Después de que la florescencia ha abandonado la rosa. Artículo.

¿Cuál es nuestro centro más profundo? Normalmente elegimos eso para significar la parte más profunda de nuestro corazón, la parte más profunda de nuestra alma, nuestro centro afectivo, nuestro centro moral, ese lugar que hay dentro de nosotros y que Thomas Merton  llamó le pointe vierge. Y esa es una buena manera de imaginarlo. Pero hay otra.

El místico clásico Juan de la Cruz vio las cosas diferentemente. Para él, el centro más profundo de cualquier cosa es el punto más lejano alcanzable por el ser, poder y fuerza de operación y movimiento de ese objeto. ¿Qué quiere decir con eso? En esencia, esto es lo que dice: El centro más profundo de cualquier cosa, sea una flor o un ser humano, es el punto más lejano al que se puede crecer antes de morir.

Tomad una flor por ejemplo: empieza como una semilla, después se desarrolla en forma de un pequeño botón del que brota una tierna planta. Esa planta al fin revienta en una bella flor. Esa flor dura un tiempo y luego empieza a secarse y marchitarse. Por fin, lo que una vez era la sustancia de una bella flor vuelve a ser semilla y luego, en su trance mismo de morir, la flor  emite esas semillas para dejar detrás de sí una nueva vida.

Así, para Juan de la Cruz, el centro más profundo para una flor no es su momento de espectacular belleza, su florescencia, sino su último momento en que su flor se ha vuelto  semilla y es capaz de dejar caer esa semilla en su trance mismo de morir.

Hay una lección contraria a la manera como normalmente fijamos las cosas. ¿Cuándo somos virtualmente lo más generativos? ¿Cuándo tenemos la mayor capacidad de usar nuestras vidas con el fin de dejar caer las semillas de una nueva vida? ¿Cuál es nuestro centro más profundo de crecimiento?

Normalmente, por supuesto, pensamos que el centro más profundo es la florescencia, o sea, ese periodo o momento de nuestras vidas en que una combinación de buena salud, atractivo físico, talento, realizaciones e influencia nos hacen admirados y quizás envidiados. Esta es la ocasión de nuestras vidas en la que lucimos lo mejor de nosotros mismos y, como dicen, estamos en la cumbre de nuestro juego. ¡Esta es nuestra florescencia! ¡Lo mejor que en nuestra vida luciremos!

Juan de la Cruz no denigraría ese momento de nuestras vidas. Ciertamente, nos desafiaría a estar en ese periodo, gozarlo, agradecerlo a Dios y tratar de emplear las ventajas y privilegios que vienen con eso para ayudar a otros. Pero no diría que este es el punto cumbre de nuestra generatividad, que este es el momento o periodo de nuestras vidas en que estamos dejando caer la mayor cantidad de semillas por una nueva vida. No, como una flor que deja caer sus semillas en su preciso trance de morir, nosotros también estamos virtualmente lo más generativos después de que la florescencia ha dado paso a lo grisáceo de la edad y nuestras realizaciones han permitido un diferente modo de fecundidad.

Imaginad a una mujer joven, bella y talentosa, que llega a ser una famosa actriz de cine. En la cumbre de su carrera, está en total florescencia y le dedican miradas de admiración. Como podéis imaginar, es  adulada. Además, en su vida al margen de las películas, puede resultar una persona generosa, una esposa admirable, una madre entregada y una amiga de total confianza.  Con todo, esa florescencia no es su punto mayor de crecimiento, su centro más  profundo,  ese momento de su vida en que está comunicando la mayor relación generadora de nueva vida. Por contra, cuando es una abuela de avanzada edad, luchando con los achaques de la salud, marchitado su aspecto físico, afrontando el panorama de una vida asistida y muerte inminente que, virtualmente, como la flor cuya florescencia se ha secado y convertido en semilla, ella puede entregar su vida de un modo que ayude a crear nueva vida como no podía hacer cuando era joven, atractiva, admirada, envidiada y en completa florescencia.

