Las normas de los hombres no son las de Dios...

Calendario de Cuaresma.

Gracias a Patricia y Nacho en Odres Nuevos

#OdresNuevos #Cuaresma

Atar y desatar. Artículo.


Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Estas palabras de Jesús se aplican no sólo a los que están ordenados al ministerio y administran el sacramento de la Reconciliación, sino a todos los que formamos parte del cuerpo de Cristo. Todos tenemos el poder de atar y desatar.

¿En qué consiste este poder? ¿Cómo podemos atarnos y desatarnos unos a otros en la tierra de un modo que tenga relación con el cielo?

Una parte de esto permite una explicación más fácil. He aquí un ejemplo: Si eres miembro del Cuerpo de Cristo y perdonas a alguien, Cristo perdona a esa persona y él o ella es desatado del pecado. De la misma manera, si tú, como parte del Cuerpo de Cristo, amas a alguien y permaneces vinculado a él o ella, esa persona está también vinculada al Cuerpo de Cristo y a través de ti (bíblicamente) toca el borde del manto de Cristo, incluso si él o ella no lo confiesa explícitamente. Este es uno de los increíbles dones que nos ha dado la encarnación.

Pero, ¿y a la inversa? Supongamos que me niego a perdonar a alguien que me ha herido de alguna manera; supongamos que guardo rencor y me niego a olvidar el mal que otro me ha hecho, ¿estoy atando a esa persona con el pecado? ¿Se niega Dios también a perdonar y dejar ir en paz porque yo me niego a perdonar y dejar ir en paz? ¿Cómo funciona el Cuerpo de Cristo con respecto al poder de "atar" que Jesús nos dio?

Esta es una pregunta difícil, aunque un par de distinciones preliminares pueden arrojar algo de luz sobre la cuestión.

Para empezar, la lógica de la gracia -y la gracia, como el amor, tiene una lógica- sólo funciona de una manera. En la gracia, al igual que en el amor, uno puede recibir más allá de lo que merece, pero lo contrario no es cierto. El álgebra de la gracia inmerecida sólo funciona en un sentido. El amor puede darte más de lo que mereces, pero no puede castigarte más de lo que mereces. Dios nos da el poder de liberarnos unos a otros, pero no el mismo tipo de poder para mantenernos esclavizados unos a otros.

En segundo lugar, en esta vida, como decía C.S. Lewis, el infierno puede chantajear al cielo, pero esto no es cierto en el Reino de Dios. Así, mientras podemos mantenernos cautivos unos a otros, psicológica y emocionalmente, en este lado, Dios no ratifica esas acciones.

Cuando nos atamos unos a otros aquí en este mundo negándonos a perdonarnos, esa negativa no obliga a Dios a hacer lo mismo. Dicho de un modo más sencillo, cuando guardo rencor a alguien que me ha hecho daño, haciéndole constantemente consciente de que ha obrado mal, estoy manteniendo a esa persona atada a su pecado -pero Dios no lo ratifica. El Cielo no estará de acuerdo con mi chantaje emocional.

Sin embargo, estas disquisiciones sólo nos ofrecen un marco para poder entender esto. ¿Qué significa atar a una persona?

El poder cristiano de atar y desatar es el poder de atar y desatar en conciencia, en verdad, en bondad y en amor. Cuando me niego a perdonar a otro, cuando guardo rencor, no estoy actuando como Cuerpo de Cristo, ni como agente de la gracia, sino precisamente como parte de la misma cadena de pecado e impotencia que Cristo trataba de romper. Cuando actúo así, soy yo quien necesita ser liberado del pecado, puesto que estoy actuando en contra de la gracia. Mi falta de perdón puede atar emocionalmente a otra persona, manteniéndola atada de esa manera a su pecado, pero es la antítesis misma del poder que Cristo nos dio.

Bíblicamente, nos atamos unos a otros cuando, en amor, nos negamos a comprometer la verdad y cuando nos negamos a darnos permiso para tomarnos falsas libertades y actuar con malas elecciones. Así, por ejemplo, los padres atan a sus hijos cuando, con amor pero con claridad, se niegan a darles permiso para ignorar las enseñanzas de Cristo sobre el matrimonio y la sexualidad. Atamos a un amigo cuando nos negamos a darle nuestra aprobación para que haga trampas en su negocio con el fin de ganar más dinero. Una amiga te ata cuando se niega a bendecir tus comportamientos amorales.

