Cambió de parecer y fue



Domingo 26º del Tiempo Ordinario

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Tú, Señor, me invitas a creer

Comentario



 <<Os aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán antes que vosotros en el Reina de Dios. Porque vino Juan a mostraros el camino de la salvación y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y vosotros, a pesar de verlo, no os arrepentisteis ni creísteis en élť (Mt 21,31-32).

La referencia básica de la lectura es el <<arrepentimientoť, la conversión del corazón. <<Arrepentirse para creer>>. Jesús ha invertido intencionadamente el orden de los verbos. No es sélo <<creer para arrepentirseť. Arrepentirse para creer consiste, ante todo, en no considerarse ni justos, ni rectos, ni Santos. Ni tampoco pensar que por observar tal o cual ley no somos como el resto de los hombres que no la observan.

Tener conciencia de ser pecadores nos pone en actitud de conversión. Creernos justos nos impide encauzar los pasos por el camino de la conversión. Quien nos hace justos, rectos y santos es Sólo Dios (la parábola del fariseo y del publicano de Lc 18,9-14 no deja lugar a dudas ni a equívocos). Arrepentirse para creer consiste en no ser nosotros quienes determinemos qué es bueno o malo, justo o injusto, recto o torcido, santo o profano, sino el Seńor

El discurso de Ezequiel, entre Dios e Israel, arranca con un interrogante: ,żAcaso no es justo mi proceder? żNo es mas bien vuestro proceder el que es injusto? Es lícito -y necesario- preguntarse: żQué sabe Israel de <<rectitudť? La respuesta Sólo la puede dar Dios: la iniquidad es causa de muerte; la justicia y la rectitud son causa de vida. Pasar de la iniquidad a la justicia y a la rectitud es pasar de la muerte a la vida. żQuién determina este paso? Dios.



Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel

En la Biblia, desde el AT, aparecen los ángeles y sus jefes, los arcángeles, criaturas espirituales, como ministros o servidores de Dios, bien sea para llevar a los hombres los mensajes y la protección divina, bien sea para alabar al Señor y presentarle las preces de los hombres. La Iglesia celebra a tres arcángeles. El 29 de septiembre se celebraba en Roma, en el siglo V, el aniversario de la Dedicación de una iglesia en honor al arcángel san Miguel. A esa fecha se pensó añadir el recuerdo de los otros arcángeles y de "todas las potencias incorpóreas" recordadas en días diferentes.

Con el Salmo 102 podemos rezar: «Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra».- Oración: Oh Dios, que con admirable sabiduría distribuyes los ministerios de los ángeles y los hombres, te pedimos que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que te asisten continuamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 MEDITATIOFormamos parte de un designio de contornos ilimitados, cuyo artífice es Dios. Inmersos en un cosmos animado por presencias invisibles que participan con nosotros en el proyecto de Dios, somos constructores de una historia que tiene en Cristo su centro y su término.

El camino prosigue en la lucha, en un conflicto implacable con las fuerzas del mal, las cuales, sin embargo, no podrán destruir nunca el Reino que Dios ha confiado al Hijo del hombre. El combate durará hasta el final de los tiempos, llevado adelante en primera línea por los santos ángeles de Dios: los arcángeles, guiados por Miguel, y todas las criaturas espirituales fieles al Señor.

Esta realidad que nuestros ojos no pueden ver nos ha sido revelada a fin de que, con la fe, la esperanza y la caridad abundante en la vida diaria, combatamos el buen combate y apresuremos así la consumación del Reino de Dios. Si ofrecemos humildemente nuestra contribución, se nos concederá una límpida mirada interior: contemplaremos entonces la Misericordia que ha abierto los cielos ha venido a morar entre nosotros para abrirnos el acceso al Padre, a fin de que con los ángeles podamos subir hasta su intimidad. Él ha desvelado para nosotros el misterio del hombre, para que con los ángeles aprendamos a descender junto a cada hermano. Nos ha introducido en su Reino a fin de que, convertidos en voz de toda criatura, cantemos eternamente con el coro angélico la gloria de Dios.

 ORATIOCon un ánimo repleto de esperanza y de confianza, de gratitud y de alegría, corremos a ti, oh Padre, para darte gracias... El camino del hombre a lo largo de los senderos del tiempo es un viaje arriesgado, pero tú has puesto a nuestro lado compañeros atentos que nos sirven con intelecto de amor. Te damos gracias por el arcángel Miguel, que nos ayuda a combatir el buen combate de la fe. Te damos gracias por el arcángel Gabriel, que viene a nosotros envuelto de misterio y deposita en nuestro corazón tu Palabra, para que ésta se vuelva en nosotros, como en María, obediencia y vida.

Te damos gracias por el arcángel Rafael, que, en la hora de nuestros miedos y enfermedades, nos coge de la mano y nos conduce por el recto camino para que no nos desviemos del camino de la salvación.

Te damos gracias, oh Padre, que de mil modos te haces presente a nosotros, nos guardas como a la niña de tus ojos, nos proteges a la sombra de tus alas, nos haces gustar ya desde ahora la dulzura de la íntima comunión contigo. 

CONTEMPLATIONo debemos creer que se confíe un determinado encargo a un ángel por casualidad: por ejemplo, a Rafael el encargo de curar y medicar; a Gabriel, el de apoyar en el combate contra las pasiones; a Miguel, el de ocuparse de las oraciones y de las súplicas de los mortales. Cada uno de ellos ha recibido estas tareas por los méritos, las inclinaciones, y las capacidades de las que dio pruebas antes de la creación de este mundo. Entonces se asignó a cada uno este o aquel ministerio; otros merecieron ser asignados al orden de los ángeles y actuar bajo este o aquel arcángel, este o aquel guía de su orden. Todo esto fue ordenado por el apropiado y justo juicio de Dios y dispuesto por aquel que ha juzgado y analizado los méritos de cada uno: así, a uno le ha sido confiada la Iglesia de los efesios, y a otro, la de los esmirniotas (cf. Ap 2,1.8); éste es el ángel de Pedro, aquél el de Pablo (cf. Hch 12,7; 27,23). A cada uno de los más pequeños de la Iglesia se le ha asignado este o aquel ángel, que contempla cada día el rostro de Dios (cf. Mt 18,10), y se señala al ángel que se disponga en torno a los que temen a Dios.

