Cuidemos a nuestras familias, verdaderas escuelas del mañana. Papa Francisco. Sagrada Familia. 30 de diciembre

   Es cierto, no existe la familia perfecta, no existen esposos perfectos, padres perfectos ni hijos perfectos, y si no se enojan, yo diría suegras perfectas. Pero eso no impide que no sean la respuesta para el mañana. 
   Dios nos estimula al amor y el amor siempre se compromete con las personas que ama. 
   Por eso, cuidemos a nuestras familias, verdaderas escuelas del mañana”.

(Mensaje que el Papa dio a las familias el 22 de septiembre de 2015 durante su visita a Cuba).

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.


 Festividad de la Sagrada Familia


La familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón...Papa Francisco

“No existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva.

“Por eso, la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar”.

Papa Francisco 49° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Pidamos al Niño divino que nos revista de humildad, porque sólo con esta virtud podemos gustar este misterio relleno de divinas ternuras. Padre Pío.

“Pidamos al Niño divino que nos revista de humildad, porque sólo con esta virtud podemos gustar este misterio relleno de divinas ternuras”

San Pío de Pietrelcina (Padre Pío)

Frases y curiosidades de Santos y de la Iglesia #45

Recopilación de frases, curiosidades, lemas, dichos y pequeñas inspiraciones espirituales.
Parroquia del Corazón de María de Oviedo.

Ganadora de la cesta del rastrillo misionero claretiano

   Felicitamos a Dñª Carmen Gamazo como ganadora de la cesta del rastrillo 2017 nº 3441-3450 y agradecemos su aportación al igual que al resto de colaboradores.


EL SENTIDO DE LA NAVIDAD

Que el dulcísimo Niño Jesús os traiga todas las gracias, todas las bendiciones, todas las sonrisas que plazca a su infinita bondad. Padre Pío.

“Que el dulcísimo Niño Jesús os traiga todas las gracias, todas las bendiciones, todas las sonrisas que plazca a su infinita bondad…”

San Pío de Pietrelcina (Padre Pío)

Frases y curiosidades de Santos y de la Iglesia #44

Recopilación de frases, curiosidades, lemas, dichos y pequeñas inspiraciones espirituales.
Parroquia del Corazón de María de Oviedo.

La Navidad posee una ternura, una dulzura infantil que me atrapa todo el corazón. Padre Pío

“Todas las fiestas de la Iglesia son hermosas… la Pascua, sí, es la glorificación… pero la Navidad posee una ternura, una dulzura infantil que me atrapa todo el corazón”

San Pío de Pietrelcina (Padre Pío)

Frases y curiosidades de Santos y de la Iglesia #43

Recopilación de frases, curiosidades, lemas, dichos y pequeñas inspiraciones espirituales.
Parroquia del Corazón de María de Oviedo.

