31 fin del mes de mayo, mes de María, con la oración "Al Corazón de la Divina Madre" que Jesús enseñó a Santa Matilde.

Al Corazón de la Divina Madre
Te saludo de lo íntimo de mi alma, Corazón virginal de la Santísima Madre de Cristo,
por la afluencia de todos los bienes, con los cuales fuiste gratísimo a Dios y beneficioso a los hombres.
Te saludo, Corazón Purísimo de la niña, que fue la primera en hacer voto a su virginidad.
Te saludo, Corazón humildísimo de aquella que más que nadie mereció concebir del Espíritu Santo.
Te saludo, Corazón devotísimo y deseosísimo, que llevaste a Cristo en las entrañas de María.
Te saludo, Corazón llenísimo de caridad, ardentísimo en el amor de Dios y a los hombres.
Te saludo, Corazón fidelísimo, que conservaste diligentemente todas las palabras y las obras de Jesús.
Te saludo, Corazón pacientísimo, llagado continuamente con la espada de la pasión de Cristo.
Te saludo, Corazón excelentísimo de la piadosa Madre, que quiso y hasta prefirió
que su Hijo único fuese inmolado por la redención del mundo.
Te saludo, Corazón grandemente solícito en las oraciones, intercediendo continuamente por la Iglesia.
Te saludo, Corazón diligentísimo en la contemplación, que con tus méritos alcanzas la gracia de los hombres».   Jesús enseñó a Santa Matilde esta oración.

El Papa y el mendigo

Un sacerdote norteamericano de la diócesis de Nueva York se disponía a rezar en una de las parroquias de Roma cuando, al entrar, se encontró con un mendigo. Después de observarlo durante un momento, el sacerdote se dio cuenta de que conocía a aquel hombre. ¡Era un compañero del seminario, ordenado sacerdote el mismo día que él¡. Ahora mendigaba por las calles.
El sacerdote, tras identificarse y saludarle, escuchó de labios del mendigo cómo había perdido su fe y su vocación. Quedó profundamente estremecido.
Al día siguiente el sacerdote llegado de Nueva York tenía la oportunidad de asistir a la Misa privada del Papa al que podría saludar al final de la celebración, como suele ser la costumbre. Al llegar su turno sintió el impulso de arrodillarse ante el santo Padre y pedir que rezara por su antiguo compañero de seminario, y describió brevemente la situación al Papa.
Un día después recibió la invitación del Vaticano para cenar con el Papa, en la que solicitaba llevara consigo al mendigo de la parroquia. El sacerdote volvió a la parroquia y le comentó a su amigo el deseo del Papa. Una vez convencido el mendigo, le llevó a su lugar de hospedaje, le ofreció ropa y la oportunidad de asearse.
El Pontífice, después de la cena, indicó al sacerdote de Nueva York que los dejara solos, y pidió al mendigo que escuchara su confesión. El hombre, impresionado, respondió que ya no era sacerdote, a lo que el Papa contestó: "una vez sacerdote, sacerdote siempre". "Pero estoy fuera de mis facultades de presbítero", insistió el mendigo. "Yo soy el obispo de Roma, me puedo encargar de eso", dijo el Papa.
El hombre escuchó la confesión del Santo Padre y le pidió a su vez que escuchara su propia confesión. Después de ella lloró amargamente. Al final Juan Pablo II le preguntó en qué parroquia había estado mendigando, y le designó asistente del párroco de la misma, y encargado de la atención a los mendigos.
Frases y curiosidades de Santos y de la Iglesia #43
Recopilación de frases, curiosidades, lemas, dichos y pequeñas inspiraciones espirituales.
Parroquia del Corazón de María de Oviedo.
 Fuente: Web Católico de Javier  / http://webcatolicodejavier.org/mendigo.html 

