abrazo practicado por Jesús. En vez de eso, nuestras iglesias son frecuentemente puertos sólo para personas que ya están seguras, ya están acomodadas, ya son practicantes, ya son sólidos ciudadanos eclesiales.
Difícilmente era ésa la situación en el propio ministerio de Jesús. Él era un refugio seguro para todos, tanto religiosos como no religiosos. Aun cuando no ignoró a las personas religiosas con cargo cercanas a él -los escribas y los fariseos-, su ministerio siempre llegó e incluyó a aquellos cuya práctica religiosa era débil o no existente.  Además, llegó especialmente a aquellos cuyas vidas morales no estaban en formal armonía con las prácticas religiosas del tiempo, aquellos tenidos por pecadores. Significativamente también, él no pidió el arrepentimiento de aquellos considerados pecadores antes de sentarse a la mesa con ellos. No estableció ninguna condición moral ni eclesial como prerrequisito para juntarse o comer con él. Muchos se arrepintieron después de encontrarse y comer con él, pero ese arrepentimiento nunca fue una condición previa. En su persona y en su ministerio, Jesús no discriminó. Ofreció un refugio seguro para todos.
Hoy necesitamos en nuestras iglesias desafiarnos sobre esto. Desde los pastores a los consejos parroquiales, a los equipos de pastoral, a los guías diocesanos, a las conferencias episcopales, a los responsables de aplicar el canon y la ley de la iglesia, a nuestras propias actitudes personales, todos necesitamos preguntar: ¿Son nuestras iglesias lugares de acogida para los que son refugiados, sin hogar y pobres eclesialmente? ¿Reflejan a Jesús nuestras prácticas pastorales? ¿Es nuestro abrazo tan amplio como el de Jesús?
Estos no son ideales fantasiosos. Este es el evangelio cuyo punto de vista podemos perder fácilmente, por todas las aparentes buenas razones.  Recuerdo un Sínodo Diocesano en el que participé hace unos veinte años. En una etapa del proceso, estábamos divididos en pequeños grupos y a cada grupo se le dio la pregunta: Antes que todo lo demás, ¿qué debería decir la iglesia hoy al mundo?
Los grupos volvieron con sus respuestas, y cada uno, cada grupo particular, propuso, como su primera prioridad a lo que la iglesia debería decir al mundo, algún desafío moral o eclesial: ¡Necesitamos desafiar al mundo en relación a la justicia! ¡Necesitamos desafiar a la gente a orar más! ¡Necesitamos hablar nuevamente del pecado! ¡Necesitamos desafiar a la gente sobre la importancia de ir a la iglesia! ¡Necesitamos parar el mal del aborto! Todas estas sugerencias son buenas e importantes. Pero ninguno de los grupos se atrevió a decir: ¡Necesitamos consolar a la gente!
El Mesías de Händel empieza con ese maravilloso verso de Isaías 40: “Consolad, consolad a mi pueblo, dice el Señor.” Eso -creo yo- es la primera tarea de la religión. El desafío sigue después de eso, pero no puede precederlo. Una madre primero consuela a su hijo asegurándole su amor y deteniendo su confusión. Sólo después de eso, en la acogida segura producida por ese consuelo, puede ella empezar a ofrecerle algún desafío duro para crecer más allá de sus propias luchas instintivas.
La gente está dominada mucho por la percepción que tiene de las cosas. En nuestras iglesias hoy podemos protestar de que estamos siendo percibidos injustamente por nuestra cultura, esto es, como intolerantes, críticos, hipócritas y odiosos. Sin duda, esto es injusto, pero debemos tener el coraje de preguntarnos por qué abunda esta percepción, en los espacios académicos, en los medios y en la cultura popular. ¿Por qué no somos percibidos más como “un hospital de campaña” para los heridos, como es la idea del papa Francisco?
¿Por qué no nos decidimos a abrir las puertas de nuestras iglesias mucho más ampliamente? ¿Qué hay en la raíz de nuestra reticencia? ¿Miedo de ser demasiado generosos con la gracia de Dios? ¿Miedo de contaminación? ¿De escándalo?
Uno se pregunta si más gente, especialmente los jóvenes y los alejados, adornarían nuestras iglesias hoy si fuéramos percibidos en la mentalidad popular precisamente como siendo refugios para los que están en búsqueda, para los confusos, los heridos, los desgarrados y los no religiosos, más bien que como lugares sólo para los que ya están sólidos religiosamente y cuya búsqueda religiosa ya está completada.
Ron Rolheiser (Trad. Benjamin Elcano, cmf) - Lunes, 19 de diciembre de 2016
ronrolheiser.com/  /  Todos sus artículos en ciudadredonda

Alégrate, celebra y contagia a los demás...




Fuente: Odres Nuevos