El temor de Dios como sabiduría

¿Por qué ya no predicamos más sobre el fuego del infierno? Es una pregunta que frecuentemente se hacen hoy muchas personas religiosas sinceras a quienes preocupa que demasiadas iglesias y demasiados sacerdotes y ministros han suavizado el pecado y son super-generosos al hablar de la misericordia de Dios. La creencia en esto es que vendría a la iglesia más gente y más gente cumpliría los mandamientos, particularmente el sexto, si predicáramos la cruda verdad sobre el pecado mortal, la ira de Dios y el peligro de ir al infierno cuando muramos. La verdad os hará libres, afirma esta gente, y la verdad es que existe el verdadero pecado y que existen verdaderas y eternas consecuencias del pecado. La puerta de acceso al cielo es estrecha y el camino al infierno es ancho. Así pues, ¿por qué no predicamos más sobre los peligros del fuego del infierno?
Lo que es válido en esta clase de razonamiento es que predicar sobre el pecado mortal y el fuego del infierno puede ser efectivo. Las amenazas funcionan. Yo crecí sujeto a esta clase de predicación y fácilmente admito que eso tenía un verdadero efecto en mi conducta. Pero ese efecto era ambivalente: Por el lado positivo, me dejó bastante marcado ante Dios y la vida misma para no desviarme muy lejos moral y religiosamente. Por el lado negativo, me dejó también tullido religiosa y emocionalmente de alguna profunda manera. Dicho simplemente, es duro ser amigos íntimos de un Dios que te atemoriza, y no es bueno religiosamente ser demasiado apocados y estar temerosos ante las grandes energías de la vida. Se admite que el temor al castigo divino y el miedo al fuego del infierno pueden ser efectivos como motivadores. 
Así, ¿por qué no predicar el temor?  Porque es un error, puro y simple. El lavado de cerebro y la intimidación física son también efectivos, pero el temor no es el aliciente propio para el amor. No entras en una relación de amor porque te sientes temeroso o amenazado. Entras en una relación de amor porque te sientes atraído ahí por el amor.
Más importantemente, predicar la amenaza divina deshonra al Dios en que creemos. El Dios al que Jesús encarna y revela no un Dios que ponga en el infierno a gente sincera y de buen corazón en contra de la voluntad de ésta, en base a alguna caída humana o moral que en nuestras categorías morales o religiosas consideramos ser pecado mortal. Por ejemplo, aún oigo que esta amenaza se predica a veces en nuestras iglesias: Dejar de ir a la iglesia el domingo es pecado mortal, y si haces eso y mueres sin confesarlo, irás al infierno.
¿Qué clase de Dios suscribiría esta clase de creencia? ¿Qué clase de Dios no daría a la gente sincera una segunda oportunidad, una tercera y setenta y siete veces siete más oportunidades si permanece sincera? ¿Qué clase de Dios diría a una persona en el infierno: “¡Lo siento, pero tú conocías las reglas! ¡Te arrepientes ahora, pero es demasiado tarde. Tuviste tu oportunidad!”?
Una teología sana de Dios demanda que dejemos de predicar que el infierno pueda ser una terrible sorpresa que espera a una persona esencialmente buena. El Dios en que creemos como cristianos es infinita comprensión, infinita compasión e infinito perdón. El amor de Dios nos sobrepasa, y si nosotros, en nuestros mejores momentos, podemos ver la bondad de un corazón humano a pesar de sus caídas y debilidades, ¡cuánto más lo hará  Dios! No tenemos nada que temer de Dios.
¿O sí? ¿No nos dice la escritura que el temor de Dios es el principio de la sabiduría? ¿Cómo cuadra eso con no tener miedo a Dios?
Existen diferentes clases de temor: algunas, sanas; y otras, no. Cuando la escritura nos dice que el temor de Dios es el principio de la sabiduría, la clase de temor de que está hablando no es casual acerca del sentimiento amenazado o el sentimiento ansioso de ser castigado. Esa es la clase de temor que sentimos ante los tiranos y matones. Hay, no obstante, un sano temor que es innato en la dinámica del amor mismo. Esta clase de temor es esencialmente adecuada reverencia, esto es, cuando amamos auténticamente a alguien tendremos miedo de ser egoístas, groseros e irrespetuosos en esa relación. Temeremos violar el espacio sagrado  en el que ocurre la intimidad. Metafóricamente, comprenderemos que nos hallamos en lugar santo y que lo mejor que haríamos es quitarnos el calzado ante el fuego sagrado.
La escritura también nos dice que cuando Dios aparece en nuestras vidas, generalmente las primeras palabras que oímos son: “¡No temáis!” Eso es porque Dios no es un tirano crítico sino energía y persona amable, creativa y llena de gozo. Como Leon Bloy nos recuerda, el gozo es la más infalible señal de la presencia de Dios.
Al famoso psiquiatra Fritz Perls le preguntó una vez un joven fundamentalista: “¿Ha sido Vd. salvado?” Su respuesta: “¿Salvado? ¡De ninguna manera! ¡Aún estoy tratando de entender cómo perderme!” Nosotros honramos a Dios no viviendo en temor para no ofenderle, sino gastando la maravillosa energía que Dios nos da para ayudar a la vida a florecer. Dios no es una ley que tiene que ser obedecida, sino una gozosa energía en la que ocuparnos generativamente. 