No debemos pensar que todo esto sucede así de manera accidental o por casualidad, ni siquiera porque hayan sido creados tales por naturaleza, para evitar que también a este respecto se acuse al Creador de parcialidad.

Creamos, más bien, que todo fue asignado por Dios, absolutamente justo y rector imparcial del universo, según los méritos, las capacidades, la energía y el ingenio de cada uno (Orígenes, I principi, 1, 8, 1, Turín [existe edición catalana en Alpha, Barcelona 1998]).

Según los Padres, los ángeles personifican las potencias celestes y han sido puestos por Dios junto a los pueblos como guías. Los ángeles toman una parte muy activa en la existencia histórica del mundo: llevan a cabo, bajo la guía del arcángel Miguel, una batalla contra los demonios, potencias de la nada y remedos de los ángeles, y salvaguardan el orden cósmico. Según san Basilio, los ángeles del Juicio "pesan" las almas. Ellos, que asisten a toda acción divina, están presentes de un modo particular en el martirio. La escala de Jacob los muestra como mensajeros de Dios. Están como "adheridos" a la Palabra y a la voluntad de Dios y las personifican. Cuando Dios decide curar, su voluntad toma la figura del ángel Rafael.

Cada vez que un ángel aparece es para transmitir y realizar algo de parte de Dios. Los ángeles muestran el "cielo", puesto que existen y actúan en un sentido que va de Dios hacia los hombres. Aunque mantiene su poder de revelación directa, Dios se revela la mayoría de las veces por medio de los ángeles, que son como los portadores de sus energías, de su luz y de su revelación.

Hasta el punto de que los tres ángeles que se aparecieron a Abrahán en el encinar de Mambré son considerados, sobre todo en la tradición iconográfica, como las figuras de las tres Personas divinas, el icono de la Trinidad. El ángel es un lugar teofánico, manifestación viviente de Dios: el nombre de Dios está en él y con el nombre su presencia (P. Evdokimov, La santitá nella traaizione della Chiesa, Fossano 1977). Gracias a: Santa Clara de Estella


La fe de la Iglesia: La angelología no se presenta, hoy día, como campo en el que la investigación teológica se mueva cómodamente. Comenzando por la misma existencia de los ángeles, encontrarnos claras actitudes de rechazo que los relegan al mundo mitológico exclusivamente, o se recala en el desconcierto de no saber exactamente a qué atenerse en este tema. Es evidente que otro es el campo de las representaciones e imaginería con que se presenten, así corno el de las jerarquías angélicas indicadas en sus respectivas designaciones onomásticas.

No es éste el lugar de entrar en toda esa problemática; se trata de recoger la fe de la Iglesia, tal como actualmente se nos ofrece, concretamente en el ámbito de las celebraciones litúrgicas, en orden a su memoria y veneración.

El Catecismo de la Iglesia católica afirma: La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición» (n.° 328). El nombre de «ángel» no es nombre de naturaleza, sino de oficio, de función. Por su naturaleza es 'espíritu», por su función es "ángel" (cf. San Agustín: Psal. 103, 1, 15).

La Carta a los Hebreos (1, 14) los define como «espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación». Su nombre hebreo mal'ak, o griego anguelos, los define como mensajeros».

La fe de la Iglesia en la existencia de los ángeles toma vida y se traduce en oración, en el culto litúrgico, lo que es de capital importancia, según el principio de lex orandi, lex credendi, ya que la liturgia es la expresión concreta de la fe vivida. La liturgia celebra la fe bíblica y la tradición doctrinal de la Iglesia.

La liturgia ha unificado en este día, con categoría de fiesta, la veneración de los llamados arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael. Sus nombres hacen referencia a sus funciones de intermediarios entre Dios y los hombres, así como ejecutores de sus órdenes y transmisores de sus mensajes.


El Arcángel San Miguel

Lógicamente la fuente de información básica sobre el Arcángel Miguel ha de buscarse en la revelación bíblica, Mi-ka-'el, literalmente significa „¿quién como Dios?», y está en consonancia con su misión e intervenciones.
La liturgia, que le da culto desde el siglo V, asume el papel protector del arcángel Miguel, tanto en la celebración de la palabra en la misa (primera lectura), como en la liturgia de las horas, en antífonas y oficio de Lectura. En la lectura patrística, fragmento de una «homilía de San Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios», podemos leer: «... Cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió igualarse a Dios..., nos es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando, al fin del mundo, será desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta Juan: Se trabó una batalla con el arcángel Miguel.

Miguel es jefe de la milicia celestial; la Contrarreforma lo convierte en defensor de la Iglesia ante la reforma protestante.


El Arcángel San Gabriel

«Dios es fuerte» o «héroe de Dios«, es su significado. Como dice San Gregorio Magno (oficio de lectura del día) «... se les atribuyen nombres personales, que designan cuál es su actuación propia..., ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión específica para la cual nos son enviados.

Este ángel Gabriel es el «enviado por Dios..., a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María» (1, 26). El mensaje que transmite es sorprendente y trascendental: sin duda el más importante de la historia de la salvación; se trata del cumplimiento, de forma insólita, de todas las anteriores Escrituras: la llegada del Mesías, revelado como «Hijo del Altísimo... y será llamado Hijo de Dios».

Con razón dice San Gregorio Magno (oficio de Lectura): «Los (ángeles) que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles. Por esto, a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ámgel de la máxima categoría... A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa «Fortaleza de Dios», porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los principados y potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es Señor de los ejércitos y héroe en las batallase.

En el relato de Lucas, el protagonista parece el ángel Gabriel. Mas éste debe tal prerrogativa al designio que comunica. Por consiguiente, Gabriel viene asociado por Lucas con el mensaje. Y, en tal caso, el diálogo pierde en dimensión histórica lo que gana en profundidad teológica. Queda, en realidad, claro que Gabriel, aun siendo el protagonista, carece de importancia «personal» y recibe toda su relevancia del mensaje que transmite» (Antonio Salas).