Sobre la amistad

Una de las experiencias de gracia que podemos tener a este lado de la eternidad es la experiencia de la amistad.
Los diccionarios definen la amistad como una relación de afecto mutuo, una unión más rica de la mera asociación. Y a continuación enlazan la amistad con algunas palabras: amabilidad, amor, simpatía, empatía, honestidad, altruismo, lealtad, comprensión, compasión, comodidad, y (no la menos importante) confianza- Amigos, los diccionarios aseguran, son los que disfrutan de la compañía mutua, se expresan mutuamente sus sentimientos, y cometen errores sin miedo al ser juzgado por el otro.
Todo esto cubre lo básico, pero para una mejor explicación de la gracias real en la amistad hay una serie de elementos de la definición que necesitan una explicación.
Primero, como afirmaron los estoicos griegos y como es evidente en la espiritualidad cristiana, la verdadera amistad sólo es posible entre personas que practican la virtud. Una pandilla no es un círculo de amistad, como tampoco lo son muchos círculos ideológicos. ¿Por qué? Porque la amistad necesita ser portadora de gracia y la gracia sólo se encuentra en la virtud.
Además, la amistad es más que meramente humana, aunque es maravillosamente humana. Cuando es genuina, la amistad es nada menos que una participación en el flujo de vida y amor que está dentro de Dios.  La Escritura nos dice que Dios es amor, pero la palabra que usa para amor en este caso es la palabra griega ágape, un término que podría traducirse como "familia", "comunidad", o "compartir la vida".  De ahí que el famoso texto ("Dios es amor") pueda ser transliterado para leerlo: Dios es familia, Dios es comunidad, Dios es existencia compartida, y quien comparte su existencia dentro de la comunidad y la amistad está participando en el flujo mismo de la vida y el amor que está dentro de la Trinidad.
Pero esto no siempre es cierto. La amistad y la familia pueden tomar diferentes formas.  Parker Palmer, un escritor cuáquero contemporáneo, afirma: "Si crees en esto, traerás grandes bendiciones." Por el contrario, el gran místico sufí, Rumi, escribe: "Si no crees en esto, haces mucho daño." La familia y la comunidad pueden traer gracia o bloquearla. Nuestro círculo puede ser de amor y gracia, o puede ser de odio y pecado. Sólo la primera merece el nombre de amistad. La amistad, dice San Agustín, es la belleza del alma.

La amistad profunda y vivificante, como todos sabemos, es tan difícil como rara. ¿Por qué? Todos lo anhelamos en lo más profundo de nuestra alma, así que ¿por qué es tan difícil de encontrar? Todos sabemos por qué: Somos diferentes los unos de los otros, únicos, y con razón prudentes en cuanto a quiénes damos entrada en nuestra alma. Por eso no es fácil encontrar un alma gemela, tener ese tipo de afinidad y confianza. Tampoco es fácil mantener una amistad una vez que la hemos encontrado. La amistad sostenida requiere un compromiso duro y ese no es nuestro punto fuerte, ya que nuestra mentalidad y nuestro mundo cambian y evolucionan constantemente. Además, hoy en día, las amistades virtuales no siempre se traducen en amistades reales.

