Solemnidad de Todos los Santos (1 de Noviembre)



Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor




El hastío. Un defecto en nosotros mismos. Ron Rolheiser

En 2011, un libro de una escritora joven, Bieke Vandekerckhove, ganó el premio como el Libro Espiritual del Año en su nativa Bélgica. Titulado El sabor del silencio, el libro registra sus propias luchas después de serle diagnosticada, a la edad de diecinueve años, esclerosis lateral amiotrófica (ALS), comúnmente llamada enfermedad de Lou Gehrig, una situación neurológica degenerativa de la que siempre se sigue un masivo debilitamiento del cuerpo de uno y casi siempre acaba en muerte no mucho después. Para la vibrante joven, diagnosis nada fácil de aceptar.
Pero, después de una profunda depresión inicial, encontró sentido en su vida a través de la meditación, el silencio, la literatura, el arte, la poesía y, no lo menos, a través de una relación que al fin la condujo al matrimonio. Inesperadamente también su enfermedad fue debilitándose, y ella vivió otros veinte años. Entre los muchos ricos aspectos que comparte con nosotros, ofrece una interesante reflexión sobre el hastío.
Discutiendo el fenómeno generalizado del hastío hoy, ella destaca una ironía, a saber, que el aburrimiento está creciendo entre nosotros aun cuando estamos produciendo diariamente toda clase de artilugios para ayudar a evitarlo. Dado que hoy llevamos en nuestras manos aparatos tecnológicos que nos unen a todo desde noticias diarias del mundo hasta fotos de nuestros seres queridos jugando con sus niños, ¿no deberíamos estar aislados contra el hastío? Irónicamente, parece que es verdad lo  contrario. Todos esos artilugios no están aliviando nuestro aburrimiento. ¿Por qué no? Nosotros aún luchamos con el aburrimiento porque toda la estimulación del mundo no contribuye necesariamente a darle sentido. El sentido y la felicidad -sugiere ella- no consisten tanto en encontrarse con gente interesante y exponerse a cosas interesantes; más bien consisten en tener un interés más profundo en las personas y en las cosas.
La palabra interés se deriva de dos palabras latinas: inter (dentro) y esse (ser), que, cuando son combinadas, significan estar dentro de algo. Las cosas nos resultan interesantes cuando estamos lo suficientemente interesados en ellas para entrar de hecho en ellas. Y nuestro interés no está afirmado necesariamente en cómo estimular naturalmente algo está en eso mismo, aunque se admite que ciertos eventos y experiencias puedan ser tan poderosos como para captar literalmente nuestro interés. Eso es lo que explica nuestro fuerte interés en los mayores acontecimientos mundiales, partidos de campeonatos deportivos, celebraciones de premios de academia, como también nuestra insana obsesión con la vida privada de nuestras celebridades. Ciertas personas, cosas y sucesos nos interesan naturalmente y queremos estar “dentro” de esas vidas y eventos.
Pero las mayores historias de noticias mundiales, acontecimientos deportivos de campeonatos, los premios de academia y las vidas privadas de nuestras celebridades no son nuestro alimento diario, nuestra mesa familiar, nuestro lugar de trabajo, nuestro abono para trabajar, nuestro servicio de iglesia, nuestra venta de artículos del vecindario, nuestra rutina diaria, nuestro pan de cada día. Y es aquí donde tendemos a sufrir el hastío porque es aquí donde tendemos a no estar profundamente dentro de la realidad de la gente y de acontecimientos, con los cuales estamos obrando recíprocamente. Es aquí donde frecuentemente sentimos la vida como insulsa, aburrida y rutinaria. Pero, al final del día, luchamos con el hastío no porque nuestras familias, lugares de trabajo, compañeros, vecinos, iglesias y amigos no sean interesantes. Estamos hastiados porque nos encontramos internamente demasiado empobrecidos, distraídos o auto-centrados para tener verdadero interés en ellos. La experiencia no es lo que nos sucede, es lo que hacemos con lo que nos sucede. Así se expresa Einstein.
Vandekerckhove destaca además otra ironía: Es irónico que tendamos a luchar con el hastío y aburrimiento cuando estamos en la flor de nuestras vidas, sanos y trabajando; mientras que la gente como ella, que ha perdido su salud y está reflejando la muerte en su rostro, encuentra con frecuencia las más ordinarias experiencias en la alegría de la vida.
Sus puntos de vista tienen mucha semejanza con los de Rainer Maria Rilke en su libro Cartas a un poeta joven. Como Vanderkerckhove, él también sugiere que el hastío resulta un defecto por nuestra parte, una mirada desinteresada. En su correspondencia con un joven poeta aspirante, hace suya la queja del joven de que él, el joven, no estuvo suficientemente expuesto a la clase de experiencias que generan poesía porque vivió en una pequeña ciudad donde nunca parecía suceder nada interesante. Continuó confesando que él envidiaba a Rilke, que viajó extensamente a lo largo de Europa y se encontró con todas clases de gente interesante. Para él, los puntos de vista poéticos de Rilke eran muy reafirmados por el hecho de que anduvo por grandes ciudades, se encontró con gente interesante y tuvo estímulos de modos a los que un joven nunca podría esperar aproximarse en una ciudad pequeña.
La contestación a este joven ha venido a ser una clásica respuesta a la cuestión del hastío: “Si tu vida diaria parece pobre, no eches la culpa a ella; cúlpate a ti mismo, reconócete que no eres lo bastante poeta como para hacer que salgan sus riquezas; pues para el creador no hay pobreza ni un pobre lugar indiferente”.