El Arcángel San Rafael

Rafael significa «Dios cura». Sólo disponemos de la fuente bíblica, del libro de Tobías para hacernos una idea de su identidad y misión.

Rafael se presenta bíblicamente como: protector y compañero en nuestro caminar (también por el camino de la vida), sanador de nuestras cegueras (también espirituales), vencedor del demonio y del mal, abogado defensor en las dificultades de la vida, intercesor ante Dios en favor nuestro. Es uno de los siete grandes ángeles presentes ante la gloria del Señor...

Pero su misión y su protagonismo aparente tienen como finalidad la expresada por él mismo al revelar su identidad: «No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecida Diosporsiempre. Si he estado con vosotros..., ha sido por voluntad de Dios. A él debéis bendecir todos los días, a él debéis cantar... Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y confesad a Dios. Mirad, yo subo al que me ha enviado...« (12, 17-20).

La devoción dedicada a Rafael fue promovida en el siglo XVI, al instituir el culto del ángel custodio, el obispo de Rodez, Francisco de Estaing, en 1526. Patrón de boticarios y médicos, protege también a los viajeros.

En todos los casos, las intervenciones angélicas reseñadas, tienen a Dios como protagonista principal, y a la persona humana (individual o colectiva) como beneficiarias. El ángel-arcángel en tanto tiene protagonismo en cuanto transmisor de ese mensaje, siempre salvífico y benefactor. La conclusión siempre debe ser el consejo de Rafael: «Bendecid a Dios por siempre», porque, en realidad, es él quien está actuando,

Sus atributos son: cayado de mensajero (cetro a veces), lirio que reemplaza al cayado o cetro, rama de olivo, filacteria que lleva la salutación angélica «Ave María gratia plena... Ángel Olivera Miguel. Fuente: Dominicos.org

No me basta con amar yo a Dios si mi prójimo no le ama. San Vicente de Paul. 27 de septiembre.

Fue durante diez años un sacerdote que se buscaba a sí mismo y que buscaba una sistematización que le conviniera. Los pobres habían estado siempre ante sus ojos, pero nunca se había fijado en ellos. Distribuía limosnas, sobre todo durante el tiempo que estuvo junto a la reina Margot, entre 1608 y 1610, pero no practicaba la caridad. Más tarde, una serie de ardientes acontecimientos le cambiaron por dentro. Le dio la vuelta a la pirámide de sus prioridades. Cuando se dio cuenta del hambre doble de las masas - a saber: el hambre de la Palabra y el hambre de Pan se sintió comprometido personalmente. Comprendió que debía dejar de buscarse y buscar. Más eso sin ningún frenesí activista. No fue nunca un protagonista de la caridad. No hacía, sino que hacía hacer. Indicó a la Iglesia de su tiempo cómo hacerse Iglesia de los pobres. Repetía: "No me basta con amar yo a Dios si mi prójimo no le ama". En un momento en el que triunfaba el misticismo, invitó a amar a Dios, pero "a expensas de nuestros brazos y con el sudor de nuestra frente". No quería que los suyos se sintieran privilegiados: "Nosotros vivimos del patrimonio de Jesucristo, del sudor de la pobre gente". Y ofreció un criterio ineludible para el servicio: "Los pobres son nuestros amos y señores... En el paraíso son grande señores y les corresponde a ellos abrirnos la puerta a nosotros". Por eso "no podemos garantizarnos mejor la felicidad eterna que viviendo y muriendo en el servicio a los pobres, en brazos de la Providencia".

Apresúrate, María, Entre los olivos de plata acariciados por una brisa. En tu correr se hacen misioneros todos los pobres, se levantan los cojos, gritan los mudos, y los ciegos despiertan el arpa y la cítara. Alegraos, misioneras de la portería y de la enfermería; ella lleva vuestra voz y vuestro deseo secreto. Ella se hace voz por vosotras, mujeres de cincuenta años, llamada a estar con los locos. Ella corre por los sin nombre, los cualquiera, las viudas grises y un poco tristes condenadas a la pensión.

No te guía un fuego y una nube porque tú eres antorcha que ilumina las fortalezas negras como tus ojos.

Eres la nube blanca que indica el puerto a los desterrados, perdidos y confusos. Mujer de ayer y de mañana, haz que la Iglesia renazca, mujer encorvada, ya sin voz. Nuestras lámparas se apagan; vierte tú el aceite que no hemos podido comprar a tiempo. Vuelve a dar canto y pureza a nuestros jóvenes. Querernos vivir el Evangelio, ser también nosotros Palabra de Dios. Apresúrate contra el tiempo, llega antes de la noche, para que en nuestras iglesias reine la alegría y la alegría se vista de cantos de púrpura.

No ves cómo también el cielo se ha enamorado de ti y la tierra abre un camino llano?

El desierto grita de exultación y con tus exiliados pasos se siente recompensado de la soledad desesperada. Mujer soñada antes del tiempo, mujer sin edad, inmaculada y reina, hasta las estrellas brillan de alegría y te sirven de diadema y de festivo cortejo. No has tenido amoríos, esbelta niña de piel ambarina, sino mujeres de arrugas y de pensamiento, que han respirado olores de viejos y han subido las escalas de tétricas soledades. La naturaleza se queda sin palabras, porque jamás de los jamases habría imaginado mujeres así.

(Luigi Mezzadri.)

 Algunos dichos del san Vicente de Paúl"La perfección no consiste en los éxtasis, sino en cumplir bien la voluntad de Dios".

"Ocupémonos de los asuntos de Dios y él se ocupará de los nuestros".

"La Providencia de Dios no nos faltará nunca mientras nosotros no faltemos a su servicio".

"No hay mejor manera de garantizarnos la felicidad eterna que viviendo y muriendo al servicio de los pobres, en brazos de la Providencia".

"Toda nuestra vida no es más que un instante, que huye y se disipa pronto. Los setenta y seis años de vida que he pasado no me parecen ahora más que un sueño y un instante. Y ya no me queda nada, excepto el pesar de este momento".