Por último, no menos importante, la amistad a menudo se ve obstaculizada o desbaratada por el sexo y la tensión sexual.  Esto es simplemente un hecho de la naturaleza y un hecho dentro de nuestra cultura y de todas las demás culturas. El sexo y la sexualidad, aunque idealmente deberían ser la base de una amistad profunda, a menudo son el mayor obstáculo para la amistad. Por otra parte, en nuestra propia cultura (cuyo ethos valora el sexo por encima de la amistad) la amistad es a menudo vista como un sustituto, y en segundo lugar, para el sexo.
Pero aunque eso puede estar en nuestro ethos cultural, es evidente que no es lo más profundo en nuestras almas. Aquí anhelamos algo que, en última instancia, es más profundo que el sexo - o es el sexo en una fase más plena. Hay un deseo profundo en todos nosotros (sea una forma más profunda de deseo sexual o un deseo de algo que va más allá del sexo) por un alma gemela, por alguien con quien acostarse moralmente. Más profundamente de lo que nos duele una pareja sexual, nos duele una pareja moral, aunque estos deseos no son mutuamente excluyentes, tan sólo difíciles de combinar.
La amistad, como el amor, es siempre en parte un misterio, algo más allá de nosotros. Es una lucha en todas las culturas. Una parte de esto es sencillamente nuestra humanidad. La perla de preciosa no es fácil de encontrar ni de retener. La verdadera amistad es algo escatológico, que se encuentra, aunque nunca perfectamente, en esta vida.  Los factores culturales y religiosos siempre van en contra de la amistad, al igual que la omnipresencia de la tensión sexual.
A veces los poetas pueden llegar donde los académicos no pueden y por eso ofrezco estas ideas de un poeta sobre la interrelación entre la amistad y el sexo. La amistad, sugiere Rainer Marie Rilke, es a menudo uno de los grandes tabúes dentro de una cultura, pero sigue siendo siempre el juego final:  "En un amor profundo y feliz entre dos personas, pueden finalmente convertirse en los protectores amorosos de la soledad del otro. ... El sexo es, ciertamente, muy poderoso, pero no importa cuán poderoso, hermoso y maravilloso pueda ser. Si os convertís en los protectores amorosos de la soledad del otro, el amor se convierte gradualmente en amistad".
Y como Montaigne afirmó una vez: "El fin de la amistad puede ser más importante que el amor.  Las epifanías de la juventud están destinadas a florecer y madurar en algo eterno".

29 de mayo 2018" ...que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, reconozcan en el Niño que está en tus brazos al único Salvador del mundo, fuente inagotable de la paz verdadera, a la que todos aspiran en lo más profundo del corazón


"María, ayúdanos a ser testigos creíbles de su mensaje de paz y de amor, para que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, caracterizado aún por tensos contrastes e inauditas violencias, reconozcan en el Niño que está en tus brazos al único Salvador del   mundo, fuente inagotable de la paz verdadera, a la que todos aspiran en lo más profundo del corazón S.Juan Pablo II

25 de mayo 2018: María esté siempre esculpida en tu mente y grabada en tu corazón». Expresiones de amor del Padre Pío a la Virgen María.


«La Virgen Dolorosa te tenga siempre grabada  en su corazón materno».
«La Virgen Madre tenga siempre su mirada en ti y te conceda experimentar todas sus dulzuras maternas».
«María esté siempre esculpida en tu mente y grabada en tu corazón». 
Expresiones de amor del Padre Pío a la Virgen María

24 de mayo 2018: María Auxiliadora: Tú, que sola destruyes los errores del mundo, defiéndenos en nuestras angustias, auxílianos en nuestras luchas, socórrenos en nuestras necesidades, y en la hora de la muerte, recíbenos en el eterno gozo.

¡Oh María Virgen poderosa! Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia; Tú, Auxiliadora del pueblo cristiano; Tú, terrible como un ejército en orden de batalla; Tú, que sola destruyes los errores del mundo, defiéndenos en nuestras angustias, auxílianos en nuestras luchas, socórrenos en nuestras necesidades, y en la hora de la muerte, recíbenos en el eterno gozo. 

Oración de San Juan Bosco a María Auxiliadora.

No es de los nuestros

¡Pobres discípulos (y pobre Jesús)!  Es que no dan una. Para una vez que Juan, el hijo del Trueno, abre la boca en este Evangelio, es para desencadenar un chaparrón. Es la vieja pretensión-tentación de tener la verdad en exclusiva y sentirse con el «poder» de controlar a todos los demás, repartiendo patentes de ortodoxia, de pertenencia... 