Encontrar interesante la vida no depende de dónde estás tú ni con quién te encuentras sino más bien de tu propia capacidad para ver profundamente dentro de las cosas. La vida en todos sitios es lo suficientemente rica para ser interesante; pero nosotros, por nuestra parte, debemos estar interesados.
Ron Rolheiser (Trad. Benjamin Elcano, cmf) - Lunes, 31 de octubre de 2016
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¿Por qué celebrar la fiesta de todos los santos, en lugar de Halloween? Explicado a los niños

Los católicos estamos de fiesta porque el 1º de noviembre se celebra a todos los santos. Esa es la verdadera fiesta de estos días, celebrar a los monstruos y a las brujas no es de cristianos. Pero ¿Quiénes son los santos?
Los santos no son personas diferentes de nosotros, en todos los tiempos ha habido santos, de diferente edad, unos niños, otros jóvenes, adultos, viejitos, hay santos y hay santas, unos flaquitos, otros gorditos, unos muy inteligentes otros muy sencillos, algunos han nacido muy ricos otros fueron muy pobres, unos son blancos otros negros, unos han sido santos desde pequeños, otros llevaron una vida en la que no conocían a Dios, y se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús, cambiaron, y decidieron ser felices siguiéndolo.
Todos, pero todos, estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el Don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo. El Don de la Fe es más grande que todos los súper poderes de tus héroes favoritos y además es de verdad. Pero la fe no es para tener unos músculos muy fuertes, o para poder volar, o ver a través de las paredes, ni para golpear a nadie.
Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.
Vamos ahora a conocer algunos de ellos.
Hace un tiempo hubo un niño llamado Domingo Savio, que desde muy chiquito entendió que ser amigo de Jesús era lo más importante en la vida. El día que hizo su primera comunión, escribió en un papelito: "Mis amigos serán Jesús y María, me confesaré y comulgaré los domingos y días de fiesta, prefiero morir antes que pecar". Quería hacer la voluntad de Dios en todo. Un día un maestro preguntó en el recreo a todos los niños: "Si supieran que hoy iban a morir ¿qué harían?, uno contestó "correría con mi mamá", otro dijo: "yo iría a la Iglesia a rezar y a confesarme", y Domingo dijo: "seguiría jugando porque en este momento esa es la voluntad de Dios". Era un niño alegre, feliz, porque amaba a Jesús.
Santa Teresita, también amaba mucho a Jesús y a María Santísima, tenía muchas hermanas y todas ellas quisieron consagrarse al Señor. Ella siempre supo que todas las cosas pequeñas, oraciones, trabajos, servicios hechos con amor eran lo que agradaba a Dios, un día le dijo a Jesús que ella quería ser su "pelotita" para que el niño Jesús jugara con ella. Cuando recibía la Sagrada Comunión era la más feliz del mundo. Era buena con todos y buscaba hacer favores a las personas que no sabían dar las gracias y eso le costaba trabajo pero se lo ofrecía a nuestro Señor. Rezaba como quien platica con el mejor de los amigos porque conocía muy bien quien era Jesús.
San Agustín fue un gran santo, pero él no siempre se portó bien, hacía sufrir a su mamá con su mal comportamiento, pero su mamá que era muy santa, se llamaba Mónica, rezaba mucho para que su hijo conociera a Jesús, y el día que Agustín encontró a Jesús en su vida se llenó de tanta alegría que ya no quiso nunca más pecar, fue con su mamá y juntos rezaron y dieron gracias a Dios. San Agustín llegó a ser Obispo y tenía tanta confianza en el amor de Dios que le decía: "Señor, nos creaste para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti". Pensaba y meditaba en las cosas de Dios, escribió muchos libros que ahora en la Iglesia sirven de guía para todos los cristianos. Decía también: "Ama y haz lo que quieras", porque sabía muy bien, que cuando se ama a Dios sólo harás lo que le agrada.
La Madre Teresa de Calcuta, quiso agradar a Jesús sirviendo a los más pobres, a los que nada tenían, a los que no podían pagar con nada, cuidaba con mucho amor a los enfermos porque decía que en los enfermos más pobres encontraba a Jesucristo. Todas las mañanas asistía a Misa, y comulgaba, para que todo lo que hiciera en el día fuera obra de Jesús. Cuando ya estaba muy viejita, seguía trabajando, hablaba a mucha gente, a los presidentes de los países, a los sacerdotes a personas de todo el mundo y los invitaba a que cuidaran la vida de todas las personas, sobre todo la de los niños. Ella rezaba siempre el Santo Rosario porque así siempre tenía la ayuda de la Virgen María.
Otros santos, han ido a lugares muy lejanos donde no se conoce a Jesús y les enseñan a amar a nuestro Señor, a ellos se les llaman Misioneros, algunos han muerto dando su vida por la fe, estos son los Mártires. Otros se han dedicado a cuidar a los enfermos, a los pobres, algunos fundaron colegios para que los niños se educaran y conocieran a Jesús.  Otros se han quedado en su ciudad y en su casa pero han hecho la voluntad de Dios y se han mantenido en su amistad. Algunos santos son muy conocidos por todos, pero hay otros que nadie conoce, más que Dios. Otros que han estado enfermos le entregan a Jesús todos sus sufrimientos, y así, nos encontramos que aunque los santos no salen mucho en la televisión ni los periódicos nos hablan de ellos, están haciendo que en el mundo brille la gloria de Dios.
Los nombres que tenemos muchas veces son los nombres de algún santo o santa, son nuestros patronos, por ejemplo, San Carlos, Santa Teresa, Santa Cecilia, San Pedro, San Juan, San Alberto etc.
Los santos, o sea los que ya están en el cielo porque vivieron su bautismo, a ellos se les veneran porque son:
Modelo: Porque viendo lo que ellos hicieron para ser amigos de Dios nosotros los podemos imitar.
Estímulo: Porque ellos, lucharon como ahora nosotros y ya gozan de la herencia a la que también nosotros estamos llamados.
Intercesores: Son amigos y hermanos nuestros y grandes bienhechores a quienes podemos recurrir suplicándoles que hagan valer su influencia ante Dios en ayuda de nuestras necesidades. Fuente: Aciprensa