Decir san Vicente de Paúl es decir caridad. Los pobres son al santo como el santo a los pobres. No olvidemos que, en el momento en que Vicente se asomó a la vida, la Iglesia de Francia salía de una de las páginas más oscuras de su historia: las guerras de religión. Se combatía en nombre de Dios. En aquellos momentos, la Iglesia católica sufría una continua hemorragia.

Fueron muchos los que se marcharon de ella. Cuando acabó el combate físico quedaron las ruinas. Había que reconstruir las iglesias, pero había que rehacer la Iglesia. Un grupo de sacerdotes se comprometió en la tarea: Bérulle, Duval, Bourgoing, Condren y Vicente. No pidieron la intervención del Estado. Estos sacerdotes, antes de cambiar el mundo, se cambiaron a sí mismos.

Decía el santo en uno de sus textos: "Está escrito que busquemos el Reino de Dios. No es más que una frase, pero me parece que encierra muchas cosas. Nos enseña a aspirar siempre a eso que se nos recomienda, a fatigarnos de continuo por el Reino de Dios y a no permanecer en un estado de inercia e indolencia, a reflexionar en nuestra propia vida íntima a fin de regularla bien y no en las cosas externas para encontrar placer en ellas. Buscar significa preocuparse, significa acción. Buscad a Dios en vosotros, porque san Agustín confiesa que mientras lo buscó fuera de él no lo encontró; buscadlo en vuestra alma, la morada que le es agradable: éste es el lugar donde sus siervos que procuran poner en práctica todas las virtudes, las establecen.

Es necesaria la vida interior, y en ella deben converger todos nuestros esfuerzos: si faltamos en esto, faltamos a todo, y los que ya han faltado deben humillarse, implorar la misericordia de Dios y enmendarse. Si hay algún hombre en el mundo que tiene necesidad de ello, es este miserable que os habla: yo caigo, recaigo, salgo a menudo fuera de mí y entro en mí rara vez; acumulo culpas sobre culpas; ésta es la miserable vida que llevo y el mal ejemplo que doy". Gracias a: Santa Clara de Estella

¡Una sola frase lo dice todo! Artículo.

Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti.
Ninguna frase, fuera de la escritura, me ha hablado nunca de manera tan poderosa, persistente y sugerente como esa frase de san Agustín. En esencia, es la historia de la vida de Agustín y también la historia de cada una de nuestras propias vidas.

Conforme leo y estudio, con frecuencia me impresiona una llamativa frase de algún autor, que inmediatamente subrayo y copio. Tengo un cuaderno lleno de citas tomadas de Shakespeare, Aristóteles, Platón, Aquino, Teilhard, Einstein, Albert Camus, Steve Hawkings, Doris Lessing, Milan Kundera, John Steinbeck, Karl Rahner, Juan de la Cruz, Ruth Burrows, James Hillman, Anne Frank e Ivan Illich, entre otros. Aun así, la sugerente frase de Agustín sobresale entre todas ellas.

Lo que manifiesta es que existe una incurable inquietud en el interior de cada uno de nosotros que nos mantiene perpetuamente des-asosegados. Siempre he sentido esto fuertemente en mi propia vida y, siendo aún veinteañero, escribí un libro, El inquieto corazón, en el que traté de articular una espiritualidad para los inquietos (y quizás mayormente para mí mismo) tomando como componente principal esta frase de Agustín. A lo largo de los años, he estado atento a expresiones comparables y complementarias del famoso axioma de Agustín. He aquí algunas:

Karl Rahner, un renombrado teólogo de finales del siglo XX, escribiendo a un amigo que temía estar pasando por alto demasiadas cosas en la vida, le brindó este aviso: En la angustia de la insuficiencia de todo lo accesible, aprendemos que en esta vida no hay ninguna sinfonía acabada.

El autor bíblico Qohelet lo expresa de esta manera. En un pasaje bien conocido por la mayoría de nosotros (“hay un tiempo para cada cosa”) nos indica la armonía de la naturaleza como Dios la estableció. Nos dice que hay una bella armonía entre tiempo y naturaleza, y que cada cosa tiene su propio tiempo y lugar. Con todo, después acaba con esta sorprendente declaración: Dios ha hecho bellas todas las cosas a su propio tiempo, pero Dios ha puesto la infinitud en el corazón humano a fin de que estemos fuera de sincronía con el tiempo y las estaciones desde el principio hasta el fin. Nunca nos adaptamos pacíficamente a la armonía de las cosas, porque algo en nuestro interior está fuera del tiempo.

¿Y quién puede olvidar las sugerentes palabras de Anna Frank al escribir siendo una adolescente encerrada en un ático, ocultándose de los nazis, brincando fuera de su piel con la impaciencia de una adolescente y la ansiedad de un artista, diciendo que, simplemente, nunca puede estar del todo en el momento, porque quiero estar en todos lugares a la vez.

Doris Lessing, la novelista británica, asegura que en el interior de cada uno de nosotros hay una energía poderosa e implacable (“1000 voltios”) que nos mantiene perpetuamente des-asosegados. Escribiendo fuera de una perspectiva de fe, pregunta: ¿Para qué es esta energía? Responde: Para todas y cada una de las cosas: creatividad, amor, sexo, justicia. El escritor Albert Camus, ganador del premio Nobel, escribiendo igualmente fuera de cualquier perspectiva de fe, tenía esta interesante manera de entender el espíritu humano. Comparó estar dentro de la naturaleza humana con ser un prisionero atrapado dentro de una cárcel medieval. Las cárceles medievales estaban diseñadas para quebrar el ánimo del prisionero al encerrarlo en una estancia demasiado estrecha, de modo que nunca pudiera erguirse ni estirarse del todo. El techo estaba demasiado bajo y la estancia era demasiado angosta. La intención era que al fin esto quebrara el ánimo del prisionero. Para Camus, esa es la manera como nos sentimos en nuestra propia naturaleza. El mundo es simplemente demasiado pequeño como para que, en realidad, alguna vez podamos erguirnos o estirarnos, y esto destruye nuestro ánimo.