Un caso semejante se podría aducir para una estrella masculina del atletismo. En la cumbre de su carrera, ganando un campeonato, llegando a ser un nombre familiar, su envidiada imagen atlética rebosante de juventud vista por todas partes en anuncios y en carteleras, él está en pleno florescencia; pero en ese momento, no es óptimamente generativo en relación a que su vida emita semillas para labrar nueva vida. Eso puede acontecer más tarde, en su avanzada edad, cuando sus éxitos ya no lo definan, y él, como todos los demás, con su cabello canoso, esté haciendo frente a su deterioro físico, marginación e inminente muerte. Es entonces, después de que la florescencia ha dejado la rosa, cuando en su fallecimiento puede dejar caer semillas para crear una nueva vida. Nosotros tendemos a identificar una florescencia espectacular con una poderosa generatividad. Resulta justo que esa florescencia tenga su propia importancia, legítimo objetivo y valor. En verdad, uno de nuestros desafíos es dar a esa florescencia la mirada de admiración sin envidia. No resulta fácil hacerlo, y con frecuencia algo no hacemos bien. A pesar de todo, un desafío mayor es llegar a saber lo que se nos pide que hagamos una vez que la florescencia haya abandonado la rosaRon Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf) Fuente: Ciudad Redonda.org Imagen de Josch13 en Pixabay

Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto. Calendario de Cuaresma (día 16de40)

 

Calendario de Cuaresma. Jueves 29 (día 16de40)

Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna

Si un muerto va a ellos se arrepentirán: En este fragmento del evangelio de Lucas, se nos presenta una paradoja. En aquella cultura la riqueza se consideraba como una bendición de Dios pero, frente a Lázaro, el mendigo, cuyo nombre significa “Dios ha ayudado”, el rico carece de nombre.
Al rico no se le acusa de nada, pues no figura que haya cometido ninguna acción punitiva, pero lo que sí es evidente es que ignora la presencia del indigente, Lázaro, que apenas sobrevive a la puerta de su casa, y que el único consuelo que recibe son las lamidas de los perros en sus llagas, mientras espera conseguir las migajas sobrantes del banquete del rico, que nadie le da.
Al morir Lázaro es llevado al “seno de Abrahán” a esperar su premio por los males que había sufrido, y sin embargo, el rico al morir, es llevado al hades, como destinado al castigo.
El no hacer daño no es suficiente. Como humanos debemos preocuparnos por los demás, por los que tenemos alrededor, que quizá estén pasando una extrema necesidad y nosotros miramos hacia otro lado.
Existe una terrible deshumanización hacia los que más lo necesitan, son ajenos a nosotros, los tenemos lejos, aunque vivan a la puerta de nuestra casa; y aunque hayamos conseguido mucho en esta vida, esta será incompleta, pues nos hemos encerrado en nuestra isla, rodeados de comodidades, consumiendo lo que nos apetece, incluso con excesos, y siendo, muchas veces, la causa de que al otro le falte lo necesario.
El desconocer la situación no es excusa para evitar que mi vida se convierta en infrahumana.
No pensemos que Dios tomará represalias con los que gozan de mejor suerte en la vida, pero sí tengamos la inquietud de mirar hacia afuera, ver lo que tenemos en nuestro entorno, y descubrir las necesidades de los otros, que nos cuestionan, y no nos miremos solamente nuestro ombligo.
¿Somos capaces de poner a Dios en el centro de nuestras vidas? ¿Tenemos los ojos abiertos ante las necesidades de los demás? ¿Hacemos oídos sordos a los gritos de la tierra y de los hombres que nos cuestionan?
D. José Vicente Vila Castellar, OP Fraternidad Laical Dominicana Torrent. Fuente: Dominicos.org

Por los nuevos mártires, testigos de Cristo – El Video del Papa 3 – Marzo 2024

Este mes quiero contarles una historia que es un reflejo de la Iglesia de hoy. Es la historia de un testimonio de fe poco conocido.
Visitando un campo de refugiados en Lesbos un hombre me dijo: “Padre, yo soy musulmán. Mi mujer era cristiana. Llegaron los terroristas a nuestro país, nos miraron y nos preguntaron nuestra religión. Vieron a mi mujer con el crucifijo y le dijeron que lo tirara al suelo. Ella no lo hizo y la degollaron delante de mí”. Histórico.
Sé que él no tenía rencor. Se centraba en el ejemplo de amor de su mujer, un amor a Cristo que la llevó a aceptar y ser leal hasta la muerte.
Hermanos, hermanas, siempre habrá mártires entre nosotros. Es la señal de que vamos por el camino correcto. 
Una persona que sabe me decía que hay más mártires hoy que al inicio del cristianismo.
El coraje de los mártires, el testimonio de los mártires, es una bendición para todos.
Oremos para que quienes, en diversas partes del mundo, arriesgan su vida por el Evangelio, contagien a la Iglesia su valentía, su impulso misionero.  Y abiertos a la gracia del martirio.

