¿Por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”


Fiesta de la Sagrada Familia


BELÉN DE LA VIDA
Por Joan Manuel Serrat.
¡¡Cómo hacer todos juntos un Belén, la Navidad de la vida!!


NAVIDAD
Por José Luis Perales.
“Mientras haya ternura, habrá Navidad”.

Gracias a: Rezando Voy / Fe Adulta

El doble mensaje de Navidad. Navidad 2018

Nunca he estado de acuerdo con algunos de mis amigos activistas que envían tarjetas de Navidad con mensajes tales como: ¡Que la paz de Cristo te inquiete! ¿No podemos tener un día al año para ser felices y celebrarlo sin que nuestras ya infelices personas sean agitadas con más culpa? ¿No es la Navidad un tiempo en que podemos regocijarnos siendo niños de nuevo? Además, como dijo Karl Rahner una vez, ¿no es la Navidad un tiempo en que Dios nos da permiso para ser felices? ¿Por qué no?
Bueno, eso es complejo. La Navidad es un tiempo en que Dios nos da permiso para ser felices, cuando el mensaje de Dios habla por la voz de Isaías y dice: “¡Consolad a mi pueblo. Decid palabras de consuelo!” Pero la Navidad es también un tiempo que señala que, cuando Dios nació hace dos mil años, ese día no hubo sitio en ningún hogar ni lugar normal para que él naciera.  No hubo lugar para él en la posada. Las atareadas vidas y las expectativas de la gente les privaron de ofrecerle un lugar para nacer. Eso  no ha cambiado.
Pero primero, la consolación de su nacimiento: Hace algunos años, participé en un numeroso sínodo diocesano. En un momento determinado, el animador encargado de él nos hizo dividir en pequeños grupos y a cada grupo se le pidió que respondiera a esta pregunta: ¿Cuál es la cosa más importante con que la Iglesia debería desafiar al mundo ahora mismo?
Los grupos redactaron un informe y cada grupo señaló algún importante desafío espiritual o moral: “Necesitamos desafiar a nuestra sociedad hacia más justicia”. “Necesitamos desafiar al mundo a tener verdadera fe y no confundir la palabra de Dios con sus propios deseos”. “Necesitamos desafiar  a nuestro mundo hacia una ética sexual más responsable. Hemos perdido nuestro camino!”. Admirables, necesarios desafíos todos ellos. Pero ningún grupo volvió y dijo: “¡Necesitamos desafiar al mundo a recibir el consuelo de Dios!” Por supuesto, hay a nuestro alrededor mucha injusticia, violencia, racismo, sexismo, avaricia, egoísmo, irresponsabilidad sexual y fe egoísta; pero la mayoría de los adultos de nuestro mundo está también viviendo con mucho dolor, ansiedad, desánimo, fracaso, depresión y culpa no resuelta. Dondequiera que miráis, veis corazones duros. Además, tanta gente que vive con daño y desánimo no ve a Dios y la Iglesia como una respuesta  a su dolor, sino más bien como de alguna manera parte de su causa.
Así, nuestras Iglesias, al predicar la palabra de Dios, necesita primero asegurar al mundo el amor de Dios, el interés de Dios y el perdón de Dios. Antes de hacer ninguna otra cosa, la palabra de Dios debe consolarnos; en verdad, ser la última fuente de toda confortación. Sólo cuando el mundo conozca el  consuelo de Dios, aceptará el consecuente desafío.
Y ese desafío, entre otros, es entonces hacer sitio a Cristo en la posada, esto  es, abrir nuestros corazones, nuestros hogares y nuestro mundo como lugares a donde Cristo puede venir y vivir. Desde la nada despreciable distancia de dos mil años, hacemos demasiado fácilmente un juicio mordaz sobre la gente que vivía en el tiempo del nacimiento de Jesús, por no lograr reconocer aquello de lo que María y José eran portadores, por no proporcionar un lugar adecuado para que Jesús naciera y por no reconocerlo después como Mesías. ¿Cómo pudieron ser tan ciegos? Pero ese mismo juicio  se está haciendo siempre de nosotros. Nosotros tampoco  hacemos sitio en nuestras propias posadas.
Cuando una nueva persona nace en este mundo, ocupa un espacio donde antes no había nadie. A veces esa nueva persona es cálidamente acogida, y se crea al instante un espacio agradable y cordial; entonces todos los que están junto a él se encuentran felices por esta nueva venida. Pero no siempre es ese el caso; a veces, como en el caso de Jesús,  no hay espacio creado para que la nueva persona entre en el mundo, y su presencia es mal acogida.
Hoy vemos esto (lo cual constituirá un juicio sobre nuestra generación) en la resistencia, existente casi en todo el mundo, a acoger a los nuevos inmigrantes, a hacerles sitio en la posada. Naciones Unidas  estima que hoy día hay 19’5 millones de refugiados en el mundo, personas a las que nadie acogerá. ¿Por qué no?  No somos mala gente, y la mayoría de las veces somos capaces de ser maravillosamente generosos. Pero dejar a esta riada de inmigrantes entrar en nuestras vidas nos estorbaría. Nuestras vidas tendrían que cambiar. Perderíamos algunas de nuestras actuales comodidades, muchas de nuestras viejas familiaridades y algunas de nuestras seguridades.
No somos mala gente, ni fuimos aquellos posaderos de hace dos mil años que, no reconociendo lo que se estaba desarrollando en inculpable ignorancia, despacharon a María y José. Siempre he alimentado una secreta simpatía por ellos. Tal vez porque estoy aún, sin saberlo, haciendo exactamente lo que ellos hicieron. A un amigo mío le gusta decir: “Estoy en contra de que se permita entrar a más inmigrantes… ahora que nosotros estamos dentro”.
La paz de Cristo, el mensaje dado en el nacimiento de Cristo y las torcidas circunstancias de su nacimiento, si son entendidas, no pueden sino perturbarnos. Que nos traigan también profunda consolación.
Ron Rolheiser (Trad. Benjamin Elcano, cmf) - Martes

