Ortodoxia generosa. Artículo.


Existe un dicho atribuido a Atila el Huno, caudillo del siglo V, infame por su crueldad,  que reza de este modo: Para que yo sea feliz, no sólo importa tener éxito; importa también que todos los demás fallen. Sospecho que Atila el Huno no fue el autor de ese dicho; pero no importa, eso nos da una lección.  

Los Evangelios nos dicen que la misericordia de Dios es ilimitada e incondicional, que Dios no tiene favoritos, que Dios es equitativamente solícito por la felicidad y salvación de cada uno, y que Dios no raciona su don del Espíritu. Si eso es verdad, entonces necesitamos preguntarnos por qué tendemos tan frecuentemente a retener en nuestros juicios, especialmente en nuestros juicios religiosos, el Espíritu de Dios donado a los demás. Cerramos los ojos al hecho de que a veces hay en nosotros un  poco de Atila el Huno.

Por ejemplo, ¿qué propensos somos a pensar de esta manera? ¡Para que mi religión sea la verdadera, me resulta importante que otras religiones no sean verdaderas! Para que mi denominación cristiana sea fiel a Cristo, resulta importante que todas las demás denominaciones sean consideradas menos fieles. Para que la Eucaristía en mi denominación sea válida, resulta importante que la Eucaristía en otras denominaciones sea inválida o menos válida. Y, ya que estoy viviendo una cierta fidelidad basada en mi fe y vida moral, me resulta importante que todos los demás que no están viviendo tan fielmente no vayan al cielo o sean asignados a un lugar secundario en el cielo.  

Bueno, nosotros no somos los primeros discípulos de Jesús en pensar de este modo ni ser desafiados por él en nuestras tendencias de Atila el Huno. En verdad, esta es una buena parte de la lección que nos da la parábola de Jesús con relación a un supergeneroso hacendado que pagó a cada uno el mismo generoso jornal sin mirar lo mucho o poco que cada uno había trabajado.

A todos nos es bien conocida esta historia. Un hacendado sale una mañana y contrata a trabajadores para que trabajen en sus campos. Contrata a unos al romper el día, a otros a mediodía, a unos más a media tarde, y a otros  una sola hora antes de recoger. Después les paga a todos el mismo jornal, bien generoso. Se comprende que aquellos que trabajaron durante todo el día se sintieran resentidos, quejosos, dado que (por más que su jornal era de hecho bien generoso) creían que resultaba injusto para con ellos por el hecho de que los que habían trabajado mucho menos recibieran también un jornal igualmente generoso. El hacendado responde diciendo al querellante: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste en este jornal? ¿Por qué tienes envidia de que yo sea generoso?” (Mt 20, 1-16)

Daos cuenta de que Jesús se dirige como “amigo” al que formula la queja. Eso es una alusión a nosotros, los que estamos realizando fielmente el trabajo de todo el día. Notad que su tono es cálido y delicado. En cambio, su desafío es menos cálido y delicado: ¿Por qué estás celoso de que Dios sea supergeneroso? ¿Por qué es importante para nosotros que, por estar haciendo las cosas bien, Dios deba ser duro con los que no lo hacen igual? Declaración total: a veces me imagino, después de haber vivido una vida de celibato, entrando en el cielo y encontrándome allí con el más famoso playboy del mundo y preguntando a Dios: ‘¿Cómo entró este aquí?’, y a Dios respondiendo: “¡Amigo, no es el cielo un lugar maravilloso! ¿Tienes envidia de que yo sea generoso?” ¡Quién sabe, incluso podríamos encontrarnos allí con Atila el Huno!

Uno de los valores esenciales mantenido por cierto  grupo de cuáqueros es algo que   denominan ortodoxia generosa. Me encanta la combinación de esas dos palabras. La generosidad habla de apertura, hospitalidad, empatía, amplia tolerancia y de sacrificar algo de nosotros mismos por los demás. La ortodoxia habla de ciertas verdades no negociables, de guardar los límites convenientes, de mantenerse fiel a lo que crees y de no comprometer la verdad por ser cauto. Estas dos son consideradas frecuentemente como opuestas entre sí, pero su destino es estar juntas. Mantener el fundamento en nuestra verdad, guardar los límites propios y rehusar  comprometernos aun a riesgo de no ser complacientes es un lado de la ecuación, pero la ecuación total nos requiere ser también totalmente respetuosos y corteses con relación a la verdad de otras gentes, amadas creencias y fronteras.