Tú eres mi Dios. En tu mano están mis azares. Calendario de Cuaresma (día 15de40)

 

Calendario de Cuaresma. Miércoles 28 (día 15de40)

Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna


Gracias, Señor Jesús, por la dulce firmeza con que nos llevas de la mano por el camino de la cruz. Gracias por la paciente benevolencia en repetirnos hasta la saciedad que la verdadera realeza se obtiene sirviendo, dando la vida por amigos y enemigos. Gracias, Señor Jesús: tú, el más bello de los hijos de los hombres, has permitido ser desfigurado hasta no tener apariencia ni belleza que atrajese nuestras miradas desagradecidas.
Gracias, Señor Jesús, por la humilde fortaleza de tu silencio cuando todos provocamos tu condena a muerte con nuestras indiferencias, rebeliones y pecados.
Gracias por tu perdón espléndido, que brotó precisamente en el leño de tu atroz suplicio. Gracias, Señor Jesús, porque siempre estás con nosotros con tu preciosa sangre.
 CONTEMPLATIO: Hijo, habla así en cualquier cosa: Señor, si te agradare, hágase esto así. Señor, si es honra tuya, hágase esto en tu nombre.
Señor, si vieres que me conviene y hallares serme provechoso, concédemelo, para que use de ello a honra tuya. Mas si conocieres que me sería dañoso y nada provechoso a la salvación de mi alma, desvía de mí tal deseo.
Porque no todo deseo procede del Espíritu Santo, aunque parezca justo y bueno al hombre.
Dificultoso es juzgar si te incita buen espíritu o malo a desear esto o aquello, o si te mueve tu propio espíritu.
Muchos que al principio parecían ser movidos por buen espíritu se hallan engañados al fin
Por eso, sin verdadero temor de Dios y humildad de corazón, no debes desear pedir cosa que al pensamiento se te ofreciere digna de desear, y especialmente con entera renunciación lo remites todo a mí y me puedes decir: !Oh Señor! !Tú sabes lo mejor, haz que se haga esto o aquello como te agradare!
Dame lo que quisieres, y cuanto quisieres y cuando quisieres. Haz conmigo como sabes, y como más te pluguiere, y fuere mayor honra tuya (Imitación de Cristo, III, 15,1-2).
LECTURA ESPIRITUAL: La ley de Cristo sólo puede vivirse por corazones mansos y humildes. Cualquiera que sean sus dones personales y su puesto en la sociedad, sus funciones o sus bienes, su clase o su raza, los cristianos permanecen como personas humildes: pequeños.
Pequeños ante Dios, porque son creados por él y de él dependen. Cualquiera que sea el camino de la vida o de sus bienes, Dios está en el origen y fin de toda cosa. Mansos como niños y débiles y amantes, cercanos al Padre fuerte y amante. Pequeños porque están ante Dios, porque saben pocas cosas, porque son limitados en conocimiento y amor, porque son capaces de muy poco. No discuten la voluntad de Dios en los acontecimientos que suceden ni lo que Cristo ha mandado hacer: en tales acontecimientos, sólo cumplen la voluntad de Dios.
Pequeños ante los hombres. Pequeños, no importantes, no superhombres: sin privilegios, sin derechos, sin posesiones, sin superioridad. Mansos, porque son tiernamente respetuosos con lo creado por Dios y está maltratado o lesionado por la violencia. Mansos, porque ellos mismos son víctimas del mal y están contaminados por el mal. Todos tienen la vocación de perdonados, no de inocentes. El cristiano es lanzado a la lucha. No tiene privilegios. No tiene derechos. Tiene el deber de luchar contra la desdicha, consecuencia del mal. Por esta razón, sólo dispone de un arma: su fe. Fe que debe proclamar, fe que transforma el mal en bien, si sabe acoger el sufrimiento como energía de salvación para el mundo; si morir para él es dar la vida; si hace suyo el dolor de los demás. En el tiempo, por su palabra y sus acciones, a través de su sufrimiento y su muerte, trabaja como Cristo, con Cristo, por Cristo (Delbrél, La alegría de creer, Santander 1997). Gracias a: Santa Clara de Estella