Abre tu corazón al inmenso amor de Dios, que sorprende y transforma, que interroga y reta, que sana y prepara.


Calendario de Adviento

Queridos hermanos:
que el Dios que actúa en lo pequeño y lo escondido, 
nos ayude este Adviento 
a mantener iluminado nuestro corazón para recibirlo. 
Un fuerte abrazo: Nacho y Patricia.

“Les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo”

Hace mucho frío sobre la tierra... 
Los cielos están tan bordados de estrellas que solamente se adivina el fondo azul oscuro de la bóveda celeste, inundada de tinieblas.
En la tierra…una estrella de las más pequeñas del inmenso sistema planetario… están ocurriendo esta noche prodigios que asombran a los ángeles…: un Dios que por amor al hombre desciende humillado en carne mortal y nace de una mujer (Lc. 1,30-31), en una estrella de las más pequeñas… de las más frías, en la tierra…
Los hombres también tienen hielo en sus corazones. 
Nadie acude a presenciar el milagro del nacimiento de Dios. Solamente se reduce el mundo entero, a una mujer que se llama María, a un hombre de ojos azules, que se llama José, y a un Niño recién nacido que envuelto en pañales, abre por primera vez los ojos entre el aliento de un asno y un buey, y apoyado entre un puñado de pajas, que la pobreza de José, y la solicitud y el amor de María, le han procurado.
El mundo entero duerme inconsciente el pesado sueño de la carne… Hace mucho frío esta noche en las tierras de Judá… Las estrellas que bordan los cielos, son los ojos de los ángeles que cantan el “Gloria a Dios en las alturas”…, canto hecho para Dios, oído por unos pastores, que vigilan sus rebaños y acuden a adorar con sus almas infantiles, a Jesús que acaba de nacer…
La primera lección del amor de Dios… Y aunque mi alma no tiene la castidad de José ni el amor de María,ofrecí al Señor mi pobreza absoluta de todo, mi alma vacía; y si no le entoné himnos como los ángeles, procuraré cantarle coplas de pastores…, la canción del pobre, del que nada tiene, la canción del que sólo miserias puede ofrecer a Dios… Pero no importa, pues las miserias y flaquezas ofrecidas a Jesús por un corazón de veras enamorado, son aceptadas por Él, como si fueran virtudes… Grande…, inmensa es la misericordia de Dios. Mi carne mortal, no oye las alabanzas del cielo, pero mi alma divina, que también hoy como entonces, los ángeles miran asombrados a la tierra y entonan el “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938) Antiguo alumno de Jesuitas de Oviedo. Escritos espirituales, 27/12/1936

Prepárate junto a tu familia, canta, celebra y brinda por la llegada del Salvador


Calendario de Adviento

Queridos hermanos:
que el Dios que actúa en lo pequeño y lo escondido, 
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a mantener iluminado nuestro corazón para recibirlo. 
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Pon tu pequeñez en las manos de Dios y observa cómo la hace florecer


Calendario de Adviento

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nos ayude este Adviento 
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Un fuerte abrazo: Nacho y Patricia.