Halloween: El problema no está en disfraces o dulces sino en glorificar el mal

El P. Vincent Lampert, exorcista y párroco en la Arquidiócesis de Indianápolis, afirmó en diálogo con ACI Prensa que los padres deben recordar los orígenes cristianos de Halloween y hacer una celebración consecuente en la Víspera de Todos los Santos “en vez de glorificar al mal”.
"En última instancia, no creo que haya nada malo con que los niños se pongan un traje, se vistan de vaquero o Cenicienta y pasen por el barrio pidiendo dulces. Es una diversión sana”, dijo el P. Lampert.
El sacerdote aseguró que el peligro radica en los trajes que glorifican el mal deliberadamente e infunden miedo, o cuando las personas pretenden “obtener poderes especiales” a través de la magia y brujería, inclusive por mero entretenimiento.
"En el libro de Deuteronomio, en el capítulo 18, se habla de no intentar consultar a los espíritus de los muertos, tampoco a los que practican magia, brujería o actividades afines. Aquello sería una violación de un mandamiento de la Iglesia, al colocar otras cosas por delante de la relación con Dios".
"Y ese sería el peligro de Halloween. Que de alguna manera Dios se pierde en todo esto, que la connotación religiosa se pierda y finalmente la gente glorifique el mal", añadió.
También dijo que es importante recordar que el diablo y los espíritus malignos no tienen ninguna autoridad adicional en Halloween, aunque lo parezca.
"El diablo actúa por lo que la gente hace, no porque este haga algo por sí mismo. Tal vez por la forma en que se celebra ese día, en realidad se invita a que el mal entre a nuestras vidas", dijo.
Finalmente el P. Lampert aseguró que una de las mejores cosas que los padres pueden hacer es utilizar Halloween como un momento de aprendizaje y explicar a los niños “por qué ciertas prácticas no conducen a nuestra fe e identidad católica”. Fuente: Aciprensa

8 cosas que todo cristiano debe saber sobre Halloween

¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica”, advirtió el Papa Francisco en abril del 2014.
Cercanos a la noche de Halloween, que se celebra cada 31 de octubre, compartimos 8 cosas que todo cristiano debe saber sobre esta fiesta pagana que poco a poco se ha expandido en todo el mundo.
1. El origen del nombre
La Solemnidad de todos los Santos es el 1 de noviembre y en la Iglesia se empieza a celebrar desde la noche anterior. Por ello la noche del 31 de octubre, en el inglés antiguo, era llamada “All hallow’s eve” (víspera de todos los santos). Más adelante esta palabra se abrevió a “Halloween”.
2. Las raíces celtas
Ya en el siglo VI A.C., los celtas del norte de Europa celebraban el fin de año con la fiesta de “Samhein” (o La Samon), festividad del sol que se iniciaba la noche del 31 de octubre y que marcaba el fin del verano y de las cosechas. Al respecto, ellos creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los muertos retornar a la tierra, fomentando un ambiente de terror.
Según la religión celta, las almas de algunos difuntos se encontraban dentro de animales feroces y podían ser liberadas con sacrificios de toda índole a los dioses sacrificios, incluyendo sacrificios humanos. Una forma de evitar la maldad de los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos era disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibido ante sus miradas.
3. Su mezcla con el cristianismo
Cuando los pueblos celtas fueron cristianizados, no todos renunciaron a sus costumbres paganas. Asimismo, la coincidencia cronológica de la fiesta pagana del “Samhein” con la celebración de todos los Santos y la de los difuntos, al día siguiente (2 de noviembre), hizo que las creencias cristianas se mezclaran con las antiguas supersticiones de la muerte.
A través del arribo de algunos irlandeses a Estados Unidos, se introdujo en este país el Halloween, que llegó a ser parte del folklore popular del país norteamericano. Luego, incluyéndose los aportes culturales de otros migrantes, se introdujo la creencia de las brujas, fantasmas, duendes, drácula y diversos monstruos. Más adelante esta celebración pagana se propagó a todo el mundo.
4. Una de las principales fiestas satánicas
Según el testimonio de algunas personas que practicaron el satanismo y luego se convirtieron al cristianismo, Halloween es la más importante fiesta para los cultos demoníacos porque se inicia el nuevo año satánico y es como una especie de “cumpleaños del diablo”. Es en esta fecha que los grupos satánicos sacrifican a jóvenes y especialmente a niños porque son los preferidos de Dios.
5. ¿Truco o Dulce?
En Halloween los niños y no tan niños se suelen disfrazar de seres horribles y temerarios y van de casa en casa exigiendo “trick or treat” (truco o dulce). La creencia es que, si no se les da alguna golosina, los visitantes harán una maldad al residente del lugar. Hay quienes consideran que los inicios de esta costumbre están en la persecución que se hacía a los católicos en Inglaterra, donde sus casas eran presa de amenazas.
6. Jack y la calabaza
Existe una antigua leyenda irlandesa, en la que se cuenta de un hombre llamado Jack que había sido tan malo en vida que supuestamente no podía ni entrar al infierno por los demasiados trucos que le había jugado al demonio. Es así que tuvo que permanecer en la tierra vagando por los caminos con una linterna, hecha de un vegetal vacío con un carbón encendido.
La gente supersticiosa para ahuyentar a Jack ponía una linterna similar en la ventana o al frente de su casa. Más adelante, cuando esto se popularizó, el vegetal para hacer la linterna pasó a ser una calabaza con agujeros en forma del rostro de una calavera o bruja.
7. Un gran negocio
Hollywood ha contribuido con la expansión celebrativa del Halloween a través de sus numerosas películas en las que la violencia gráfica y asesinatos crean en el espectador un estado morboso de ansiedad y angustia, provocando muchas veces una idea errónea de la realidad. Asimismo, las máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos son motivo para que algunos empresarios fomenten el “consumo del terror” y saquen su provecho económico de esta “moda” norteamericana.
8. La fiesta de disfraces
Según el Padre Jordi rivero, gran apologeta, celebrar una fiesta con disfraces no es intrínsecamente malo, siempre y cuando se cuide que el disfraz no vaya en contra del pudor, del respeto por lo sagrado y de la moral en general.
Es por ello que en los últimos años ha ido en aumento la celebración alternativa del “Holywins” (la santidad vence), que consiste en disfrazarse del Santo o Santa favorito y participar la noche del 31 de octubre en diversas actividades de la parroquia, como Misas, vigilias, grupos de oración por las calles, adoración eucarística, canto, música y baile en “clave cristiana”. Fuente: Aciprensa