El primero entre vosotros será vuestro servidor. Calendario de Cuaresma(día 14de40)

 

Calendario de Cuaresma. Martes 27 (día 14de40)

Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna

MEDITATIO: Dejemos que nos hieran las palabras que hoy la madre Iglesia hace resonar en nuestros oídos. No demos nada por descontado, pensando en nuestro interior: "Estas palabras le van bien a fulano o a mengano...". Dios nos lo dice a nosotros.
Y es una gracia inestimable que todavía nos las diga: en su paciencia quiere brindarnos una posibilidad de evitar un merecido castigo, aunque sólo fuese por nuestra ingratitud y superficialidad o quizás por la malicia de nuestra falta de generosidad. Cuando dormimos seguros sobre los laureles de los preceptos que observamos (así nos parece), recibimos gloria unos de otros, en vez de dar gloria al Señor.
Y Él? Él vuelve la mirada a otra parte: a sus ojos somos como los fariseos que ostentan sus filacterias y alargan las franjas del manto. Además, Isaías nos dice que todavía no hemos aprendido lo que es amor: respuesta agradecida, generosa y total a un Dios fiel que ha salido a nuestro encuentro y se ha unido a nosotros con vínculos nupciales. Sacrificios y ofrendas no valen nada si nuestros oídos y el corazón, seducidos por el pecado, se endurecen en las relaciones. Quién circuncidará nuestro corazón y lavará nuestras manos? Será precisamente la Palabra de Dios, escuchada con oído atento, interiorizada en el corazón, guardada con amor, practicada con sencillez. 
ORATIO: !Cuántas veces, Señor, hemos hecho ostentación de obras y méritos para "dejarnos ver"..., y no precisamente por tus ojos, que ven el corazón, sino para ser admirados por los hombres; cuántas veces hemos buscado la estima y la gloria! Ten piedad de nosotros, Señor, por todas las veces que la Palabra de vida de la que nos mostramos maestros deja insensible nuestra conducta.
Tú, único Maestro del hombre, nos das el ejemplo más preclaro, haciéndote siervo. Tú, Hijo unigénito de Dios, nos invitas a buscar la mirada del Padre celestial, quien por tu extrema humillación te ha exaltado a su derecha. Lávanos en la sangre de tu sacrificio, purifícanos de toda malicia y vanidad; haznos discípulos dóciles, abiertos a la escucha, prontos en el buen obrar, humildes y transparentes en la vida de cada día.
 CONTEMPLATIO: Abre tu corazón a todos los que son discípulos de Dios, sin mirar con sospechas su aspecto, sin mirar con desconfianza su edad. Y si alguno te parece pobre o andrajoso o feo o perdido, que no se turbe tu espíritu ni retrocedas.
El aspecto visible engaña a la muerte y al diablo porque la riqueza interior es invisible para ellos. Y mientras insisten en lo material y lo desprecian porque saben que es débil, están ciegos para las riquezas interiores e ignoran "el tesoro" que llevan "en vasijas de barro", que defiende el poder de Dios Padre, la sangre de Dios hijo y el rocío del Espíritu Santo. Pero no te dejes engañar tú, que has gustado la verdad y has sido considerado digno del gran rescate; y al contrario de lo que hacen otros hombres, opta por un ejército desarmado, pacífico, incruento, sereno, incontaminado: ancianos honrados, huérfanos piadosos, viudas rebosantes de mansedumbre, hombres adornados por la caridad (Clemente de Alejandría, Ce salvezza per el ñeco? XXXIIIs, passim). 
LECTURA ESPIRITUAL: Ser plenamente sinceros significa hacer todo preocupándose únicamente de lo que Dios piensa de nuestras acciones. Significa, por consiguiente, no adoptar actitudes diversas según el ambiente, no pensar de un modo cuando estamos solos y de otro cuando se está con alguien, sino hablar y actuar bajo la mirada de Dios, que lee los corazones. La sinceridad consiste en esforzarse para que nuestro porte externo coincida cada vez más con nuestro interior. Y, naturalmente, sin provocación, sino sencillamente siendo lo que somos, sin falsear la verdad por temor a desagradar a los demás.
Esta sinceridad exige pureza de intención, es decir, preocuparnos en nuestro actuar del juicio de Dios, no de los juicios humanos; actuar preocupándonos más de lo que agrada o desagrada a Dios que de lo que agrada o desagrada a los hombres. Este es uno de los puntos esenciales de la vida espiritual.
Habitualmente -no nos hagamos ilusiones- nos domina la preocupación de agradar o desagradar a los hombres, interesándonos de mejorar la imagen que los otros pueden tener de nosotros. Y, sin embargo, nos preocupamos poco de lo que somos a los ojos de Dios; y por esta razón nos saltamos con frecuencia lo que sólo Dios ve: la oración oculta, las obras de caridad secretas. Y ponemos mayor empeño en lo que, aunque lo hagamos por Dios, lo ven también los hombres y va implicada nuestra reputación. Llegar a una total sinceridad -esto es, a obrar bien lo mismo si no nos ven que si nos ven- significa llegar a una perfección altísima (J. Daniélou, Saggio sul mistero della storia, Brescia 1963, 334s, passim). Gracias a: Santa Clara de Estella