Era la vieja mentalidad de tener una serie de códigos, pistas y condiciones para definir correctamente quiénes estaban a un lado de una línea (con Dios de su parte) y los que estaban -¡pobrecillos!- dejados de la mano de Dios, perdidos, confundidos. Pero la novedad del Reino de Jesús no va por ahí.  Fuera de la Iglesia sí hay salvación, y hay Espíritu, y gentes buenas de las que tenemos que aprender mucho. 
     «En la Iglesia Católica -escribía San Agustín- hay quienes no son católicos. Pero también se pueden encontrar católicos fuera de la Iglesia.  Muchos que parecen estar fuera, están dentro; muchos de lo que parecen estar dentro están fuera».  
     El católico es aquel que tiene un espíritu universal, que eso es lo que significa esta palabra, y sabe descubrir lo valioso en los otros, el que se sabe siempre en búsqueda de la Verdad, y los otros tienen mucho que enseñarle. 
+  ¿Tú verdad? no, la verdad;  y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela. (A Machado)
+   La verdad no está de parte de quién grite más (R Tagore)
+  Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado (André Gide)
+ No poseemos la verdad ni el bien nada más que en parte, y mezclados con la falsedad y con el mal (B Pascal)
     El buscador y defensor de la verdad no le cierra la boca al que tiene otras ideas, ni lo trata como enemigo, ni le prohíbe seguir pensando, investigando o expresándose.  No convierte al distinto en enemigo, sino que hace mucha mayor gala de los principios del diálogo, entre los cuales no está el creerse ya, como punto de partida, con toda la razón. Es verdad que en tiempos de relativismo, de fuertes cambios, y de confusión hay la fuerte tentación de subrayar lo propio, cerrar filas, acallar disonancias, estar muy pendientes de los posibles errores y abusos, y encontrar donde sea enemigos para plantarles cara.
     Pues no va con el estilo de Jesús ese empeño de algunos grupos, movimientos y personas que pretenden tener la exclusiva de la verdad, de la salvación, de la fe, de la revelación divina e imponérsela a los otros. No va con Jesús lo de excluir, precisamente él que fue un excluido por la ortodoxia judía, y que fue durante toda su vida rodeándose de excluidos, heterodoxos y personas de mala fama.  Sino más bien, buscar puntos de encuentro, tender la mano a todos los colaboradores que quieran luchar contra los demonios de nuestro mundo, reconocer la bondad ajena, tener mucha paciencia...
     No encontramos en ningún lugar del Evangelio una preocupación o intención por parte de Jesús por ser muchos, ni por mostrar el poder de los números de la gente que le seguía, ni siquiera puso las cosas fáciles para que «se le apuntaran» más. Pocos, pero levadura. Pocos, pero sal. Poca llama, pero iluminando desde el candelero. Pocas ramas en el árbol, pero con capacidad para acoger a las aves que quieran anidar en él.
Con palabras del entonces Cardenal Joseph Ratzinger:
Cada empresa tiene el derecho de promocionar su producto.  Pero la Iglesia no es una empresa. Sólo debe anunciar a Cristo.  No debe atraer hacia sí, ni engrandecer su rebaño, ni procurarse clientes, sino mostrar el rostro de Jesús.  La fe no es una mercancía, ni propiedad de un grupo en expansión.  Nosotros no poseemos nada. La Iglesia anuncia a Cristo, no busca consenso. No se puede presentar como misión lo que no es otra cosa que burda propaganda sectaria o parcial.
El mensaje de Cristo debe ser anunciado incluso allí donde no gusta.  La Iglesia es Iglesia de mártires, no Iglesia que martiriza. Una Iglesia tolerante, que no persigue a sus adversarios.
     Cuando los grupos se miran a sí mismos... acaban ocupados exclusivamente de sí mismos. Cuando los grupos se miran de frente unos a otros... acaban enfrentados. El asunto es que donde hay que mirar es... al mundo, al sufrimiento de las gentes, a la defensa de lo humano... y encontrarnos allí con cualquiera que se sienta llamado a hacer el bien. No es tarea de la Iglesia hacer aceptos, ni tampoco adoctrinar... sino ser testigo del Evangelio, salir al encuentro del hombre siendo cauce del amor, la acogida y la misericordia de Dios. Con aquellos que ni siquiera mencionen a Dios, o tengan «otro Dios». 