Hoy ha llegado la salvación a esta casa



Domingo XXXI del Tiempo Ordinario

Confirmaciones 2016

El pasado viernes 28 de octubre de 2016 hemos celebrado el sacramento de la Confirmación de 65 jóvenes. 
Una iglesia llena de familiares y amigos los ha arropado y posteriormente participado de un ágape en común. 
Agradecemos sinceramente la colaboración de todos y muy especialmente del grupo de catequistas que paciente y eficazmente les han formado y acompañado durante estos 3 años de preparación. 
Les recordamos que todas las fotos que han sido tomadas durante la celebración, estarán, pasados unos días, disponibles en el despacho del padre Sotillos.



Pulsando sobre este enlace podrán acceder a un álbum compartido de fotos de grupo y al que usted puede añadir sus propias fotos, preferiblemente de grupo.

AVISOS


1. Las Misas del 1 de noviembre son como los domingos.
2. El día 2 día de los difuntos, a las 20:00 h., tendremos un funeral comunitario por los difuntos de la Comunidad de claretianos y por los de la parroquia.
3. El viernes próximo después de la Misa de las 20:00 h. dará un concierto un grupo africano llamado "Abataano", que ofrecerá sus discos.
4. En la colecta de Domund se recaudaron 6.330 €



No cultivar la impaciencia

Hace treinta y cuatro años, cuando lancé esta columna, nunca habría dicho esto: La impaciencia no es algo que deba ser cultivado, a pesar de lo romántico que podría parecer. No confundáis a Jesús con Hamlet, la paz con la inquietud, la hondura con el desagrado ni la paz genuina con la ansiedad existencial del artista. La impaciencia en nosotros no necesita ser fomentada; produce suficiente estrago por sí misma.
Pero yo soy converso tardío para este modo de ver. Desde la más tierna infancia hasta incluso la media edad, viví un romance con la impaciencia, con el estoicismo, con ser el forastero solitario, con ser el único en la reunión que encontraba todo demasiado superficial para ser real. Tal vez eso contribuyó a que optara por el seminario y el sacerdocio; ciertamente eso ayuda a explicar por qué titulé esta columna En el exilio. Durante la mayor parte de mi vida, he equiparado impaciencia con profundidad, como algo que debe ser cultivado.
Esto me vino naturalmente, y a todo lo largo del camino he encontrado valerosos guías que me ayudaron a cargar mi soledad en ese camino. Durante mis años de bachillerato, estuve intrigado con Hamlet, de Shakespeare. Lo memoricé virtualmente. Hamlet representaba la profundidad, la intensidad y la aventura; no era un bebedor de cerveza. Para mí, él era el profeta solitario, radiante profundidad más allá de la superficialidad
En los años de seminario, me gradué en Platón (“Estamos encendidos en la vida con una locura que viene de los dioses y nos hace creer que podemos alcanzar un gran abrazo, hacernos inmortales y contemplar lo divino”); en Agustín (“Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti”); en Juan de la Cruz (“Vamos por la vida encendidos por urgentes anhelos de amor”); en Karl Rahner (“En la angustia de la insuficiencia de todo lo accesible, aprendemos que aquí, en esta vida, no hay ninguna sinfonía acabada”). Leer a estos pensadores me ayudó a poner mi juvenil romanticismo bajo una alta valla simbólica.
Junto con estos escritores, estuve muy influido por algunos novelistas que me ayudaron a infundir en mí la idea de que la vida debe ser vivida con una tal intensidad interior y alto romanticismo como para excluir cualquier simple satisfacción en el estado normal de la vida, los placeres y los gozos domésticos de todos los días. Para mí, los personajes de Nikos Kazantzakis alumbraron una pasión que los hizo virtualmente divinos e irresistiblemente envidiables, aun cuando lucharon por no auto-destruirse; Iris Murdoch describió amores que eran muy obsesivos, y aun así tan atractivos, como para hacer todo fuera de ellos irreal; y Doris Lessing y Albert Camus me sedujeron con imágenes de una inquietud interior que hicieron que la vida ordinaria pareciera insulsa y no digna. La idea añadió en mí que era mucho más noble morir en un anhelo no recompensado que vivir en cualquier otra cosa. Mejor muerto en intensidad que vivo en normalidad doméstica. La impaciencia debía ser fomentada.
Y muchas cosas en nuestra cultura, especialmente en las artes y en la industria del entretenimiento, fomentan esa tentación, a saber, auto-definirse como inquieto e identificar esta inquietud con la profundidad y con la ansiedad del artista. Una vez que nos definimos de este modo, como románticos complejos e incurables, tenemos una excusa para ser difíciles y también tenemos una excusa para la traición y la infidelidad. Por ahora, en palabras de una canción de The Eagles, somos espíritus inquietos en una lucha sin fin. Comprensiblemente, entonces, volamos sobre las reglas ordinarias por la vida y la felicidad, y nuestra complejidad es suficiente justificación para cualquier manera de actuación. Como Amy Winehouse se auto-define famosamente: “Te dije que yo era un problema, y sabes que no soy buena”. ¿Por qué debería alguien ser confundido por nuestro rechazo de la vida normal y la felicidad ordinaria?
Hay algo dentro de nosotros, particularmente cuando somos jóvenes, que nos tienta hacia esa especie de auto-definición. Y, para ese tiempo de nuestras vidas, cuando somos jóvenes -creo yo- eso es saludable. Se supone que los jóvenes son super-idealistas, incurablemente románticos y recelosos de cualquier pesada caída en la instalación por segundo-mejor. Como Doris Lessing dice, ¡sólo hay un verdadero pecado en la vida y eso es llamar segundo-mejor a cualquier otra cosa distinta de lo que es, segundo-mejor! Mi deseo es que toda la gente joven leyera a Platón, Agustín, Juan de la Cruz, Karl Rahner, Nikos Kazantzakis, Iris Murdoch, Doris Lessing, Jane Austin y Albert Camus.
Pero, fuera de autores tales como Platón, Agustín, Juan de la Cruz y Karl Rahner, que integran esa insaciable impaciencia y ansiedad existencial en una narrativa más grande y significativa, nosotros deberíamos estar hartos de definirnos como inquietos y de cultivar eso. El alto romanticismo sólo nos servirá bien si por fin lo situamos en una auto-comprensión que no haga de la impaciencia un fin en sí misma. Sólo tener sentimientos nobles no traerá mucha paz a nuestras vidas y, mientras envejecemos y maduramos, la paz no viene a ser el premio. Romeo, Julieta, Hamlet, Zorba el griego, el doctor Zhivago y las otras figuras tan románticas de nuestras pantallas y de nuestras novelas pueden encender nuestras  imaginaciones románticas, pero no son al fin imágenes al estilo de la intimidad que favorece un permanente encuentro de corazones dentro del cuerpo de Cristo.

Ron Rolheiser (Trad. Benjamin Elcano, cmf) - Lunes, 24 de octubre de 2016
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San Antonio María Claret, obispo y fundador.