Y esto no es un sincretismo malsano si lo que la otra persona mantiene como verdad  no contradice lo que nosotros defendemos, aunque podría ser muy diferente y quizás, a nuestro juicio, no estar casi tan completo y rico como lo que mantenemos.

Así que tú puedes ser cristiano, convencido de que el Cristianismo es la expresión más verdadera de la religión en el mundo, sin hacer el juicio de que las demás religiones sean falsas. Puedes ser católico romano, convencido de que el Catolicismo Romano es la más verdadera y completa expresión del Cristianismo y de que tu Eucaristía es la presencia real de Jesús, sin hacer el juicio de que otras denominaciones cristianas no sean expresiones válidas de Cristo y no tengan una Eucaristía válida. No existe ninguna contradicción ahí.  

¡Puedes tener razón, sin que eso suponga que todos los demás estén equivocados!. Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano CMF) - Miércoles, 28 de junio de 2023. Fuente: Ciudad Redonda.org

San Pedro y San Pablo. Tan diferentes en su origen, en su camino, en su manera de ver las cosas... y los dos son pilares de la Iglesia

Las dos columnas de la Iglesia, maestros inseparables de fe y de inspiración cristiana por su autoridad, son sinónimo de todo el colegio apostólico. SAN PEDRO, Príncipe de los Apóstoles, es Simón, a quien Jesús cambió el nombre por el de «Cefas» o Pedro. Era de Betsaida, aldea marinera situada a la ribera del mar de Galilea, donde ejercía el oficio de pescador junto con su padre y su hermano Andrés, también apóstol. Fue éste quien lo llevó a Jesús, el cual les dijo: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Estaba casado y tenía un carácter noble, franco y vehemente, como puso de manifiesto en repetidas ocasiones. Estando por Cesarea de Filipo, a preguntas de Jesús, Pedro le respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», y el Maestro le prometió entonces el Primado: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Pedro, en la noche más negra de la historia, negó por tres veces a Jesús; pero enseguida lloró su pecado, volvió al grupo y corrió la mañana de la Resurrección al sepulcro de Cristo, quien, cuando se les apareció más tarde en Galilea, le otorgó el Primado: «Apacienta mis ovejas». Después de Pentecostés, ejerció su apostolado en Jerusalén, Antioquía de Siria y luego en Roma como primer obispo de la misma. Allí fue crucificado, cabeza abajo como los esclavos, durante la persecución de Nerón, el año 64.- Oración: Señor, Dios nuestro, tú que entregaste a la Iglesia las primicias de tu obra de salvación, mediante el ministerio apostólico de san Pedro y san Pablo, concédenos, por su intercesión y sus méritos, los auxilios necesarios para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SAN PABLO, Apóstol de los gentiles, nació en Tarso (Turquía) y estudió en la escuela de Gamaliel en Jerusalén. Ferviente fariseo, presenció y aprobó el martirio de san Esteban y, llevado de su celo por la ley mosaica, persiguió a los cristianos. Convertido a Cristo en el camino de Damasco, hecho que celebramos el 25 de enero, se retiró al desierto y más tarde visitó a los Apóstoles y se incorporó a la comunidad cristiana. Con algunos compañeros recorrió, en tres largos viajes, amplias regiones de Asia Menor y Europa Oriental fundando numerosas comunidades cristianas. Su acción fue esencial para la extensión de la Iglesia a todas las gentes, más allá del pueblo judío. Sus cartas a las iglesias locales son alimento sustancial del que se nutre la Iglesia en todos los tiempos. Acusado de traicionar la Tradición de sus mayores, los judíos lo entregaron a la autoridad romana para acabar con él, pero Pablo, ciudadano romano, apeló al César, y fue trasladado a Roma. Allí permaneció dos años evangelizando con libertad, hasta que el año 67, durante la persecución de Nerón, fue decapitado en la Vía Ostiense.- Oración: Señor, tú que nos llenas de santa alegría en la celebración de la fiesta de san Pedro y san Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquellos que fueron fundamento de nuestra fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Ambos recibieron en Roma la palma del martirio y la unidad en la caridad, convirtiéndose en ejemplo de diálogo entre institución y carisma.