Estas son algunas patéticas expresiones de este des-asosiego, pero hay expresiones de él por todos lugares. El hinduismo habla de una cierta “nostalgia por el infinito” dentro de nosotros; Platón habla de una “locura divina” en el centro del alma; Shakespeare habla de nuestros “anhelos inmortales”; Ruth Burrows abre su autobiografía confesando que ella nació con una complejidad patológica que ha hecho de su vida una lucha”; James Hillman, en un brillante libro, El suicidio y el alma, afirma que la mayoría de los suicidios suceden porque el alma no está siendo oída y, consecuentemente, mata al cuerpo; y Philip Roth habla del vendaval de detalles que constituyen la confusión de la biografía humana.

La literatura, la filosofía, la poesía, el arte, la psicología, la biografía, la teología y la espiritualidad están repletas de expresiones de esta insaciabilidad del interior del alma humana, que en definitiva no pueden llegar a una plena paz con nada de este mundo. Pero esto es como debería ser. Para Agustín, escribiendo hace unos 1700 años, esta inquietud, esta infinitud, esta nostalgia, esta locura divina, estos 1000 voltios de energía que hay dentro de nosotros, esta complejidad patológica y esta confusión de la biografía humana que nos mantiene perpetuamente inquietos, es después de todo, nuestro mayor distintivo; es el regalo de la inmortalidad y divinidad que Dios nos da como parte constitutiva de nuestra alma. Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano cmf) - 

Libres de elegir si migrar o quedarse. Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2023.

La Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR) desde 1914. Siempre ha sido una ocasión para expresar nuestra preocupación por las diferentes categorías de personas vulnerables que se desplazan; para rezar por ellas mientras afrontan numerosos desafíos; y para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones. Artículo completo. MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA 109ª JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2023

«la decisión de migrar no es siempre una decisión libre». En el mundo actual, explican, miles de personas se ven obligadas a huir de su patria en busca de perspectivas de vida mejor para sí mismos o para sus familias, o, simplemente, para sobrevivir. 

Dice el papa: ... reciban la información suficiente para evitar ser víctimas de «ilusiones peligrosas o de traficante sin escrúpulos».  Artículo completo.

"Los migrantes deben ser acogidos, acompañados, promovidos e integrados. Si no puedes integrarlos en tu país, acompáñalos e intégralos en el suyo, pero no los dejes en manos de estos crueles traficantes de personas", declaró Francisco. El papa volvió a criticar lo que llamó el "fanatismo de la indiferencia"Artículo completo.

«Toda emigración es una ruptura, un desgarro humano» 

José del Riego, Director del Secretariado diocesano de Pastoral de Migraciones Lleva varios años implicado en la parroquia de San Francisco Javier de la Tenderina en Oviedo, precisamente en el ámbito de las personas migrantes. Artículo completo.

“¿Cómo dejamos que la ‘cultura del descarte’, en la que millones de hombres y mujeres no valen nada frente a los beneficios económicos, domine nuestras vidas?”.
Y a continuación nos hace una petición: “Dejemos de hacer invisibles a los que están al margen de la sociedad, ya sea por motivos de pobreza, dependencias, enfermedades psíquicas o minusvalías”.
Escuchemos con atención su mensaje y trabajemos para pasar de la “cultura del descarte” a la “cultura de la acogida”.
“Una persona sin techo que muere en la calle nunca va a aparecer en la primera página de los buscadores de internet o de los noticieros.
¿Cómo hemos podido llegar a este nivel de indiferencia?
¿Cómo dejamos que la ‘cultura del descarte’, en la que millones de hombres y mujeres no valen nada frente a los beneficios económicos, cómo dejamos que esta cultura domine nuestras vidas, nuestras ciudades, nuestro modo de vivir?
Se nos va a endurecer el cuello de tanto mirar al otro lado para no ver esta situación.
Por favor, dejemos de hacer invisibles a los que están al margen de la sociedad, ya sea por motivos de pobreza, dependencias, enfermedades psíquicas o minusvalías.
Centrémonos en la acogida. En acoger a todas las personas que lo necesitan.
La ‘cultura de la acogida’, de recibir, de dar techo, de dar hogar, de dar amor, de dar calidez humana.
Oremos para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas”.

San Pío de Pietrelcina (Padre Pío). 23 Septiembre.