San Antonio María Claret, obispo, que, ordenado presbítero, durante varios años se dedicó a predicar al pueblo por las comarcas de Cataluña, en España. Fundó la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María y, ordenado obispo de Santiago de Cuba, trabajó de modo admirable por el bien de las almas. Habiendo regresado a España, tuvo que soportar muchas pruebas por causa de la Iglesia, y murió desterrado en el monasterio de monjes cistercienses de Fontfroide, cerca de Narbona, en el mediodía de Francia.
A pesar de su nombre rimbombante, Antonio María Claret y Clara fue un arzobispo de origen relativamente humilde. Nació en 1807, en Sallent, España. En su juventud trabajó con su padre como tejedor y, en sus ratos libres, aprendía el latín y el oficio de impresor. A los veintidós años ingresó en el seminario de Vich, donde se ordenó sacerdote en 1835. Algunos años más tarde pensó en hacerse cartujo, pero, como no tenía salud suficiente para resistir la dura vida de los monjes, se trasladó a Roma y entró en el noviciado de la Compañía de Jesús, con el propósito de-partir a las misiones extranjeras. Su mala salud no resistió el noviciado y el padre general de la Compañía le aconsejó que volviese a España a trabajar en la evangelización de sus compatriotas. Así lo hizo el P. Antonio y durante diez años predicó misiones y retiros en toda Cataluña. Por entonces ayudó a santa Joaquina de Mas a fundar la congregación de las Carmelitas de la Caridad. El celo del santo movió a otros sacerdotes a seguir su ejemplo.
En 1849, gracias al P. Claret principalmente, se fundó la congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. Actualmente los «claretianos», como suele llamárselos, se hallan extendidos no sólo en España, sino también en América y otras partes. Poco después de la fundación de esa gran obra, el P. Claret fue elegido obispo de Santiago de Cuba. La tarea era excepcionalmente difícil, ya que una organización de fanáticos y turbulentos anticristianos combatieron sistemáticamente todas las reformas emprendidas por el santo. Como si ello no fuese suficiente, atentaron varias veces contra su vida. En cierta ocasión, un hombre, furioso de que el santo hubiese convertido a su amante, le hirió gravemente. El propio san Antonio intercedió por el agresor y logró que se le conmutase la pena de muerte.
En 1857 volvió San Antonio a España como confesor de la reina Isabel II, después de renunciar al gobierno de su diócesis. En la corte sólo residía el tiempo estrictamente necesario para el cumplimiento de sus funciones, el resto lo consagraba a predicar misiones y a difundir los buenos libros, especialmente en catalán. A él debe España la fundación de la Librería Religiosa de Barcelona, que ha ejercido una influencia enorme en el renacimiento religioso del país. Se dice que san Antonio predicó durante su vida 10.000 sermones y escribió cerca de 200 libros y folletos para instrucción y edificación del clero y el pueblo. Como rector del Escorial, estableció un laboratorio científico, un museo de historia natural, una escuela de música, otra de lenguas, etc. El santo vivía en perpetua unión con Dios; entre las gracias sobrenaturales más notables que el Señor le concedió, se contaban, además de los éxtasis, los dones de profecía y de curación.
Las condiciones políticas de España y la actitud de la reina para con la Santa Sede hicieron muy difícil la posición de san Antonio. Durante la revolución de 1868, fue desterrado junto con la reina. Entonces pasó a Roma, donde empleó su influencia en promover la definición de la infalibilidad pontificia. Sus amigos de España quisieron hacerle volver a su patria, pero el intento fracasó. San Antonio cayó gravemente enfermo en Francia y murió en el monasterio cisterciense de Fontfroide, cerca de Narbona, el 24 de octubre de 1870. Es beatificado por Pío XI el 25 de febrero de 1934, y Pío XII lo canoniza el 7 de mayo de 1950.
Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Oremos: Dios nuestro, que infundiste en San Antonio María Claret una gran fortaleza y una admirable caridad para llevar à cabo la evangelización de los pueblos, concédenos, por su intercesión, que busquemos siempre tu reino en todo lo que hagamos y que nos dediquemos, con empeño, à ganar à nuestros hermanos para Cristo. Que vive y reina contigo.
Fuente: http://evangeliodeldia.org/

"¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador."



Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Karol Józef Wojtyla. San Juan Pablo II. Papa

Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920.
Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él.
Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.
Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.
A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del ”Teatro Rapsódico”, también clandestino.
Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.
Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.
En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada ”Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler”. Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.
El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.