Texto: santaclaradeestella.es
Vídeo: Forofos de Hakuna
Imagen: CatholicLink

26 de junio: San Pelayo. Martir. Patrón del Monasterio de S.Pelayo de Oviedo.


San Pelayo para niños, de las benedictinas de Rengo (Chile), monasterio fundado por el de San Pelayo de Oviedo, lugar donde se guardan las reliquias del santo.
San Pelayo, mártir y titular del Monasterio de Oviedo______________________________
Nacido en Albeos (Crecente, Pontevedra), en el año 911 o 912, Pelayo era sobrino del Obispo de Tui, Hermoigio – quien también es contado como santo -. Cuentan los hagiógrafos que en la escuela de la catedral aprendió gramática y se inició en la Liturgia, actuando como monaguillo.

España sentía sobre sí el peso de la dominación musulmana. El que se proclamaría, en 929, primer califa de Córdoba, Abderramán III, unificador del al-Andalus, venció en el 920 a los leoneses y navarros en la batalla de Valdejunquera.

Un éxito militar que repercutió directamente en la vida del joven Pelayo. Su tío, el obispo, fue apresado y llevado a Córdoba. Pelayo era su rescate. En un principio, se trataba de un rescate provisional: el niño, como rehén, ocuparía la plaza del anciano, mientras éste conseguiría el oro necesario para, a su vez, liberarlo. Pero esta liberación no tuvo lugar, ya que el obispo, enfermo, murió antes de lograr su propósito.

En Córdoba, a Pelayo le tocó compartir, desde 921, el destino de otros cautivos: la prisión y los trabajos en aquella ciudad enorme. Dicen que en la prisión fue tratado con relativa benevolencia, e incluso aprovechó el tiempo dejándose instruir por clérigos reclusos.

Debía gozar de cierta reputación, por su inteligencia y hasta por su prestancia física. El caso es que fue llevado ante Abderramán III, quien se sintió atraído por el muchacho. Todo el poder de un califa frente a la debilidad de un adolescente. La pretensión del soberano era doble: Comprar el alma y el cuerpo de Pelayo, pero éste, libre pese a la cautividad, no quiso venderse, ni en un sentido ni en otro.

Se negó a renunciar a la fe cristiana para convertirse al Islam. Ponen en su boca palabras como éstas: “Soy cristiano y lo seré. Tus riquezas no valen nada. No voy a renegar de Cristo que es mi Señor y el tuyo, aunque tú no lo quieras”. Igualmente rechazó convertirse en un mancebo del emir, a quien no permitió que le tocase.

Abderramán no se anduvo con contemplaciones y Pelayo pagó su fidelidad a Cristo con la muerte, el 26 de junio de 925. Dicen algunos que una catapulta de guerra lo lanzó desde un patio del alcázar hasta la otra orilla del Guadalquivir; casi muerto, fue degollado por un guardia.

Pero, en algún retablo, como en el mismo “Martirologio”, se alude a otro modo de martirio: siendo desgarrada su carne con tenazas.

El cuerpo del joven santo fue trasladado a León y, más tarde, a Oviedo, donde es venerado en un monasterio de benedictinas. San Pelayo es el patrono del Seminario Menor de Tui.

El “Martirologio” nos proporciona este pequeño resumen: “En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Pelayo, mártir, que a los trece años, por querer conservar su fe en Cristo y su castidad ante las costumbres deshonestas de Abd al-Rahmán III, califa de los musulmanes, consumó su martirio glorioso al ser despedazado con tenazas (925)
”.  Texto de Guillermo Juan Morado.

El buen gusto de la broma y el vino. Artículo.

“No hago ninguna broma, 
soy toda juicio y margen, una blanca dama marginada que se pregunta qué hacer la próxima vez como en Jesús viene, dale la impresión de estar ocupado”.

En la fiesta de las bodas de Caná, María dice a Jesús: No tienen vino, pidiéndole algún remedio. ¿Qué tienen en común el vino y la broma? Ambos proporcionan un extra necesario en nuestras vidas.  Empecemos con el vino. El vino no es una proteína, algo que necesite el cuerpo para estar nutrido y mantenerse vivo, parte de una dieta esencial. Es un extra que aporta algo especial para la salud de uno. Tomado con temple apropiado y moderación, el vino puede ayudar a levantar el ánimo, aliviar el corazón y caldear la conversación, a la vez que ayuda (al menos por el momento) a rebajar algunas de las tensiones entre nosotros. Es un lubricante que puede ayudar a hacer que una conversación, una comida de familia o una asamblea social discurran más agradablemente.