Todo sobre el padre Pío

Anécdotas del Padre Pío

El Padre Pío nació en el seno de una humilde y religiosa familia de agricultores, el 25 de mayo de 1887, en una pequeña aldea del Sur de Italia, llamada Pietrelcina. Recibió su primera instrucción de un maestro privado y a la edad de 15 años hizo su ingreso en el Noviciado de los Padres Capuchinos en la Ciudad de Morcone.
De débil salud, pero de excepcional fuerza de voluntad, pudo completar sus estudios y gracias a una continua asistencia divina tuvo la ansiada ordenación sacerdotal. El 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del P. Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (recuerden que San Francisco no era sacerdote).   Grandes multitudes, de todas las nacionalidades pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables.
Diariamente recibía centenares de cartas de fieles, que pedían su consejo iluminado y su dirección espiritual, la cual ha siempre significado un retorno a la serenidad, a la paz espiritual y al coloquio con Dios.    Toda su vida no ha sido otra cosa que una continua oración y penitencia, lo cual no impedía que sembrase a su alrededor felicidad y gran alegría entre aquellos que escuchaban sus palabras, que eran llenas de sabiduría o de un extraordinario sentido del humor.   El Papa Juan Pablo II lo conoció personalmente en 1947, poco después de su ordenación sacerdotal. El Padre Pío profetizó que aquel joven sacerdote sería un día Papa.   El Señor lo llamó a recibir el premio celestial el 23 de Septiembre de 1968. Tenía 81 años.
Durante 4 días su cuerpo fue expuesto ante millares de personas que formaban una enorme columna que no conoció interrupción hasta el momento del funeral, al cual asistieron más de cien mil personas.   Millones visitan su tumba en el pueblo de San Giovanni Rotondo, Italia. Entre ellos el Papa Juan Pablo II. El P. Pío está sepultado en la cripta del Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, San Giovanni Rotondo.
Los preliminares de su Causa de Beatificación y Canonización se iniciaron en noviembre de 1969.  Declarado Venerable el 18 de diciembre de 1997 y Beato, el 2 de mayo de 1999. Declarado Santo el 16 de junio de 2002, en la Plaza de San Pedro en Roma, por S.S. Juan Pablo II.     Fechas importante en la vida de San Pío Pietrelcina  25 de mayo, 1887. Nace en Pietrelcina, Benevento, en el sur de Italia. Sus padres, Grazio "Orazio" Mario Forgione  (1860-1946), granjero, y María Giuseppa de Nunzio Forgione (1859-1929).  26 de mayo, 1887. Bautizado en la Iglesia de Santa María de los   Ángeles. Recibe el nombre de Francesco Forgione.     27 de mayo, 1899. Recibe el Sacramento de la Confirmación.  6 y 22 de enero, 1903.
A los dieciséis años entra al noviciado de Marcone. El 22 de enero es investido con el hábito de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Toma el nombre de Fra Pío (Fra por Fratello/Hermano).    22 de enero, 1904. Terminado el año de noviciado hace la Primera Profesión (profesión temporal) de los Consejos Evangélicos de Pobreza, Castidad y Obediencia.  Entra al convento de la provincia monástica y estudia para ordenarse sacerdote. 1907.
Al cumplirse los tres años de los votos temporales hace su  profesión perpetua o votos solemnes..     10 de agosto, 1910. Con férrea voluntad se sobrepone a graves problemas de salud, es ordenando sacerdote en la capilla del Arzobispo de Beneveto, pero los problemas de salud le obligan a residir con su familia, por largos períodos, hasta el 1916.   Septiembre, 1910. Recibe los estigmas visiblemente por primera vez, pero por poco tiempo y de forma intermitente.
 Ruega a Dios se los quite. Confía el acontecimiento únicamente a su Director Espiritual.   Noviembre, 1911. El suceso sobrenatural llega a la atención de sus superiores cuando es observado un día en éxtasis.   28 de julio, 1916. Llega al Convento de San Giovanni Rotondo y permanece allí hasta su muerte.    5 a 7 de agosto, 1918. Transverberación del corazón,  le causan heridas visibles en su costado. (La Transverberación del corazón es una experiencia mística de ser traspasado en el corazón, que indica la unión de amor con Dios.)  20 de septiembre, 1918. Mientras reza, luego de la Misa, en el área del coro de la antigua Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias, aparecen los estigmas de forma visible y permanen- te.  El fenómeno perdurará por los próximos 50 años.
Comienzan a circular rumores en el pueblo del posible traslado del ¨santo¨ de San Giovanni Rotondo, lo que agita grandemente a la población.     2 de junio, 1922. El Santo Oficio (hoy Congregación para la Doctrina de la Fe) prohíbe apariciones públicas y el acceso del público a Padre Pió.  1924-1931. En varias ocasiones la Santa Sede rechaza que el fenómeno sea de origen sobrenatural.   9 de junio, 1931. (Solemnidad de Corpus Christi). La Santa Sede ordena al Padre Pío desistir de toda actividad salvo la celebración de la Santa Misa, la cual sólo podrá celebrar en privado. 
Principios de 1933. El Santo Padre Pío XI ordena al Santo Oficio que de marcha atrás y deje sin efecto la  prohibición que pesaba sobre el Padre Pío de celebrar públicamente.  Su Santidad Pío XI comenta al respecto: "Nunca sentí mala disposición hacia el Padre Pío, pero sí fui malamente informado."     1934. Las facultades del Padre Pío son restauradas poco a poco. Se le permite confesar primero a hombres (25 de marzo, 1934) y luego confesar a mujeres (12 de mayo, 1934).    23 de septiembre de 1968. Fallece serenamente en su celda a las 2:30 de la madrugada. Murió saludable y sin los estigmas, así como había profetizado en cierta ocasión. Sus últimas palabras: "Gesú e Maria" (Jesús y María).   26 de septiembre, 1968.
El cuerpo del Padre Pío se entierra en una cripta en la Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias. Asisten al funeral más de 100,000 personas.
Fuentes: http://webcatolicodejavier.org/ y http://evangeliodeldia.org/

Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.






Domingo 25º del Tiempo Ordinario

Textos

Audio

Lecturas

Mis planes no son tus planes, mis caminos no son tus caminos. Sea lo que sea, gracias Señor

Comentario



 Es sugestivo el oráculo de Isaías, ya que nos ayuda a ver el mundo y la vida según la perspectiva de Dios, desde el <<cieloť. Y es sorprendente la enseńanza de la Palabra del Evangelio, porque en Jesucristo lo anunciado por Isaías alcanza su plenitud y su sentido pleno, encuentra su realización. En Jesús tenemos al Dios-con-nosotros, Dios cercano para siempre, viaducto entre el cielo y la tierra. En Jesús tenemos <<hecho hombreť (Col 2,9) y <<en su condición de hombreť (Flp 2,7) el pensamiento de Dios y, a su vez, el camino para encontrarlo.

La parábola de Mateo nos adentra en el misterio del Reino de Dios, en el pensamiento de Cristo, en el corazón del Padre, desvelándonos el secreto. Es, para todos, una fuerte invitación a cambiar de mentalidad, a pasar de la lógica del mérito, de quien vive de pretensiones y no reconoce ni admite regalos, al mundo de la gratuidad, que es la raíz del amor y el secreto del Reino de Dios. Al inicio de la historia de cada uno hay un don: la llamada a ser y a trabajar en la vińa. La vida es el regalo precioso del tiempo para vivir y trabajar en la vińa. Al final del día tendrá lugar la recompensa, que no será para nadie el fruto de sus propios méritos o esfuerzos, sino un regalo divino e inmerecido. Aquello que es profundamente nuestro —<<lo tuyo>>— es la llamada de Dios a participar en su vida y en su obra, la posibilidad de trabajar y fatigarnos, de gastar la vida por él. Infeliz, murmurador y envidioso es quien no reconoce el regalo.