23 de mayo 2018: Su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue la encantadora sonrisa de la Santísima Virgen


De repente, la Santísima Virgen Me pareció hermosa, Tan hermosa, Que yo Nunca Había visto Nada tan bello. Su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue la encantadora sonrisa de la Santísima Virgen.
Historia de una Alma. Stª Teresita del Niño Jesús.

22 de mayo 2018: Stª Rita de Casia: Y pido al mundo oraciones: ¡rosas para Mí, que ofreceré a Mi Hijo para que ayude a la humanidad de este tiempo difícil!


¡Este es el mes de las rosas! Mis rosas de Nazaret, aquellas que plantó José para Mí, están todavía en mi recuerdo. Y pido al mundo oraciones: ¡rosas para Mí, que ofreceré a Mi Hijo para que ayude a la humanidad de este tiempo difícil! ¡El bien triunfará aunque ahora todo parece tan lejano del bien!
 
Mi vida en Nazareth. Giuliana Buttini

22 de mayo de 2017. Santa Rita de Casia.

Sobre el suicidio y la desesperación

Durante siglos, el suicidio fue considerado como un acto de desesperación, y la desesperación misma fue vista como el pecado más grave de todos. En muchos círculos religiosos, la desesperación fue vista como el más pecaminoso de todos actos y, al fin, imperdonable.
Tristemente, quedan fuertes secuelas de eso: el suicidio aún es visto por muchos como un acto de desesperación, una afrenta a Dios y a la vida misma, una imperdonable renuncia a la esperanza. Mucha gente de iglesia aún ve el suicidio como un acto de desesperación y como el imperdonable pecado contra el Espíritu Santo. Los católicos romanos a veces refuerzan esta opinión al leer el Catecismo de la Iglesia Católica, que define el pecado de desesperación como sigue:
“¡La desesperación es el pecado más serio que puede cometer una persona! ... Como la presunción, la desesperación es un pecado contra el Primer Mandamiento. Nos aleja de la esperanza, que es una virtud infusa recibida en el bautismo juntamente con la gracia santificante y teniendo la posesión de Dios como su objeto primario. En Mc, 3, 28-29 leemos esto: “En verdad os digo: todos pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, cualquier blasfemia que pronuncien; pero aquel que blasfema contra el Espíritu Santo nunca tiene perdón, sino que es reo de culpa eterna”.
Eso bien puede ser verdad, pero el suicidio no es desesperación. Los diccionarios definen el suicidio como la completa falta o ausencia de esperanza. Pero eso no es lo que sucede en la mayoría de los suicidios. ¿Qué es lo que pasa?
La persona que está aguantando su propia vida no intenta ese acto como un insulto o afrenta a Dios o a la vida (puesto que eso sería un acto de fuerza, y el suicidio es generalmente la antítesis de eso). Lo que sucede en la mayoría de los suicidios es el polo opuesto. El suicidio es el resultado de una enorme frustración.
Hay una intensa escena en la adaptación de la obra de Victor Hugo Los Miserables. Una joven, Fantine, yace moribunda. Dice que una vez fue joven y llena de esperanzados sueños; pero ahora, agotada por toda una vida de pobreza, machacada por un corazón roto y rendida por una enfermedad física, está derrotada y tiene que resignarse al desgarrador hecho de que “existen tormentas que no podemos capear”.
Tiene razón, y aquel que no acepta esa verdad llegará un día a comprenderla dolorosa y amargamente. Hay cosas en esta vida que nos machacarán, y rendirnos no es un acto de desesperación y en absoluto es un acto libre. Es una derrota humillante y triste.
Y este es el caso de la mayor parte de la gente que muere de suicidio. Por razones que se extienden desde la enfermedad mental a una infinita variedad de abrumadoras tormentas que pueden destrozar a una persona, a veces hay un punto en las vidas de las personas donde están abrumadas, derrotadas e incapaces de continuar queriendo su propia vida (paralelo a aquel que muere como víctima de una sequía, huracán, cáncer, enfermedad del corazón, diabetes o Alzheimer). No hay culpa en el hecho de estar abrumado por una tormenta mortal. Podemos estar abrumados, y algunas personas están, pero eso no es desesperación (la cual sólo puede ser intencionada y un acto de fuerza).
Para empezar, no entendemos la enfermedad mental, que puede ser justamente tan real y tan mortal como cualquier enfermedad física. No culpamos a nadie por morir de cáncer, ataque repentino o accidente físico, pero arrojamos invariablemente sombras morales sobre alguien que muere como resultado de diferentes enfermedades mentales que juegan un papel fatal en muchos suicidios. Felizmente, Dios está aún a cargo, y nuestra inadecuada comprensión, mientras general y permanentemente está manchando la manera como alguien es recordado en este mundo, de hecho no realiza la salvación en el otro lado.
Más allá de la enfermedad mental, nosotros podemos ser derrotados en la vida por muchas otras cosas. Una tragedia, una pérdida desgarradora, una obsesión no correspondida y una paralizante deshonra pueden a veces romper un corazón, machacar una voluntad, matar un espíritu y traer la muerte a un cuerpo. Y nuestro juicio sobre esto debería reflejar nuestra comprensión de Dios: ¿Qué Dios todo-amor y todo-misericordia condenaría a alguien porque, como la Fantina de Victor Hugo, sería incapaz de capear la tormenta? ¿Participa Dios de nuestra misma estrecha opinión de que la salvación está mayormente reservada para los fuertes? No, si a Jesús se le debe creer.
Observad que, cuando Jesús señala el pecado, no apunta donde somos débiles o derrotados; más bien apunta donde somos fuertes, arrogantes, indiferentes y críticos. Examinad los Evangelios y haced esta pregunta: ¿Con quiénes es Jesús más duro? La respuesta es clara: Jesús es más duro con aquellos que son fuertes, críticos y no tienen sentimientos en favor de los que están resistiendo la tormenta. Observad lo que dice sobre el rico que hace caso omiso del pobre que está a su puerta, lo que dice sobre el sacerdote y el escriba que ignoran al hombre abatido en una cuneta, y qué crítico es con los escribas y fariseos que están muy prontos para definir al que cae bajo el juicio de Dios y el que no.
Sólo una equivocada comprensión de Dios puede suscribir la infortunada opinión de que estar machacado en la vida constituye desesperación.   