¿La broma? Bueno, como el vino, si se toma con temple apropiado y moderación, puede también levantar el ánimo, aliviar el corazón, avivar una conversación y rebajar las tensiones en una reunión. El pensamiento griego clásico sugirió que el amor tiene estos componentes: Eros: atracción emocional y sexual; manía: obsesión emocional; asteísmos: carácter juguetón y broma; storge: cuidado y solicitud fraterna; pragma: adaptación práctica y acomodación; philia: amistad; y ágape: altruismo incondicional.

Normalmente, cuando pensamos en el amor, pensamos en cada uno de estos componentes, exceptuando el aspecto de broma y carácter juguetón. Nuestro yo romántico identifica mucho el amor con la obsesión emocional y la atracción sexual. Nuestro yo religioso y moral identifica el amor con el cuidado, la amistad y el altruismo; y nuestro yo pragmático lo identifica con la adaptación práctica. Pocos tratan sobre el espacio y la importancia de la broma, o el carácter juguetón, o la travesura sana, o el humor, pero estos son con frecuencia el lubricante que mantiene a los otros fluyendo más fácilmente.

He aquí un ejemplo: Durante toda mi vida de adulto, he vivido en diferentes casas religiosas, en comunidad con otros religiosos con votos (en mi caso, varones). No tenemos la facultad de escoger con quienes vivir, sino que somos asignados a una comunidad junto con todos los demás que conviven en ella. Y vamos junto con nuestras diferentes procedencias, diferentes personalidades y diferentes  excentricidades. Esto puede ser una fórmula para la tensión, y aun así, por lo general, funciona, es agradable y proporciona apoyo vital y compañerismo. ¿Qué es lo que le  hace funcionar? ¿Por qué no acabamos matándonos unos a otros? ¿Cómo es que vivimos (por lo general) agradablemente juntos, a pesar de nuestras diferencias, inmadureces y egos?

Bueno, existe una misión común que nos mantiene trabajando juntos y, lo más importante, existe una regular oración común que nos ayuda a ver unos a otros en una luz mejor. Pero -muy importante- hay bromas, jovialidad, travesura sana y humor que, como el vino en una mesa, ayudan a suavizar las cosas y mitigar la tensión inherente a nuestras diferencias. Una comunidad que no se mantiene alegre a base de bromas,  jovialidad y travesuras sanas vendrá a ser en definitiva todo lo que no sea alegre, esto es, pesada, monótona, llena de tensión y pomposa. En todas comunidades sanas en las que he vivido, una de las cosas que las hizo sanas (y agradables de tenerlas como residencia) fue la broma, la jovialidad, la burla cariñosa y el humor.  Estos son los generosos vinos que pueden alegrar la mesa de cualquier familia y cualquier comunidad.

Esto, desde luego, como beber vino, se puede extralimitar y ser una manera de eludir conversaciones más arduas que necesitan hacerse. Igualmente, la broma puede mantenernos relacionados mutuamente de modo que en realidad ponga obstáculos para una genuina comunidad. El humor, la broma, el humorista y el bromista necesitan saber cuándo decir ¡basta! y cuándo pasar a una conversación seria. El riesgo de extralimitar la broma es real, aunque tal vez un riesgo mayor estribe en tratar de vivir juntos en su ausencia.

La broma, la jovialidad, la travesura cariñosa y el humor no sólo nos ayudan a relacionarnos mutuamente por encima de todas nuestras diferencias; también nos ayudan a deshinchar la pomposidad que es invariablemente el hijo de la exagerada seriedad. Ayudan a guardar nuestras familias y comunidades firmes y agradables.

En cuanto a mí, crecí en una familia numerosa, en la que cada uno de nosotros tenía fuerte personalidad y muchos defectos; aun así, salvo en muy pocas ocasiones, nuestra casa, que era físicamente demasiado pequeña para tan numerosa familia, resultaba agradable de habitar porque estaba constantemente animada por bromas, jovialidad, humor y sanas travesuras. Raramente teníamos vino, ¡pero nos hacíamos bromas! Cuando repaso lo que mi familia me dio, estoy profundamente agradecido por muchos regalos: fe, amor, seguridad, confianza, apoyo, educación, moderación y sensibilidad moral. Pero también me enseñó a hacernos bromas, jovialidad, sanas travesuras y humor. Regalo no precisamente pequeño.