En la obra de Robert Bolt, "Un hombre para todas las estaciones", vemos a Enrique VIII rogar literalmente a Tomás Moro que bendiga su matrimonio con Ana Bolena. Enrique apela a su amistad, apela a la humanidad compartida e intenta intimidar moralmente a Tomás diciéndole que su negativa a aprobarlo es cobardía y arrogancia. Sin embargo, Thomas se niega a aprobarlo. Él ata a Henry en conciencia y Henry sabe que está atado. Al final, mata a Thomas por su negativa a transigir y dar permiso, para (bíblicamente) liberarlo.

Desde que Dios tomó carne humana concreta, la gracia tiene una dimensión humana visible. El Cielo observa la Tierra y se deja ayudar a través de lo mejor que hacemos aquí abajo, pero no se deja atar por lo peor que hacemos aquí abajo. Ron Rolheiser - 

Perder a un ser querido por suicidio. Artículo.

David Brooks, el columnista del New York Times, escribió recientemente un artículo sobre un amigo de toda la vida que murió de suicidio. Al describir a su amigo y su caída a la enfermedad suicida, Brooks esparce la luz necesaria para ver que todavía tenemos un largo camino por recorrer en nuestra comprensión del suicidio. (New York Times, 9 de Febrero de 2023).

Su amigo, Peter, parecía un candidato máximamente improbable a morir de suicidio. Gozaba de un matrimonio maravilloso, dos hijos cariñosos, un cálido círculo de amigos y una exitosa carrera de médico en la que sentía gran satisfacción ayudando a otros. Era también físicamente sano, activo y atlético. Aun así, en cierto momento, empezó a hundirse en una demoledora depresión ante la cual todo el amor del mundo resultó inútil. Por fin, se quitó la vida.

Lo que Brooks destaca al documentar el viaje de su amigo debería ser lectura requerida para todos. ¿Qué destaca?

Primero: que, en la mayoría de los casos, el suicidio es una enfermedad. Las personas no eligen hundirse en esta clase de depresión más de lo que eligen tener cáncer, diabetes o una afección cardiaca. Se encuentran atacadas por una enfermedad, y no pueden desear salir de ella más de lo que alguien con una enfermedad física especial puede curarse por la simple fuerza de voluntad y actitud. No sólo queréis salir de una depresión suicida. Además, la depresión suicida no es una cosa que alguien de nosotros, como extraños, entendamos en realidad.

Segundo: la depresión es horrible, la más grande pesadilla. Notad cómo William Styron describe su propia depresión en sus memorias, Darkness Visible (“Esa visible oscuridad”): “Experimenté una curiosa convulsión interior que puedo describir sólo como desesperación más allá de la desesperación. Procedió de la fría noche; no me imaginaba posible tal angustia”. Entonces, el sufrimiento se añade por el hecho de que parte de la anatomía de la enfermedad (las más de las veces) es que a la persona que la experimenta le es imposible articular en qué consiste exactamente el dolor. En consecuencia, están solos dentro de él, unanimidad-menos-uno y, con esa soledad, viene el arrollador sentimiento de que uno está haciendo un favor a la familia y amigos al hacerse desaparecer a sí mismo por el suicidio,

Además, ante la depresión suicida, la medicina y la psiquiatría pueden ser útiles, pero quedan limitadas al tratar eficazmente esta clase de depresión.

¿Qué deberíamos hacer cuando estamos tratando con alguien que está padeciendo esta clase de depresión paralizante? Al intentar responder a esto, puede ser útil empezar por la vía negativa: ¿qué no deberíamos hacer?

Brooks comparte algunos de sus sinceros -pero en definitiva desviados- esfuerzos por llegar hasta su amigo. Por ejemplo, le hizo recordar a Peter todas las admirables bendiciones de que gozó y lo bendecida que estuvo su vida. Después se dio cuenta de que “esto podría hacer a los pacientes sentirse aún peor para consigo mismos por no ser capaces de disfrutar de todas las cosas que son claramente disfrutables”. Igualmente, no deberíamos preguntar a la persona si está pensando en lastimarse. La persona ya está sufriendo tan fatalmente que todo en ella sólo quiere dejar de padecer, y el suicidio es percibido como el único medio de conseguirlo.