Con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros. Calendario de Cuaresma(13-40)

 

Calendario de Cuaresma. Lunes 26 (día 13de40)

Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna


CONTEMPLATIO: Cuanto más nos engolfamos en la inmensidad de la bondad divina, tanto más vamos adquiriendo conocimiento de nosotros mismos. Comienzan a abrirse las fuentes de la gracia y a abrirse las flores magníficas de las virtudes. La primera, la mayor, es el amor de Dios y del prójimo. Cómo puede encenderse ese amor sino en la llama de la humildad? Porque sólo el alma que ve su propia nada se enciende de amor total y se transforma en Dios. Y transformada en Dios por amor, cómo podría dejar de amar a toda criatura por igual? La transformación de amor hace amar a toda criatura con el amor con que Dios creador ama a todo lo por él creado. Y es que hace ver en toda criatura la medida desmesurada del amor de Dios.
Transformarse en Dios quiere decir amar lo que Dios ama. Quiere decir alegrarse y gozarse de los bienes del prójimo. Quiere decir sufrir y contristarse por sus males.
Y como el alma abierta a estos sentimientos está abierta al bien y sólo al bien, no se enorgullece al ver las culpas de los hombres, ni juzga, ni desprecia. Estos sentimientos le impiden el orgullo que nos lleva a juzgar. Y le lleva a ver no sólo los males morales de su prójimo sufriéndolos y haciéndolos suyos, sino también los males corporales que afligen a la humanidad, y por el amor que la transforma totalmente, los reputa como males propios (Angela de Foligno, Instrucciones, Salamanca 1991).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL: Cuando gustamos desde dentro la misericordia de Dios, cuando experimentamos interiormente la suavidad del amor de Dios, algo pasa dentro de nosotros. Se disuelven hasta las peñas. Nos convertimos en criaturas que penetran de tal modo los misterios del Señor y de una comunión fraterna tal que se puede comprobar cuan verdadera es la bienaventuranza del Señor, que nos dice: "Dichosos los misericordiosos". Cuando la misericordia es solamente fruto del cansancio, no digo que no tenga valor, pero manifiesta que todavía no me identifico con la misericordia que practico. Se reduce a un instrumento operativo, a un método de comportamiento. Pero cuando la misericordia recobra esa dimensión con la que me identifico, entonces soy dichoso. Entonces vivo el gozo de practicar la misericordia.
Y ésta es la razón por la que Dios es dichoso en su misericordia: no cansa ser misericordioso, depende de la perfección de su amor, de la plenitud de su amor. Estoy llamado a configurarme con mi Señor de tal modo que mi vida sea un testimonio de la misericordia divina en la vida de los hermanos. Quizás hemos encontrado en nuestra vida personas que son de verdad signo de la misericordia de Dios. Hay personas que defienden siempre a todos, a todos juzgan buenos. He conocido varias en mi vida, y las recuerdo con gran gozo. Por ejemplo, un hermano. Aunque le pincharas para hacerle decir algo carente de misericordia, perderías el tiempo.
Cuando una persona se identifica con la misericordia del Señor, todo es posible, y se es capaz de verdadera comunión con los otros. A primera vista parece que tiene que ser uno al que todo le resbala: no acusa a nadie, ni agravia a nadie, se deja coger todas las cosas por cualquiera. Pero Tos demás no pueden negarle nada. Tiene tal fascinación, que uno se convierte en una presencia incisiva en su vida. La serenidad interior de estas criaturas es admirable. Y la confianza en la bondad del Señor es absoluta en su vida espiritual.
También nosotros estamos llamados a identificarnos con el misterio de la misericordia del Señor, a vivirla con total serenidad, a ser en el mundo su continuación y sacramento (A. Ballestrero, Le beatitudini, Leumann 1986, 132-134, passim) Gracias a: Santa Clara de Estella

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Calendario de Cuaresma.(día 12de40)

 

Calendario de Cuaresma. Domingo 25 (día 12de40)
Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Éste es mi Hijo amado; escuchadle.