En la fiesta de la boda de Caná, la madre de Jesús observó que, aun cuando se estaba dando la celebración de una boda, algo no estaba en regla. ¿Era un abatimiento? ¿Un exceso de seriedad? ¿Una malsana pomposidad? ¿Había una manifiesta tensión en el local? Cualquier cosa. Algo se echaba en falta, de modo que ella acude a Jesús y le dice: “¡Hijo, están sin bromas!”  Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano) - 

Al Corazón de la Divina Madre. Inmaculado Corazón de María.

Solemnidad del Inmaculado Corazón de María.
Sábado posterior al Corpus Christi
Te saludo de lo íntimo de mi alma,
Corazón virginal de la Santísima Madre de Cristo, 
por la afluencia de todos los bienes,
con los cuales fuiste gratísimo a Dios y beneficioso a los hombres.
 Te saludo, Corazón Purísimo de la niña,
que fue la primera en hacer voto a su virginidad.
Te saludo, Corazón humildísimo de aquella
que más que nadie mereció concebir del Espíritu Santo.
Te saludo, Corazón devotísimo y deseosísimo,
que llevaste a Cristo en las entrañas de María.
Te saludo, Corazón llenísimo de caridad,
ardentísimo en el amor de Dios y a los hombres.
Te saludo, Corazón fidelísimo,
que conservaste diligentemente todas las palabras y las obras de Jesús.
Te saludo, Corazón pacientísimo,
llagado continuamente con la espada de la pasión de Cristo.
Te saludo, Corazón excelentísimo de la piadosa Madre,
que quiso y hasta prefirió
que su Hijo único fuese inmolado por la redención del mundo.
Te saludo, Corazón grandemente solícito en las oraciones,
intercediendo continuamente por la joven Iglesia.
Te saludo, Corazón diligentísimo en la contemplación,
que con tus méritos alcanzas la gracia de los hombres».

Jesús enseñó a Santa Matilde esta oración.

Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús

Viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés, Solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús, que, siendo manso y humilde de corazón, exaltado en la cruz fue hecho fuente de vida y de amor, del que se sacian todos los hombres...
Imagen del Sagrado Corazón de Jesús bendiciendo Oviedo

 

10 consejos de Santa Margarita María de Alacoque para amar al Corazón de Jesús
1. “El adorable Corazón de Jesús (…) promete grandes ganancias a los que de buena voluntad tomen parte en esta empresa, según los medios y luces que les comunique” .
2. “Este Divino Corazón os pagará, no solamente en vuestra persona, sino en la de vuestros parientes y de todos aquellos por quienes os interesáis, a los cuales mirará con ojos propicios y misericordiosos, para socorrerlos y protegerlos en todo, con tal que acudan a Él con confianza, porque tendrá eterna memoria de lo que hacen por su gloria”.
3. “Me prometió, si no me engaño, que los que se hayan dedicado y consagrado a Él no perecerán jamás; que por ser Él la fuente de todas las bendiciones, las repartirá con afluencia en todos los lugares donde se ponga y venere la imagen de su Divino Corazón; que juntará las familias divididas y protegerá y asistirá a las que se vean en alguna necesidad y que acudan a Él con confianza".
4. “Si veis en vosotros un sinnúmero de impaciencias y enojos, arrojadlos en la fragua de la mansedumbre del amable Corazón de Jesús, para que os haga mansos y humildes”.
5. “Si nadáis en un mar de distracciones, sumidlas en el fondo de tranquilidad del Sagrado Corazón, que os alcanzará indefectible victoria”.
6. “¿No podéis hacer nada en la oración? Contentaos con ofrecer la que este divino Salvador hace por nosotros en el Sacramento del altar, ofreciendo sus afectos en reparación de vuestra tibieza, y decid en cada acción: ‘Dios mío, yo quiero hacer o padecer esto en el Sagrado Corazón de vuestro Hijo, y según sus santas intenciones, las cuales os ofrezco para resarcir las miserias e imperfecciones de las mías’”.
7. “Procurad ante todo conservar la paz del corazón, que vale más que todos los tesoros del mundo. El modo de conservarla es negar vuestra voluntad y poner en su lugar la de este adorable Corazón, para que Él quiera por nosotros lo que sea más para su gloria, contentándonos con someternos y abandonarnos a Él. En una palabra, este Divino Corazón suplirá todo lo que falte; Él amará a Dios por vos, y vos le amaréis en Él y por Él”.
8. “No os espanten los muchos contratiempos que se os ofrecerán en el establecer el reinado de este amable Corazón; las contrariedades son prendas seguras de ser de Dios la cosa, pues que sus obras se llevan a ejecución, por lo común, entre contradicciones y trabajos”.
9. “Recuerda que la perfección consiste en conformar la vida y las acciones totalmente a las virtudes sagradas del Corazón de Jesús, especialmente su paciencia, su mansedumbre, su humildad y su caridad. Como resultado, nuestra vida interior y exterior llega a ser una imagen viva de Él”.
10. “Este divino Corazón es pura dulzura, humildad y paciencia, por lo tanto, debemos esperar... Él sabe cuándo actuar”. Fuente.