El porqué de la Navidad

Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y de las festividades religiosas, como la Navidad.
Su mujer, en cambio, era creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en Jesucristo, a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.
Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.
-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.
Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.
Al cabo de un rato, oyó un gran golpe; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó a amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana.
Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.
-Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.
Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se alejaran más.
Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.
El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.
-¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevada?
Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano.
-Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta.
Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.
El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza:
-Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!
Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día:
-¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!
De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios hizo que Su Hijo se volviera como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.
Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevada, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Cristo a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: "¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!" Fuente

Natividad de Nuestro Señor. Un hijo nos ha sido dado

Estamos convocados a celebrar en Navidad el misterio incomprehensible de un Dios que decide hacerse hombre, para salvar a los hombres que se han alejado de Él. Sin embargo, Isaías, el profeta que nos ha enseñado que el nombre de Dios es Emanuel, el Señor con nosotros, nos confía un secreto que es al mismo tiempo, una prueba de amor y un desafío: Jesús, el hijo de la Virgen inmaculada, es "un hijo que nos es dado". El Hijo del Padre eterno, el Verbo encarnado, el hijo de María, nos es dado como hijo.

Somos llamados a quererlo, cuidarlo, escucharlo, llevarlo, de igual manera que queremos, cuidamos, escuchamos y llevamos a un hijo.
Navidad es el tiempo para conmemorar este misterio. Misterio que la liturgia nos propone contemplar, meditar, durante las tres semanas en las que las fiestas se suceden para que podamos gustarlas: la natividad, la celebración de la Sagrada Familia, la maternidad divina, la manifestación a los paganos, la presentación al pueblo elegido en el borde del Jordán.
La alegría de los pastores de Belén, la veneración de los magos y la presteza de los primeros discípulos, revelan las distintas actitudes que Navidad puede hacer crecer en nosotros.En todo caso, en primer lugar, hay que recibir al Hijo del Padre eterno como a un hijo... Fuente

Alégrate, canta, comparte la buena noticia y deja que el Amor de Dios te ilumine



Calendario de Adviento 2017

“Les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo”

Hace mucho frío sobre la tierra... 
Los cielos están tan bordados de estrellas que solamente se adivina el fondo azul oscuro de la bóveda celeste, inundada de tinieblas.
En la tierra…una estrella de las más pequeñas del inmenso sistema planetario… están ocurriendo esta noche prodigios que asombran a los ángeles…: un Dios que por amor al hombre desciende humillado en carne mortal y nace de una mujer (Lc. 1,30-31), en una estrella de las más pequeñas… de las más frías, en la tierra…
Los hombres también tienen hielo en sus corazones. 
Nadie acude a presenciar el milagro del nacimiento de Dios. Solamente se reduce el mundo entero, a una mujer que se llama María, a un hombre de ojos azules, que se llama José, y a un Niño recién nacido que envuelto en pañales, abre por primera vez los ojos entre el aliento de un asno y un buey, y apoyado entre un puñado de pajas, que la pobreza de José, y la solicitud y el amor de María, le han procurado.
El mundo entero duerme inconsciente el pesado sueño de la carne… Hace mucho frío esta noche en las tierras de Judá… Las estrellas que bordan los cielos, son los ojos de los ángeles que cantan el “Gloria a Dios en las alturas”…, canto hecho para Dios, oído por unos pastores, que vigilan sus rebaños y acuden a adorar con sus almas infantiles, a Jesús que acaba de nacer…
La primera lección del amor de Dios… Y aunque mi alma no tiene la castidad de José ni el amor de María, ofrecí al Señor mi pobreza absoluta de todo, mi alma vacía; y si no le entoné himnos como los ángeles, procuraré cantarle coplas de pastores…, la canción del pobre, del que nada tiene, la canción del que sólo miserias puede ofrecer a Dios… Pero no importa, pues las miserias y flaquezas ofrecidas a Jesús por un corazón de veras enamorado, son aceptadas por Él, como si fueran virtudesGrande…, inmensa es la misericordia de Dios. Mi carne mortal, no oye las alabanzas del cielo, pero mi alma divina, que también hoy como entonces, los ángeles miran asombrados a la tierra y entonan el “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938) Antiguo alumno de Jesuitas de Oviedo. Escritos espirituales, 27/12/1936

¿Noche de paz... en Cataluña? Mira cómo acaba esta cena de Navidad en un...