Alégrate porque Dios está siempre contigo, comparte esa alegría con los demás


Calendario de Adviento

Queridos hermanos:
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nos ayude este Adviento 
a mantener iluminado nuestro corazón para recibirlo. 
Un fuerte abrazo: Nacho y Patricia.

Pide a Dios que aumente tu fe


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Un fuerte abrazo: Nacho y Patricia.

Fuera de la ciudad

Dios -según parece- está a favor de los indefensos, los que no cuentan, los niños y los extranjeros sin recursos ni lugar al que ir.
Por eso Jesús nació fuera de la ciudad, en un establo, inadvertido, fuera de toda fanfarria, lejos de todos los principales medios y lejos de todas personas y acontecimientos que se consideraban importantes en aquel tiempo, humilde y anónimo. Dios actúa así. ¿Por qué?
En la ópera rock Jesucristo Superstar,se le hace a Jesús esta pregunta: ¿Por qué escoges un tiempo tan atrasado como ese en esa tierra extraña? Si hubieras venido hoy, podrías haber llegado a toda una nación. Israel, en el siglo IV a. de C., no tenía la menor comunicación.
La escritura responde diciéndonos que los caminos de Dios no son nuestros caminos y nuestros caminos no son los caminos de Dios.Eso es verdad aquí. Nosotros tenemos inclinación a entender el poder según funciona en nuestro mundo: funciona por la popularidad, por los medios de masas, por los privilegios históricos, por la influencia financiera, por una educación superior, por el genio idiosincrático y, no raramente, por la cruda agresión, la avaricia y la insensibilidad a las necesidades de otros y de la naturaleza.
Pero incluso una rápida lectura de la escritura nos dice que ese no es el modo como actúa Dios. El Dios que Jesús encarna no entra en este mundo con una enorme expectación, como un nacimiento regio ansiosamente anticipado y después anunciado por el mercado de todos los principales medios, con fotos de él y sus padres en la portada de todas revistas populares, con predicciones universales en cuanto a su grandeza e influencia futura, y luego con el privilegiado acceso a las mejores instituciones educativas y círculos de poder e influencia.
Claramente, claramente, esa no es la historia del nacimiento de Jesús ni de cómo se desenvolvió su vida. Dios, como muestra la escritura, actúa más por el anonimato que por los titulares, más por los pobres que por los poderosos, y más por los que están fuera de los círculos del poder que por los que están dentro de ellos. Cuando examinamos cómo actúa Dios, vemos que no es por casualidad que Jesús nació fuera de la ciudad y que, después de ser crucificado, fue enterrado también fuera de la ciudad.
La actuación de Dios en nuestro mundo generalmente no produce titulares. Dios nunca irrumpe en nuestro mundo ni en nuestra conciencia por llamativo despliegue de poder. Dios actúa más discretamente, en calma, tocando el alma, tocando la conciencia y tocando esa parte previamente tocada dentro de nosotros donde aun inconscientemente llevamos el recuerdo de haber sido tocados una vez, mucho tiempo antes de nacer, acariciados y amados por Dios. Por eso Cristo nació en este mundo como niño y no como superestrella, como alguien cuyo único poder fue la capacidad de tocar y ablandar los corazones de los que estaban junto a él. Los niños no presionan a nadie física, intelectual, ni atléticamente. Descansan desvalidos y lloran pidiendo amor y cuidado. Por eso, paradójicamente, al final del día, están más fuertes que ningún otro. Ningún poder físico, intelectual ni atlético puede al fin tocar la conciencia humana como lo puede un niño (y similares aspectos de inocente desamparo: un pájaro herido, un gatito abandonado, un niño pequeño solo y lloroso). Lo que hay de mejor en nosotros se enciende, sanamente, en presencia de la impotencia e inocencia.
Por eso Dios entra en nosotros mansamente, inadvertido. Sin gran aparato. Por eso también Dios tiende a evitar los círculos de poder para favorecer a los abandonados y vulnerables. Por ejemplo, cuando el Evangelio de Lucas refiere cómo Juan Bautista vino para ser bendecido especialmente, eso da un golpe mordaz a los poderes cívicos y religiosos de su tiempo. Llama a todos los principales líderes civiles y religiosos de aquel tiempo (los gobernantes romanos, los reyes de Palestina y los sumos sacerdotes religiosos) y luego les dice francamente que la palabra de Dios los evitó a todos ellos y vino, en cambio, a Juan, un eremita, que vivía en el desierto (Lc 3, 1-3). Según el Evangelio, el desierto es donde mejor encontramos y experimentamos la presencia de Dios, porque Dios tiende a evitar los centros de poder e influencia para encontrar, en cambio, un lugar en los corazones de los que están fuera de esos círculos.
Se ve esto también, aunque se admite que sin el mismo peso teológico que se manifiesta en la escritura, en las diferentes apariciones de María, la madre de Jesús, que han sido aprobadas por la iglesia. ¿Qué tienen de común todas ellas? María nunca se ha aparecido a un presidente, a un papa, a un gran líder religioso, a un banquero de Wall Street, al director general de una gran compañía, ni siquiera a un teólogo universitario en su estudio. A ninguno de estos. Se ha aparecido a niños, a una mujer joven de ninguna importancia terrena, a un campesino iletrado y a varias otras personas de ningún estatus mundano.
Nosotros nos inclinamos a entender que el poder reside en la influencia financiera, el dominio político, el talento carismático, la influencia de los medios, la fuerza física, la destreza atlética, la gracia, la salud, el ingenio y el atractivo. Superficialmente, esa evaluación es bastante precisa; y, verdaderamente, ninguno de ellos es malo en sí mismo. Pero, mirado más profundamente, como vemos en el nacimiento de Cristo, la palabra de Dios evita los centros de poder, y anida, en cambio, en los corazones y conciencias de los que están fuera de la ciudad.
Ron Rolheiser (Trad. Benjamin Elcano, cmf) - Martes