La bendición a otros como juego final de la sexualidad. Artículo.

A pesar de que no demasiada gente podría reconocer esto, el movimiento #MeToo es, en esencia, un firme defensor de la castidad. Si la castidad puede ser definida como situarse ante otro con reverencia, respeto y paciencia, entonces casi todo acerca del movimiento #MeToo habla explícitamente de la no-negociable importancia de la castidad, e implícitamente a favor de lo que nuestra sexualidad está destinada en definitiva a hacer, esto es, bendecir a otros más bien que explotarlos.

Lo que #MeToo ha ayudado a exponer es cómo el sexo es usado con frecuencia como poder, poder para forzar el consentimiento sexual, poder para permitir o bloquear a alguien el avance en su vida y carrera, y poder para hacer del lugar de trabajo de alguien una mansión de confort y seguridad, o un sitio de inseguridad y miedo. Esto ha estado dándose desde el comienzo de los tiempos, y hoy continúa siendo la herramienta sexual de mucha gente en posiciones de poder y prestigio: directores de Hollywood, personalidades de televisión, profesores de universidad, atletas famosos, empresarios, líderes espirituales y personas de toda clase que detectan poder y prestigio. Demasiado frecuentemente, personas con poder y prestigio se permiten (aunque sea inconscientemente) ser dominados por el viejo arquetipo del rey, cuya creencia era que todas las mujeres de la tierra le pertenecían a él, quien tenía el privilegio sexual por derecho divino. El movimiento #MeToo está afirmando que este momento de la historia ha caducado, y algo más se pide de las personas que están en el poder, la autoridad y el prestigio. ¿Qué se pide?

En una palabra: bendecir. Lo que Dios y la naturaleza solicitan del poder es que bendiga más bien que explote, que use el privilegio para mejorar más bien que para acosar, y crear un espacio de seguridad más bien que un lugar de temor. Imaginaos, por ejemplo, si en cada una de esas instancias de alto perfil donde un productor de Hollywood, una personalidad de televisión, un atleta estrella o un líder espiritual fue acusado de acosar, explotar o agredir a mujeres, esos hombres, en vez de actuar con poder y prestigio, hubieran usado ese poder, para ayudar a esas mujeres a ganar más acceso a la seguridad y el éxito más bien que (perdón por la terminología) para coquetear con ellas. Imaginaos si hubieran usado su poder para bendecir a esas mujeres, para admirar con sencillez su belleza y energía, para hacerlas sentirse más seguras y para ayudarlas en sus carreras. ¡Qué diferente sería hoy para esas mujeres y para esos hombres! Unas y otros serían más felices, más sanos y tendrían una valoración más profunda del sexo. ¿Por qué? ¿Cuál es la conexión entre bendición y sexo?

Bendecir a una persona es realizar dos cosas: Primera, es dar a esa  persona el punto de vista de una admiración no-explotadora, admirarla sin ningún ángulo de autointerés. Segunda: Bendecir a alguien es utilizar tu propio poder y prestigio para ayudar a hacer la vida de esa otra persona más segura y confiada, y ayudar a esa persona a prosperar en sus sueños y empeños. Bendecir a otra persona es decirle: Gozo con tu belleza y energía. Ahora bien, ¿qué puedo hacer por ti que te ayude (y no redunde en mi propio interés)? Bendecir a otro así es la más alta expresión de sexualidad y castidad. ¿Cómo se entiende esto?