Quien se siente acreedor, con derechos ante Dios y la vida, porque piensa que ya ha hecho demasiado, considera todo lo gratuito como un robo, como una amenaza a la presunta justicia. Sin embargo, descubrir que somos amados gratuitamente es empezar a responder desde esa hora a la llamada de Dios; descubrir que todo es don —la vińa, el vino, el trabajo, la fatiga...— es el modo de estar en la Iglesia buscando el Reino de Dios.

Pablo nos muestra que es posible y hermoso vivir así: responder a la llamada, esforzarse en su vińa y esperar de sus manos la recompensa del modo que quiera y el día que quiera. Solo quien vive Así puede decir: <<Para mí la vida es Cristoť


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San Mateo 21 de septiembre. Fiesta local y religiosa.

El origen de las fiestas de San Mateo: 

El Papa Eugenio IV concedió, en una bula, en 1428, la indulgencia plenaria a cuantos visitaran la Catedral de Oviedo el día de la Exaltación de la Santa Cruz, o los ocho días anteriores o posteriores del año en que tal festividad cayera en viernes. Desde 1982 se establece que puedan lograr la citada indulgencia todas las personas que cumplan con los requisitos del 14 al 21 de septiembre. En detalle: Jubileo de la Santa Cruz o "Perdonanza"

El origen festivo

Respecto al origen de las fiestas de San Mateo, las crónicas cuentan que en 1894 el Ayuntamiento de Oviedo desembolsó 5.000 pesetas, para contratar bandas de música y grupos de gaita y tambor.

Santo Sudario


El Día de San Mateo, 21 de septiembre, se exhibe en la Catedral el Santo Sudario (conocido popularmente como “el pañolón”), una reliquia de la Iglesia que guarda en la Cámara Santa y que se cree que cubrió el rostro de Jesucristo

Les paxarines


Son figuritas elaboradas con agua y harina teñida con azafrán a la que se le dan distintas formas: cestitas, nidos con huevos, figuras humanas,... adornados con lazos. La tradición cuenta que sirven como amuleto o protector contra las tormentas. Se compran únicamente a la salida de la Catedral, tras la celebración de la misa en honor a San Mateo, el 21 de septiembre. 
Esta costumbre data de hace más de 300 años. Fuente: Ayuntamiento de Oviedo 

Hoy celebramos: San Mateo (21 de Septiembre)

Entre los seguidores de Jesús de Nazaret hay personas de muy diverso carácter. De los relatos evangélicos, como de las páginas del Antiguo Testamento, se deduce que Dios no tiene un único modo de llamar a los que ha elegido. Se podría decir que es su gracia, y no las cualidades humanas, las que configuran el ideal de su llamada y también del llamado. Entre los seguidores de Jesús, varios eran pescadores. Seguramente algunos otros se habían dedicado también a las tareas agrícolas. Y habría entre ellos miembros de otras profesiones artesanas que nos pasan inadvertidas a través de los relatos. Pero lo que resulta más sorprendente es que entre los llamados por Jesús nos encontremos con un publicano o cobrador de impuestos.

Este título puede responder a muchas profesiones un tanto diferentes. Había cobradores de impuestos que alquilaban la recaudación para enviar los dineros de las provincias a las arcas imperiales. Había otros recaudadores que cobraban derechos de portazgo entre un reino y otro, entre una tetrarquía u otra.

Cafarnaún debía de contar con varias oficinas en las que se cobraban diversos tipos de impuestos. A una de estas oficinas se acercó un día Jesús para llamar personalmente a Mateo. No sabemos de dónde era. El evangelio que lleva su nombre nos refiere la escena de su vocación (Mt 9, 9-13). Se le denomina Mateo, abreviación de Mattenaí y de Mattanya, que significa «regalo o don de Dios». En los lugares paralelos, los relatos de Marcos (Mc 2, 13-17) y Lucas (Lc 5, 27-32) nos hablan de la vocación de un tal Leví, hijo de Alfeo que, sin duda, es la misma persona corno ha admitido la tradición de la Iglesia con muy contadas excepciones.

En el relato bíblico sobre la vocación de Mateo nos llaman la atención especialmente tres momentos: la llamada, el banquete y la revelación de Jesús que parece culminar los dos momentos anteriores.

Nos impresiona mirar el cuadro pintado por Caravaggio que se conserva en la iglesia de San Luis de los Franceses, en Roma. El enorme lienzo nos sitúa en una estancia cerrada, bastante oscura. Hay solamente un haz de luz que penetra por la parte superior derecha iluminando levemente el lugar. Precisamente por esa parte se dibuja también la imagen de Jesús. Ha sido representado como un personaje noble, dotado de una mirada firme y determinada que, siguiendo una línea imaginaria, va a cruzarse directamente con la mirada de Mateo.

En la pintura, Mateo está rodeado por algunos jóvenes. Unos han vuelto ya la mirada hacia Jesús, mostrándose un tanto asombrados por su entrada en aquel espacio. Los otros jóvenes siguen todavía prestando atención a las monedas que tintinean sobre la mesa del cobrador de los impuestos. Sin embargo, en esta «instantánea», captada por Caravaggio, Mateo ha levantado ya su cabeza. Ha percibido la mirada de Jesús, y la hace suya, aunque un gesto de su mano parece sugerir un momento de duda y tal vez de excusa. Es como si se mostrara incrédulo. Parece que le resulta difícil aceptar que la llamada de Jesús vaya dirigida precisamente a él.

El relato evangélico es parco en palabras. Nos refiere solamente que Jesús se acercó al lugar donde estaba Mateo y le dirigió una escueta invitación: «Sígueme» (Mt 9, 9). Es ésa una palabra profundamente significativa. El maestro va buscando seguidores. El verbo «seguir» encierra, como se sabe, un resumen de todas las actitudes que se requieren del discípulo del Maestro.

El texto de la homilía de San Beda el Venerable, que hoy se lee en el oficio de lecturas, vincula la vocación de Mateo a la mirada de amor que jesús le dirigió:

Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: "Sígueme". Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme, Sígueme, que quiere decir: "Imítame". Le dijo: Sígueme, más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que permanece en Cristo debe vivir como vivió él.»