 



Domingo 2º de Cuaresma

Textos

Audio

Lecturas

Que te escuche siempre, para descubrir tu nombre

Comentario


Marcos narra el acontecimiento de la transfiguración al comienzo de la segunda parte de su evangelio: Jesús comienza a hablar abiertamente de su pasión a sus discípulos, que le habían reconocido como Mesías (8,29); ahora deben comprender su misterio de Hijo de Dios y, a la vez, el de Siervo doliente. Jesús lleva a la soledad de un monte elevado a tres de sus discípulos y manifiesta su gloria transfigurándose ante ellos, para que no vacilen en la fe.

El candor y la luz resplandeciente de su persona recuerdan al Hijo del hombre de la visión de Daniel (ce. 7.10). La aparición de Elías y Moisés, esperados como precursores del Mesías, seńala a Jesús como cumplimiento de la Ley V los Profetas. Ellos tuvieron el privilegio de contemplar en lo alto de un monte la gloria de Dios con vistas a cumplir una misión importante para todo el pueblo: ahora la antigua alianza cede el testigo a la nueva y los tres discípulos se convierten en testimonios oculares de la gloria de Cristo en favor de todos los creyentes (cf. 1 Jn 1,1-3; 2 Pe 1,17s). Un temor sacro les invade. Pedro trata de reaccionar y propone erigir tres tiendas para los egregios personajes. Por este indicio, parece que el acontecimiento se verificó durante la fiesta de los Tabernáculos; en el día séptimo (v. 2) todos se vestían de blanco, y el templo resplandecía  inundado de luces. Jesús se revela como el verdadero templo, la verdadera tienda de la Presencia.

Otro símbolo muy importante es la nube, que acompańó continuamente al pueblo elegido en su camino del Éxodo y ahora envuelve a los presentes. De la nube sale la voz divina que proclama a Jesús como Hijo predilecto. En el momento del bautismo, la voz se dirigió a Jesús para confirmarlo e investirlo en su misión (1,11). Ahora se dirige a los discípulos: Jesús es el Hijo predilecto al que hay que escuchar, seguir, obedecer, porque su testimonio y profecía son veraces. Después de resonar la voz divina cesó la visión: Jesús vuelve a ser el compańero de camino (v. 8b), pero la meta de este camino resulta incomprensible a los discípulos, que, envueltos por el misterio, guardan silencio sobre los hechos que han experimentado como testigos.


Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Calendario de Cuaresma.(día 11de40)

 

Calendario de Cuaresma. Sábado 24 (día 11de40)

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto»
. Mt (5,43-48)

Seas bendito, oh eterno Dios. Que cesen toda venganza, la incitación al castigo o a la recompensa. Los delitos han superado toda medida, todo entendimiento. Ya hay demasiados mártires. No peses sus sufrimientos en la balanza de tu justicia, Señor, y no dejes que estos carniceros se ceben con nosotros. Que se venguen de otro modo.

Da a los verdugos, a los delatores, a los traidores y a todos los hombres malvados el valor, la fuerza espiritual de los otros, su humildad, su dignidad, su continua lucha interior y su esperanza invencible, la sonrisa capaz de borrar las lágrimas, su amor, sus corazones destrozados pero firmes y confiados ante la muerte, sí, hasta el momento de la más extrema debilidad.

Que todo esto se deposite ante ti, Señor, para el perdón de los pecados como rescate para que triunfe la justicia; que se lleve cuenta del bien y no del mal. Que permanezcamos en el recuerdo de nuestros enemigos no como sus víctimas, ni como una pesadilla, ni como espectros que siguen sus pasos, sino como apoyo en su lucha por destruir el furor de sus pasiones criminales. No les pediremos nada más. Y cuando todo esto acabe, concédenos vivir como hombres entre los hombres y que la paz reine sobre nuestra pobre tierra. Paz para los hombres de buena voluntad y para todos los demás. 