¿Qué deberíamos hacer? Brooks es claro: “Los expertos dicen que, si sabéis de alguien que esté deprimido, es correcto preguntarle explícitamente sobre el suicidio. Los expertos insisten en que no vas a poner ese pensamiento en la cabeza de la persona. Muy frecuentemente, eso ya ha llegado a su mente. Y si es así, la persona debería estar recibiendo ayuda profesional”.

Los expertos también están de acuerdo con que deberíamos arriesgarnos y preguntar abiertamente a la persona si está pensando en el suicidio. Si la persona no está pensando sobre el suicidio, te perdonará por preguntarlo; pero si está pensando en el suicidio y tú te muestras demasiado temeroso de preguntar, tu timidez podría bloquear el camino que lleva a salvar la vida de esa persona.

Brooks indica que, a pesar de todo el trabajo que se ha hecho en medicina y psicología en los recientes años, las tasas de suicidio son hoy un 30% más altas de lo que eran tan sólo hace veinte años, y uno de cada cinco adultos americanos experimenta una enfermedad mental.

Mi propia vida ha estado muy afectada por el suicidio: el suicidio de familiares, amigos, vecinos, colegas, compañeros de clase, antiguos estudiantes y mentores de confianza. Según mi experiencia, en cada una de estas muertes, la persona que murió era un alma buena, honrada, amable, sensible e hipersensible que, en un momento de su vida, estaba demasiado aplastada, demasiado llena de dolor y demasiado oprimida por la enfermedad como para continuar viviendo. Cada una de estas muertes dejó atrás también una trágica tristeza que estuvo masivamente agravada por nuestra falta de  comprensión de lo que en realidad causó la muerte de esta persona.

En su evaluación del suicidio de su amigo, Brooks afirma que al final “la bestia era mayor que Pete; era mayor que nosotros”. Todavía sigue siendo. Dicho sencillamente, estamos aún muy lejos de comprender la enfermedad mental y su fragilidad. Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf) - 

Reza el Credo poniendo atención a lo que proclamas


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Pasión: Viacrucis de Hakuna

Playlist completa en YouTube

Título y música

Letra (clic para ampliar)

No sé que viste en mí (Estación I)

Ahí estás Tú, esperando la sentencia en silencio...

Mi peso en tus hombros (Est. II)

¡Pero qué hace ahí tirado, dejando que le aten un madero a las espaldas!

Paraísos sin tu rostro (Estación III)

Busqué paraísos sin tu Rostro…

Un Dios débil (Estación IV)

Esto sí que lo entiendo y me gusta ver un Dios débil, niño desnudo en tus brazos

Cirineo (Estación V)

¿Quién ayuda a quién? ¿Quién me abrió los ojos a la eternidad?

Verónica (Estación VI)

No hay en Él parecer, No hay en Él hermosura, No hay belleza alguna

Y te caes (Estación VII)

Me vuelvo a caer, me invade el fracaso y no encuentro una razón para seguir.

Jerusalem (Estación VIII)

Busqué sentido en cada piedra, con lógica quise entender por qué…

¿Por qué? (Estación IX)

Qué fácil es caer una, dos y tres veces llevando una gran cruz sobre ti.

Despojado (Estación X)

Déjame, Señor, poder estar abrazado al madero de tu Cruz.

La medida del amor (Estación XI)

¿Cuál es la medida del amor? ¿Cuánto alcanzan los latidos del dolor?

Expiró (Estación XII)

Instrumental (sin letra)

Madre (Estación XIII)

Madre, ¿qué vale todo el universo y el poder frente a una sola llaga de tu Hijo?

Dónde estás Tú (Estación XIV)

Sin nada viniste al mundo, sin nada te vas, ni tan solo donde reposar.

Soy libre (Estación XV)

Mi mejor amigo decidió morir por mí, cargó con mi castigo para que yo pudiera vivir.

Por mí, por tí (Estribillo)

Toda tu carne herida por mí, toda tu sed clamando por mí. Naceré de nuevo con tu sangre, Señor, ¡libre para siempre por tu Amor!  Toda mi vida sólo por Ti, cada locura sólo por Ti. Arderé en la Gloria de tu Cruz, mi Señor, ¡libre para siempre por tu Amor!


Todas las letras en un único documento PDF


Viacrucis meditado con la música de Hakuna

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