El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.
Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojty?a tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.
Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años
Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la ”sollicitudo omnium Ecclesiarum” y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.
Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.
Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.
Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.
Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.
Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.
Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno ”in pectore”, cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.
Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).
Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas,11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.
Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.
Publicó también cinco libros como doctor privado: ”Cruzando el umbral de la esperanza” (octubre de 1994);”Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal” (noviembre de 1996); ”Tríptico romano – Meditaciones”, libro de poesías (marzo de 2003); ?¡Levantaos! ¡Vamos!? (mayo de 2004) y ?Memoria e identidad? (febrero de 2005).
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.
El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.
Fue beatificado por Benedicto XVI el 1 de mayo de 2011, que en su homilía lo recordó así:
”Hoy resplandece ante nuestros ojos, bajo la plena luz espiritual de Cristo resucitado, la figura amada y venerada de Juan Pablo II. Hoy, su nombre se añade a la multitud de santos y beatos que él proclamó durante sus casi 27 años de pontificado, recordando con fuerza la vocación universal a la medida alta de la vida cristiana, a la santidad, como afirma la Constitución conciliar sobre la Iglesia Lumen gentium”.
”El nuevo Beato escribió en su testamento: ”Cuando, en el día 16 de octubre de 1978, el cónclave de los cardenales escogió a Juan Pablo II, el primado de Polonia, cardenal Stefan Wyszy½ski, me dijo: ”La tarea del nuevo Papa consistirá en introducir a la Iglesia en el tercer milenio”. Y añadía: ”Deseo expresar una vez más gratitud al Espíritu Santo por el gran don del Concilio Vaticano II, con respecto al cual, junto con la Iglesia entera, y en especial con todo el Episcopado, me siento en deuda. Estoy convencido de que durante mucho tiempo aún las nuevas generaciones podrán recurrir a las riquezas que este Concilio del siglo XX nos ha regalado. Como obispo que participó en el acontecimiento conciliar desde el primer día hasta el último, deseo confiar este gran patrimonio a todos los que están y estarán llamados a aplicarlo. Por mi parte, doy las gracias al eterno Pastor, que me ha permitido estar al servicio de esta grandísima causa a lo largo de todos los años de mi pontificado”. ¿Y cuál es esta ”causa”? Es la misma que Juan Pablo II anunció en su primera Misa solemne en la Plaza de San Pedro, con las memorables palabras: ”(No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”. Aquello que el Papa recién elegido pedía a todos, él mismo lo llevó a cabo en primera persona: abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, fuerza que le venía de Dios, una tendencia que podía parecer irreversible. Con su testimonio de fe, de amor y de valor apostólico, acompañado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la Nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio. En una palabra: ayudó a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad. Más en síntesis todavía: nos devolvió la fuerza de creer en Cristo, porque Cristo es Redemptor hominis, Redentor del hombre: el tema de su primera Encíclica e hilo conductor de todas las demás”.
”Karol Wojtyla subió al solio de Pedro llevando consigo la profunda reflexión sobre la confrontación entre el marxismo y el cristianismo, centrada en el hombre. Su mensaje fue éste: el hombre es el camino de la Iglesia, y Cristo es el camino del hombre. Con este mensaje, que es la gran herencia del Concilio Vaticano II y de su ”timonel”, el Siervo de Dios el Papa Pablo VI, Juan Pablo II condujo al Pueblo de Dios a atravesar el umbral del Tercer Milenio, que gracias precisamente a Cristo él pudo llamar ”umbral de la esperanza”. Sí, él, a través del largo camino de preparación para el Gran Jubileo, dio al cristianismo una renovada orientación hacia el futuro, el futuro de Dios, trascendente respecto a la historia, pero que incide también en la historia. Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso, él la reivindicó legítimamente para el cristianismo, restituyéndole la fisonomía auténtica de la esperanza, de vivir en la historia con un espíritu de ”adviento”, con una existencia personal y comunitaria orientada a Cristo, plenitud del hombre y cumplimiento de su anhelo de justicia y de paz”.
Juan Pablo II fue canonizado, junto con Juan XXIII, por el Papa Francisco en una ceremonia histórica a la que asistió el Papa emérito, Benedicto XVI, el 27 de abril de 2014.
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Triduo en honor de San Antonio María Claret