(Oración anónima, encontrada en Auschwitz-Birkenau, cit. en B. Ducruet, Con la pace nel cuore, Milán 1998, 42s).  Gracias a: Santa Clara de Estella.

Deja tu ofrenda ante el altar y vete a reconciliarte con tu hermano. Calendario de Cuaresma.(día 10de40)

 

Calendario de Cuaresma. Viernes 23 (día 10de40)

Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Orando con los salmos. Artículo.

Dios actúa en los salmos de una manera que no se le permite en teología.

Esa ocurrencia viene de Sebastian Moore y debería ser destacada en un momento en que hay menos gente que quiere orar con los salmos, porque se siente ofendida por lo que a veces encuentra en ellos. Más y más, vemos a gente que rechaza los salmos como medio de oración (o desea sanearlos), porque los salmos traen a colación asesinato, venganza, ira, violencia, guerra y patriarcado.

Algunos preguntan: ¿Cómo puedo orar con palabras rebosantes de odio, ira, violencia, proclamación de las glorias de la guerra y aplastamiento de los enemigos de uno en nombre de Dios? Para otros, el inconveniente está en cierta exaltación patriarcal que se da en los salmos, donde lo divino es masculino, y lo masculino está excesivamente deificado. Incluso  para otros, la ofensa resulta estética. Su objeción: “¡Son malos poemas!”

Acaso los salmos no sean grandes poemas, e innegablemente suenan a violencia, guerra, odio a los enemigos de uno y deseo de venganza, todo en nombre de Dios. También se reconocen estar compuestos al estilo patriarcal. Pero, ¿los convierte eso en un mal lenguaje para rezar? Dejadme sugerir algo en sentido contrario.

Una de las clásicas definiciones de oración dice: “Orar es levantar la mente y el corazón a Dios”. Sencillo, claro, exacto. Se me ocurre que el verdadero problema es que, de hecho, apenas tenemos en cuenta esto cuando oramos. Más bien que levantar a Dios lo que de hecho hay en nuestras mentes y en nuestros corazones, tendemos a tratar a Dios como alguien al que necesitamos encubrir la auténtica verdad de nuestros pensamientos y sentimientos. En vez de derramar la mente y el corazón, decimos a Dios lo que pensamos que Dios quiere oír; no pensamientos asesinos, deseos de venganza ni nuestra desilusión con Dios.

Pero expresar esos sentimientos es todo lo que importa. Lo que hace a los salmos particularmente aptos para orar es que no esconden la verdad de Dios, sino que expresan la gama entera de nuestros verdaderos sentimientos. Proporcionan una honrada voz a lo que en realidad se traza en nuestras mentes y corazones.

En ocasiones nos sentimos bien, y nuestro impulso espontáneo es decir palabras de alabanza y gratitud, y los salmos nos proporcionan esa voz. Hablan de la bondad de Dios en todas cosas: amor, amigos, fe, salud, comida, vino, deleite. Pero no siempre nos sentimos de esa manera. Nuestras vidas tienen también sus épocas de frío y soledad cuando la desilusión y la amargura hierven a fuego lento o hacen estragos bajo la superficie. Los salmos nos dan una voz honrada donde podemos descubrir a Dios todos esos sentimientos que hierven en la lentitud del fuego. Igualmente, hay ocasiones en que vivimos con la plena sensación de nuestra propia insuficiencia, con el hecho de que no podemos estar a tono con la confianza y el amor que se nos da. De nuevo, los salmos nos dan voz para esto, rogando a Dios que sea misericordioso y ablande nuestros corazones, nos limpie y nos dé un nuevo ímpetu.

Igualmente, hay ocasiones en que nos sentimos amargamente desilusionados con Dios y necesitamos alguna manera de expresar esto. Los salmos nos dan voz para ello (“¿Por qué estás tan callado?” “Por qué te sitúas tan lejos de mí?”), aun cuando nos hacen conscientes de que Dios no está asustado de nuestra ira y amargura; pero, como padre amoroso, sólo desea que vayamos y hablemos de ello. Los salmos son un instrumento privilegiado para la oración, porque levantan todo el campo de nuestros pensamientos y sentimientos a Dios.