21 de mayo 2018: Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?

Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. 
¿Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?


Palabras de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego
(Juanito, el más pequeño de mis hijos)

Domingo de Pentecostés 2018: Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y llena de gracia los corazones, que Tú mismo creaste.

Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y llena de gracia los corazones, que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consuelo, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; 
Tú, el dedo de la mano de Dios; 
Tú, el prometido del Padre; 
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y bajo tu dirección, evitaremos todo lo malo.
Que por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti creamos en todo tiempo.
A partir de una plegaria de Rabanus Maurus, S IX. Publicando en Rezando Voy.

20 de mayo 2018: Virgen María, dile a Jesús que quisiera volverme loco y hacer locuras por su amor; dile que...




Virgen María, dile a Jesús que quisiera volverme loco y hacer locuras por su amor; dile que... me perdone... El lo hará, bendita Madre, si tú se lo dices. Así sea.


Dios y mi alma. Rafael Arnáiz Barón.





18 de mayo 2018: Y las rosas de vuestras oraciones forman nubes para Mí, almohadas, senderos... Y al Cielo llegan vuestras flores, que Yo presento a Jesús, ¡y Él os sonríe!


Amo las flores, son gotas de belleza, pensamientos amables del Creador. El rosario, recitado con el alma, es una corona de perlas que se transforman en flores para Mí. Y las rosas de vuestras oraciones forman nubes para Mí, almohadas, senderos... Y al Cielo llegan vuestras flores, que Yo presento a Jesús, ¡y Él os sonríe!

Mi vida en Nazareth. Giuliana Buttini