No temas la palabra de Dios...



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Confía en el plan de Dios para ti, aunque a veces no lo comprendas


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Repasa tu historia dando gracias por lo vivido


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Sólo Dios quiso ser niño


"Todo niño quiere ser hombre.
Todo hombre quiere ser rey.
Todo rey quiere ser Dios.
Sólo Dios quiso ser niño"

Felicitación navideña 2018



"Os traigo una Buena Noticia, la alegría para todo el pueblo: 

Hoy os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor" (Lc 2, 10-11)


La Parroquia del Corazón de María y la Comunidad de Misioneros Claretianos
les desea a todos ustedes
Feliz Navidad y Año Nuevo


Cuida a los que te rodean, especialmente a los más pequeños


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Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?


Domingo 3º de  Adviento




Gracias a: Rezando Voy

Recuerda a quienes han sido profetas de Dios en tu vida

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La Virgen preñada, viene camino, ¿si le dais posada? Del Verbo Divino,

Queridos amigos:
la Virgen preñada,
viene camino,
¿si le dais posada?
Del Verbo Divino,

Con esta sencilla letra de San Juan de la Cruz cuya memoria hoy celebra la Iglesia y el canto de Amancio Prada, podemos seguir adentrándonos en el camino de Adviento.
Con toda serenidad, la música y la repetición nos recuerdan también el papel de nuestra libertad en este Misterio de Dios: “si le dais posada”. Dios es quien viene, Dios lo hace, Dios es principio y fin. Pero este mismo Dios se sujeta a sí mismo a nuestra libertad: “si le dais posada”.
Isaías lo dice también en la primera lectura: “si atiendes sus mandatos”. O como dice el salmo: “si le sigues”.
Ahí reside la sabiduría: elegir con libertad seguirle, cumplir su querer sin atropellos, sin violencia, sin pasar factura ni a Dios ni a ti ni a los demás. No por alcanzar beneficios o premios sino porque hemos gustado ya que cuando lo hacemos, nuestra paz es como un río, nuestra justicia como olas del mar y encontramos luz en mitad de muchas sombras.
Lo contrario es andar al aire de idas y venidas, pero todo sin raíces, con la misma superficialidad. Como los niños del evangelio que nos tocan y no bailamos, se lamentan y no lloramos. Es decir, no sabemos ni lo que queremos. Nada nos va bien y perdemos la sensibilidad para empatizar con todos. En todo encontramos alguna pega y no precisamente para ser constructivos. Ni contigo ni sin ti, -dice el refrán-, tienen mis males remedio, contigo porque me matas, sin ti porque yo me muero.
No sé si llegamos a tal grado, pero ciertamente, nuestro mal reside en nosotros, no en los que nos rodean que no llegan nunca a complacernos. Ni siquiera Dios. Preguntémonos, quizá, dónde está la raíz de mis insatisfacciones, esa que no me deja ni bailar ni llorar, ni aplaudir al que canta ni valorar al que calla. Es decir, no me deja esperar nada. Y eso, en la vida y en Adviento, puede ser un problema.
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz Fuente

Celebra y comparte la felicidad en Dios con tus hermanos


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