Con todo, hay algunas razones por las que luchemos contra eso. Primera, porque nuestra edad tiende a huir de la metáfora y, tomadas literalmente, algunas de las imágenes de los salmos son ofensivas. Segunda, tendemos a estar en contradicción con los sentimientos que tenemos. Es duro admitir que sentimos algunas de las cosas que a veces sentimos: grandiosidad, obsesiones sexuales, celos, amargura, paranoia, pensamientos asesinos, desilusión con Dios, dudas en nuestra fe. Demasiado frecuentemente, nuestra oración desmiente los pensamientos y sentimientos que tenemos. Eso dice a Dios lo que nosotros pensamos que Dios quiere oír. Los salmos son más honrados.

Orar con total honradez es un reto. Kathleen Norris lo indica así: Si oras con regularidad, “no hay manera de que puedas hacerlo adecuadamente. No siempre vas a trasnochar ni menos aún tener pensamientos santos. Tampoco vas a llevar tus mejores vestidos, sino los que no estén en el cesto de la ropa sucia. Vienes al gran ‘libro de la alabanza’ de la Biblia atravesando todas situaciones de ánimo y condiciones de vida y, mientras te sientes como en el infierno, cantas a pesar de todo. Para sorpresa tuya, encuentras que los salmos no desmienten tus verdaderos sentimientos, sino te permiten reflejarlos adecuadamente delante de Dios y de todos”. Los aforismos para sentirse bien que manifiestan cómo pensamos que deberíamos sentirnos, no son sustitutos del realismo terreno de los salmos, que expresan cómo a veces nos sentimos en realidad. Cualquiera que levantara la mente y el corazón a Dios sin mencionar nunca sentimientos de amargura, celos, venganza, odio y guerra, debería escribir eslóganes para tarjetas de felicitación y no ser consejero espiritual de nadieRon Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf) Fuente: Ciudad Redonda.org

Crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. Calendario de Cuaresma(día 8de40)

 

Calendario de Cuaresma. Miércoles 21 (día 8de40)

Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna


Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios mío, tú no lo desprecias 
Salmo 50, 3-4. 12-13. 18-19 R/. 

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.

No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.

Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Calendario de Cuaresma(día 7de40)

 

Calendario de Cuaresma. Martes 20 (día 7de40)

Lecturas de hoy / Comentario

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna

El Evangelio de hoy nos recuerda el Padrenuestro, esa oración que aprendimos, casi con seguridad, de pequeños y que tantas veces hemos repetido en nuestra vida, unas como papagayos y otras quizá también deteniéndonos en lo que decimos, intentando saborear cada una de sus palabras.

Porque la realidad es que para ser una oración tan breve, sus palabras dicen muchas cosas. Quizá demasiadas para que, a pesar de los años, hayamos llegado a entenderlas y asimilarlas del todo. Basta con el comienzo para quedarnos ya parados y asombrados. “Padre nuestro”. De entrada nos referimos a Dios como “Padre”. Lo importante de la afirmación es la relación en que nos situamos con él. Padre es una palabra que huele a familia, a hogar, a mesa común, a cariño. También es verdad que para algunos y sus malas experiencias, Padre puede saber a abuso, dominio, opresión, control… pero no es así el “Abbá” de que nos habla Jesús en los Evangelios. Y fue Jesús el que nos enseñó/regaló esta oración tantas veces repetida a lo largo de la historia por tantos creyentes.

Leí una vez que el Santo Cura de Ars, en sus momentos de oración, nunca llegaba a terminar de rezar el Padrenuestro porque con sólo decir la primera palabra, Padre, ya se quedaba tan admirado que era incapaz de seguir. Pues resulta que Dios no es solo Padre, es que es padre nuestro. Más admiración todavía. Más quedarnos sin palabras. Más que brota del corazón el agradecimiento.

Y luego vienen otras palabras que hablan de su reino, de su voluntad, del pan de cada día que tanto necesitamos, del perdón, que posiblemente necesitamos más que el pan. Y la petición última, que cierra la oración: que nos libre del mal que nos atenaza y nos rodea, que a veces parece anidar incluso en nuestros corazones, hecho envidia o ira o cólera o…

En esta Cuaresma, cuando recemos el Padrenuestro, que no lo hagamos a la carrera, que dejemos que las palabras lleguen a nuestro corazón y que éste se llene de cariño, de perdón de misericordia, de paciencia, de comprensión. Que se llene de todo eso que hace un buen padre con sus hijos. Gracias a: Ciudad Redonda