El próximo viernes 21 de octubre se iniciará un triduo en honor de San Antonio María Claret, con motivo de su próximo 146 aniversario.

La festividad y Misa solemne será el próximo lunes 24 de octubre a las 20 horas.

El grupo de Liturgia de la Parroquia del Corazón de María

El grupo de Liturgia de la Parroquia del Corazón de María, presidido por el Padre Marino, se ha reunido el pasado 10 de Octubre, al objeto de fijar el calendario de los lectores y participantes en las celebraciones Eucarísticas.
Con tal motivo, aprovechamos para reflexionar en las palabras recientes de Papa Francisco sobre la Eucaristía, que nos dice: ”Si nos preguntamos qué relación tiene la Eucaristía con nuestra vida, hay algunos indicadores concretos que nos ayudan en este sentido.
Si vivimos bien la Eucaristía un indicador es como nos relacionamos con los demás. A Jesús le gustaba estar con la gente, compartir sus anhelos, los problemas y preocupaciones. En la Santa Misa nos encontramos con muchas personas, pero ¿las vemos como hermanos y hermanas¿La Eucaristía nos lleva a salir al encuentro de los pobres, o de los enfermos, de los marginados, viendo en ellos el rostro de Jesús? ¿O más bien cuando salimos de Misa criticamos uno al otro por como estaba vestido este o aquél?.

Un segundo indicador es sentirnos perdonados e impulsados a perdonar. Quien celebra la Eucaristía no lo hace porque sea mejor que los demás, todos somos pecadores y si uno no se siente pecador es mejor que no vaya a Misa, porque el primer acto que hacemos en la Misa es decir: “Confieso que soy pecador” y pedir el perdón por los pecados. Si no lo siente no va a vivir bien la Eucaristía. Un último indicador es la coherencia entre la liturgia y la vida de nuestras comunidades. La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos de Jesús. Es la obra y el don de Cristo presente allí que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y con su vida.

Fiesta de san Lucas, evangelista. 18 de octubre.


Queridos amigos y amigas:

Después de celebrar a Teresa de Jesús y a Ignacio de Antioquia, hoy celebramos a San Lucas. De su persona sabemos muy pocas cosas, pero nos ha quedado una obra maravillosa en dos partes: el tercer evangelio (dedicado al tiempo de Jesús) y los Hechos de los Apóstoles (dedicados al tiempo del Espíritu, que es el tiempo de la iglesia). Leyendo esta obra se pueden adivinar algunas cosas de este cristiano culto y perseverante. Hay dos que me llaman la atención: el "principio misericordia" y el "principio camino".

Es imposible que Lucas tuviera mal carácter. El Jesús que él nos transmite es el rostro visible de un Dios misericordioso. Sólo Lucas nos transmite, por ejemplo, las parábolas del buen samaritano y del hijo pródigo. Sólo Lucas nos transmite algunos rasgos de María, la madre de Jesús, que caen también dentro del "principio misericordia". Su manera de entender y transmitir el evangelio de Jesús conecta bien con los hombres y mujeres de nuestro tiempo, a menudo heridos en el camino que "baja de Jerusalén a Jericó", o pródigos que han emigrado de la casa paterna, o discípulos desalentados que huyen de Jerusalén y buscan refugio en su Emaús de siempre.

El "principio camino" se advierte en su evangelio (que está concebido como un camino que va de Galilea a Jerusalén) y en el libro de los Hechos (que está también concebido como un camino que parte de Jerusalén y expande el evangelio por Judea, Samaría y hasta los confines de la tierra). Pero, más allá de este primer significado "geográfico", el camino es una concepción de la vida cristiana, una manera de entender el seguimiento de Jesús como proceso de configuración con él. También esto conecta con nuestra sensibilidad moderna. Hoy, que somos tan conscientes de nuestros límites, nos alegra saber que no podemos con "todo" el evangelio en "todo" momento, pero que podemos ir dando pasos cada día, que podemos colocarnos junto al grupo de hombres y de mujeres que iban poniendo sus pies sobre las huellas dejadas por el Maestro.