Ama con gestos sencillos y alegría, el Señor brilla cerca



Calendario de Adviento 2017

ESTA NAVIDAD SÉ PARTE DE NUESTRO COMPROMISO


Comprometerse en Cáritas es implicarse y compartir lo que nos ha sido dado, nuestro tiempo, nuestras capacidades, nuestros bienes, nuestra vida.
La campaña en nuestra parroquia la hacemos en colaboración con los niños y jóvenes que nos ayudan en la colecta puerta a puerta, con alimentos y donativos. Así implicamos a todos los de nuestro entorno.
Con los alimentos elaboramos las cestas que se entregan a familias con dificultades económicas.
También organizamos una merienda para quienes acuden a nuestra bolsa de trabajo. Compartir nuestro calor navideño con personas que no siempre tienen con quien celebrarlo.
Finalmente , hacemos llegar a los colectivos de personas sin hogar regalos de reyes. Todo con vuestro donativo, que se estira para sostener las actividades en todo el año.
Oportunamente os daremos el resultado de toda la campaña.

Muchas gracias por vuestra colaboración.


No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.


 Domingo  4º de  Adviento


Gracias a:


Rezando Voy 

Este experimento social hizo cambiar a 27 jóvenes sus regalos de Navidad...


Merece la pena que le dediques 5 minutos...

¿Cuáles van a ser tus prioridades en esta Navidad?