La sexualidad es más que practicar sexo, y la castidad es más que practicar abstinencia. La sexualidad es nuestro anhelo interior en provecho de la comunidad, la amistad, la totalidad, la familia, la creatividad, el juego, el significado transpersonal, el altruismo, el goce, la delectación, la realización sexual, el ser inmortal y todo lo que nos transporta más allá de nuestra soledad. Pero esto tiene etapas evolutivas. Sus etapas más tempranas se fijan en practicar sexo, en la intimidad emocional y en la generatividad, en dar a luz y criar. Sus etapas posteriores se fijan en la bendición, la admiración y el desprendimiento de modo que los demás puedan tener más.

¿Me atrevo a decir esto? La expresión más madura de la sexualidad en este planeta no es una pareja que hace el amor perfecto, por más maravilloso y sagrado que eso sea. Más bien es un abuelo que mira a un nieto con un amor que es más puro y más desinteresado que cualquier amor que haya experimentado antes en su vida, un amor sin ningún autointerés, que es sólo admiración, abnegación y delectación. En ese momento, esta persona está reflejando a Dios que mira la creación inicial y exclama: ¡Es bueno, es muy bueno! Lo que sigue después es que esta persona, como Dios, intentará abrir senderos, aun a costa de la muerte, para que pueda prosperar la vida de otro.

Dios y la naturaleza proyectaron el sexo para muchos fines: Intimidad, deleite, generatividad, comunidad y placer; pero esto posee muchas modalidades. Tal vez su más alta expresión sea la de la admiración, de alguien que mira a otra persona o al mundo con la transparente mirada de la admiración, con todo dentro de esa persona que dice de algún modo: ¡Oh! ¡Me complazco en ti! ¡Tu energía enriquece este mundo! ¿Cómo puedo ayudarte? Lo superior integra y cauteriza a lo inferior. No hay tentaciones de violar la belleza y dignidad del otro cuando podemos darle la transparente mirada de la admiración.

La admiración y la bendición son el juego final de la sexualidad. Ojalá que aquellos que están en el poder acusados por #MeToo se hubieran dado a la admiración más bien que a la explotación. Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano) - 

San Antonio de Padua. 13 de junio



“Preferid más ser amados que temidos. El amor dulcifica lo amargo y aligera el peso insoportable. El temor, al contrario, nos hace intolerables hasta las cosas más insignificantes.” (San Antonio de Padua)
“¿Saben cuál es el poder más bello y más laudable? Es aquel que domina a sí mismo su propia soberbia.” (San Antonio de Padua).

El Señor me concedió la gracia de la conservación de las especies sacramentales y tener siempre, día y noche, el Santísimo Sacramento en el pecho.

 

«En el día 26 de agosto de 1861, hallándome en oración en la Iglesia del Rosario, en La Granja, a las 7 de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales y tener siempre, día y noche, el Santísimo Sacramento en el pecho; por lo mismo, yo siempre debo estar muy recogido y devoto interiormente; y además debo orar y hacer frente a todos los males de España, como así me lo ha dicho el Señor. Y más adelante, «En el día 16 de mayo de 1862 (…) en la Misa me ha dicho Jesucristo que me había concedido esta gracia de permanecer en mi interior sacramentalmente».

«La Eucaristía, como sacramento del Sacrificio y de la presencia real de Cristo, ocupó un lugar preponderante en la vida espiritual y apostólica de san Antonio María Claret. La celebración eucarística era el momento más intenso de su unión personal con Jesucristo, ofrecido al Padre por la salvación de los hombres, en ella recibía los ardientes deseos de sacrificar su vida con Cristo por el bien de la Iglesia y de todos los hombres. La oración ante el Santísimo Sacramento le ayudaba a mantener estos sentimientos y a desarrollar sus actividades en un espíritu sacrificial profundamente compenetrado con el misterio redentor de Cristo y de la Iglesia.

La vivencia que tiene el P. Claret de la Eucaristía puede dibujarse como un itinerario de respeto, admiración, devoción, necesidad, íntima unión y plena comunión. Fuente: Claret.org. 
Imagen de S. Antonio María Claret de la Parroquia del Corazón de María de Oviedo. Tomada por Eugenio (E.P.D)