Con mi saludo
Pablo Largo, cmf

Comentario al Evangelio del martes, 18 de octubre de 2016

Fuente: http://www.ciudadredonda.org/

Oración contemplativa


Hoy, la oración contemplativa, como es definida clásicamente y practicada popularmente, está sujeta a considerable escepticismo en algunos círculos. Por ejemplo, el método de oración comúnmente llamado Oración Centrante (Centering Prayer), popularizado por personas como Thomas Keating, Basil Bennington, John Main y Laurence Freeman, es visto con recelo por mucha gente, que lo identifica con algo desde “New Age” hasta Budismo, búsqueda de sí mismo, ateísmo.
Se reconoce que no todos sus partidarios y practicantes están libres de esas cargas, pero ciertamente sus verdaderos practicantes lo están. Entendido y practicado correctamente este método de oración, que permite algunas variaciones en su práctica, es de hecho la forma de oración que los Padres del Desierto, Juan de la Cruz y el autor de La nube del no-saberllaman contemplación.
¿Qué es la contemplación, como definida en esta tradición cristiana  clásica? Con disculpas a la tradición de Ignacio de Loyola, que formatea cosas diferentemente pero está muy de acuerdo con esta definición, la contemplación es la oración sin imágenes ni imaginación, esto es, la oración sin intento de centrar los pensamientos y sentimientos en Dios y las cosas santas. Es una oración tan singular en su intención de estar presente a Dios solo, que rehúye  todo, incluso pensamientos piadosos y sentimientos santos, para simplemente sentarse en la oscuridad, en un deliberado no- saber, en el cual todos los pensamientos, imaginaciones y sentimientos sobre Dios son no fomentados ni entretenidos, como es normal para todos los demás pensamientos y sentimientos. En palabras de La nube del no-saber, es una simple tendencia directamente hacia Dios.
En la oración contemplativa clásicamente entendida, después de un breve e inicial acto de centrarse uno mismo en oración, uno simplemente se sienta, pero se sienta con la intención de tender directamente hacia Dios en un lugar más allá del sentimiento e imaginación donde uno espera dejar a la inimaginable  realidad de Dios abrirse camino de un modo que los sentimientos, pensamientos e imaginaciones subjetivas no pueden manipular.
Y es precisamente en este punto donde la oración contemplativa es las más de las veces incomprendida y criticada. Las preguntas son: ¿Por qué deberíamos tratar de fomentar y entretener pensamientos santos y  sentimientos piadosos durante la oración, no es eso lo que estamos tratando de hacer en la oración? ¿Cómo podemos estar orando cuando no estamos haciendo nada, sólo estando sentados? ¿No es esto cierta forma de agnosticismo? ¿Cómo nos encontramos en esto con un Dios amante y personal? ¿No es esto simplemente cierta forma de meditación trascendental que puede ser usada como una forma de auto-búsqueda, una yoga mental? ¿Dónde está Jesús en esto?
Dejaré al autor de La nube del no-saber explicar esto: “Sería muy inapropiado y un gran obstáculo a un hombre que debería estar trabajando en esta oscuridad y en esta nube del no-saber, con un impulso afectivo de amor a Dios solo, permitir cualquier pensamiento o cualquier meditación de los maravillosos dones de Dios, de su amabilidad o su trabajo en cualquiera de sus criaturas, corporales o espirituales, elevarse en su mente como para estrecharse entre él y su Dios, aun cuando fueran pensamientos muy santos, y darle gran felicidad y consuelo. … Porque mientras el alma habita en este cuerpo mortal, la claridad de nuestra comprensión en la contemplación de todas las cosas espirituales, y especialmente de Dios, está siempre mezclada con alguna suerte de imaginación”. No podemos imaginar a Dios, sólo podemos conocer a Dios.
En esencia, la idea es que nunca podemos confundir el icono con la realidad. Dios es inefable; y, consecuentemente, todo lo que pensamos o imaginamos sobre Dios es, en efecto, un icono; incluso las palabras de la escritura misma son palabras sobre Dios, no la realidad de Dios. Se reconoce que los iconos pueden ser buenos, en el grado en que sean entendidos precisamente como iconos, como señalando a una realidad más allá de ellos mismos; pero en cuanto los tomamos como realidad -nuestra constante tentación- el icono se convierte en ídolo.
La diferencia entre meditación y contemplación está indicada en esto: En la meditación, nos fijamos en los iconos, en Dios como Dios aparece en nuestros pensamientos, imaginación y sentimientos. En la contemplación, los iconos son tratados como ídolos, y la disciplina entonces es sentarse en una aparente oscuridad, bajo una nube de no-saber, para tratar de estar cara a cara con una realidad que es demasiado grande de atrapar en nuestra imaginación. La meditación, como icono, es algo que resulta útil para un tiempo, pero al fin somos llamados a la contemplación. Como  La nube del no-saber dice: “Sin duda, aquél que busca tener a Dios perfectamente no logrará su descanso en la conciencia de ningún ángel ni santo que esté en el cielo”.
Karl Rahner está de acuerdo: “¿Hemos intentado amar a Dios en esos espacios donde uno no es mantenido en una ola de arrobamiento emocional, donde es imposible confundir la fuerza de vida de uno mismo y de alguien con Dios, donde uno acepta morir de un amor que parece como la muerte y la negación absoluta, donde uno clama en una aparente vaciedad y un total desconocimiento?”.

Eso es, en resumen, la oración contemplativa, auténtica oración centrante,  como disciplina.
Ron Rolheiser (Trad. Benjamin Elcano, cmf) - Lunes, 17 de octubre de 2016
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