Calendario de Adviento 2017

La verdadera tragedia del pecado

La verdadera tragedia del pecado es que, con frecuencia, aquel contra el que se peca se convierte al fin en pecador, infligiendo a otros lo que primero le infligieron a él. Hay algo perverso en nosotros, por lo cual, cuando pecan contra nosotros, tendemos a absorber el pecado, junto con la enfermedad de la que emanó, y luego combatir para no actuar de esa misma manera enferma. El triunfo final del pecado es que, siendo ofendidos primero, nos convertimos frecuentemente en pecadores.
Vemos esto, de una forma elemental, en los efectos que ciertas novatadas sádicas tienen sobre aquellos que las padecen. Desde equipos de fútbol de bachillerato hasta sociedades femeninas universitarias y ciertas escuelas de entrenamiento militar, vemos novatadas sádicas usadas  como formas de iniciación. Lo interesante es que aquellos que las padecen generalmente no pueden esperar a su vez para infligirlas a algún otro. Padecido algún sadismo, algo sádico surge en ellos.
Existe un axioma en ciertas escuelas de psicología que refiere que todo abusador fue antes abusado. En la mayoría de los casos, eso es verdad. El acosador escolar fue antes acosado, el sádico fue antes víctima del sadismo, y el amargado competidor alienado (al que arrogantemente etiquetamos de “perdedor”) fue antes groseramente excluido. ¿Qué produce un competidor desconocido? ¿Qué produce una persona sádica? De verdad, ¿qué produce un asesino de masas? ¿Qué debe haber sucedido al corazón de un hombre para imponerse fatigas militares, tomar un rifle de asalto y empezar a disparar a indefensos niños de escuela?
La enfermedad mental, sin duda, es frecuentemente el factor, pero hay otros factores también, a la mayor parte de los cuales no tenemos el coraje de enfrentarnos honradamente. Nuestro juicio espontáneo sobre el perpetrador de un disparo masivo o el terrorista de un bombardeo se expresa lo más naturalmente así: “¡Espero que se fría en el infierno!” Lo que es erróneo en esa reacción es su fracaso de entender que la persona ya estuvo friéndose en algún infierno privado, y este paso al hecho es una tentativa de salir del infierno o al menos tomar a tanta gente cuanta pueda  y llevarla al infierno con él. Lo que el perpetrador de violencia quiere hacer principalmente es arruinar el cielo a otros ya que ellos se sienten injustamente privados de él. Esto no es cierto en todos los sitios, desde luego,  ya que la enfermedad mental y el misterio de la libertad humana siempre juegan un papel, pero es bastante cierto para exigirnos una mejor comprensión  de por qué cierta gente tiene un corazón amargado y sádico, mientras otros lo tienen bondadoso y amable. ¿Qué es lo que modela un corazón? ¿Qué es lo que hace a uno amargado o bondadoso?
El pecado y la bendición dan forma a un corazón; aquél, deformando, y ésta, sanándolo. El pecado, el nuestro propio no menos que el de cualquier otro, hiere a otros y nos protege de tener que reconocer lo que está enfermo en nosotros porque hemos infligido nuestra enfermedad a algún otro donde actúa haciendo enferma a esa persona. La bendición hace lo contrario.  Descarga a otros la enfermedad que había sido infligida injustamente a ellos, ayuda a cambiar su amargura en bondad y alivia la raíz misma de sus heridas.
Y así, necesitamos dejar de clasificar a la gente en “ganadores” y “perdedores”, como si ellos solos fueran responsables de su éxito o fracaso. No lo son. De no muchas Madres Teresas -pienso yo- abusaron traumáticamente siendo niñas. No muchos Sn. Franciscos sufrieron debilitante ridículo de niños, fueron amedrentados en facebook, o avergonzados por su aspecto. La crueldad y la gracia, como refiere Leonard Cohen, nos sobrevienen sin merecerlas. Y luego se graban en nuestras psiques e incluso en nuestros cuerpos. Cómo nos llevamos a nosotros mismos, nuestra postura corporal, cómo brillamos espiritualmente, nuestra auto-confianza, nuestra vergüenza, nuestra gran corazonada, nuestra mezquindad, nuestra capacidad de expresar amor, nuestra resistencia al amor, cuánto bendecimos y cuánto maldecimos… resulta muy accidental sobre cuanto hemos sido inmerecidamente bendecidos o maldecidos, esto   es, las diferentes gracias y crueldades inmerecidas que hemos padecido.
Se admite que esto aún está coloreado por el misterio de la libertad humana. Algunas Madres Teresas viene de antecedentes abusivos, y algunos Sn. Franciscos sufrieron la crueldad y la torpeza siendo niños, y aun así vinieron a ser sanadores, uno entre millones, transformando en poderosa gracia sanadora el pecado mismo que sufrieron. Desgraciadamente, ellos son excepción, no la regla; y su grandeza, más que ninguna otra cosa, descansa en su exacta hazaña.
Hay muchos desafíos para nosotros en esto. Primero, no debemos permitir que nuestras emociones nos dominen haciendo ciertos juicios en los que nos gustaría ver a alguien “freírse en el infierno”. Segundo, deberíamos ser mucho menos presumidos y arrogantes a propósito de esos a los que etiquetamos como “perdedores”. Después, necesitamos aprender que quizás el último desafío humano y espiritual es no permitir que lo que sufrimos de los pecados y caídas de otros nos vuelvan amargados de modo que, a su vez, empecemos a infligir ese mismo pecado a otros. Finalmente, y no lo menos, entender más profundamente que aquello que es inmerecido en nuestras vidas debería conducirnos a una gratitud más profunda hacia Dios y hacia todos los que así, inmerecidamente, nos han amado y obsequiado. 

Escucha lo que Dios te pide hoy y confía como José



Calendario de Adviento 2017


Recogida de dinero y alimentos para la campaña de Cáritas

   El viernes, de 18 a 21 h. es la recogida del dinero y alimentos que harán los jóvenes puerta a puerta.

   En las misas de este próximo fin de semana tendrá lugar la colecta extraordinaria de Navidad para caritas.

   Esta semana la parroquia celebra la campaña de navidad para cáritas.

   El martes, miércoles o jueves, los jóvenes de la parroquia, han dejado a las puertas de los hogares un sobre de información y motivación.