« Sígueme». Más que una invitación parece una orden terminante y decidida. En ninguna parte se nos dice si Jesús conocía previamente al cobrador de tributos. Pero sí se nos dice que él aceptó inmediatamente la invitación del Maestro: «Él se levantó y lo siguió». Lo escueto del texto que narra esa decisión con la que Mateo decide seguir a Jesús puede sugerir dos posibilidades. O bien que Mateo había ya oído hablar de la grandeza del profeta de Galilea y de la majestad de su mensaje, o bien que la presencia del mismo Jesús resultó para él un motivo suficiente para dejarlo todo y seguirle.

Sea como sea, tenemos ante los ojos uno de esos momentos en los que la llamada de la trascendencia se cruza con las mil preocupaciones inmediatas de la inmanencia. Lo divino irrumpe en el panorama de lo humano. El hombre-Dios viene a cambiar los planes que los humanos se habían forjado. Ante la voz que llama, los antiguos proyectos pierden prestancia y valía. La llamada al seguimiento relativiza todas las decisiones anteriores.

Como ocurrido anteriormente con Pedro y Andrés, con Santiago y Juan, también de Mateo se subraya que abandona todas las cosas para seguir al Maestro que le invita. La rapidez en la respuesta a la llamada, la generosidad en el seguimiento y la libertad con la que el valor encontrado relativiza los valores antes poseídos parecen convertirse en puntos funda-mentales en la dinámica del discipulado.

Claro que nadie lo deja todo por nada. Ni siquiera se deja algo por algo. En realidad, los discípulos primeros de Jesús, no siguen una filosofía sino a una persona. No se enamoran de una idea, siguen a un profeta. Gracias a José-Román Flecha Andrés y Dominicos.org

La dos caras de la hipocresía. Artículo.

¡Qué sutil es la hipocresía! Qué fácil es no ver nuestras propias incoherencias, aunque veamos tan nítidamente los defectos de los demás. ¿Estamos obstinadamente ciegos, o es que simplemente no vemos? ¿Es un problema moral o visual? Veamos estos ejemplos:

En sus viajes, el explorador del siglo XVIII, el capitán James Cook, pasó varios años en las islas de la Polinesia. Aprendió la lengua nativa y se hizo amigo de la gente. Un día, le llevaron a presenciar un sacrificio humano. La tribu aún practicaba cierto animismo y a veces ofrecía una persona en sacrificio a sus dioses. Cook, que era un distinguido caballero inglés, quedó comprensiblemente horrorizado. Escribió en su diario que le manifestó su indignación al jefe, diciéndole: ¡Esto es horrible! Sois un pueblo primitivo. En Inglaterra os colgaríamos por esto.

La ironía de la reacción de Cook no debe pasar desapercibida, como tampoco pasa desapercibida para los antropólogos. Cuando matamos a alguien en nombre de Dios, no importa si lo llamamos sacrificio humano o pena capital. En cualquier caso, estamos sacrificando una vida humana y justificándolo en nombre de Dios.

Un segundo ejemplo nos llega de los escritos de Bill Plotkin, quien una vez pasó tiempo estudiando varios ritos de iniciación que las tribus premodernas utilizan para iniciar a los chicos y chicas jóvenes a la edad de la pubertad. Como sabemos, la pubertad puede ser una época peligrosa para un joven. La pubertad golpea al joven con una cierta violencia que enardece tanto el cuerpo como la psique. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta poderosa fuerza perturbadora había sido diseñada por Dios y la naturaleza con un propósito definido, a saber, expulsarte de tu hogar, empujarte a encontrar un hogar para ti mismo y poner fin a tu infancia para entrar en la edad adulta. Es comprensible que se necesiten energías intensas para lograrlo.

Pero estas energías pueden ser difíciles de contener y de orientar hacia la edad adulta. De hecho, casi todas las culturas premodernas tenían ritos de iniciación para ayudar a orientar ese proceso. En la actualidad, la mayoría de las culturas (sobre todo la nuestra) tienen muy pocos ritos de iniciación explícitos. Lo que Plotkin descubrió en su estudio de los ritos de iniciación premodernos es que todos ellos eran muy exigentes, física y emocionalmente, para los jóvenes que se sometían a ellos, hasta el punto de que a veces un joven que se sometía a ellos moría durante el proceso.

Al observar esto, Plotkin comenta que nuestra sensibilidad moderna se siente ofendida por esta crueldad aparentemente primitiva. Fácilmente nos indignamos moralmente y vemos estas prácticas como retrógradas y crueles. Sin embargo, continúa señalando, estas tribus en realidad pierden muy pocos jóvenes en el paso de la pubertad a la edad adulta - mientras que nosotros, sociedades modernas muy complejas, perdemos miles de jóvenes cada año que intentan autoiniciarse a través de las drogas, el alcohol, el sexo, los coches, las pandillas y los comportamientos de riesgo.

Sí, como dijo Jesús una vez, es fácil ver la paja en el ojo ajeno incluso cuando no somos conscientes de la viga en nuestro propio ojo.

Ahora bien, digo todo esto más por simpatía que por juicio, porque la hipocresía no es de todos los tipos. Hay una hipocresía en la que la ceguera es más voluntaria, y hay una hipocresía en la que la ceguera es más inocente. Tomás de Aquino distinguió una vez entre dos clases de ignorancia. Para Aquino, existe la ignorancia culpable y existe la ignorancia invencible, es decir, a veces no vemos porque no queremos ver, y a veces no vemos simplemente porque no podemos ver.

En la ignorancia culpable sí podemos ver. Nos negamos a ver algo porque no queremos ver la verdad. Nuestra incapacidad para ver se basa en la racionalización y el miedo, una negativa voluntaria a mirar para no ver lo que no queremos ver, alguna verdad incómoda. En la ignorancia culpable, no vemos el paralelismo entre el sacrificio humano y la pena capital porque ya sentimos intuitivamente la conexión y no queremos verla, por lo que nos negamos a mirar.

En la ignorancia invencible no conocemos nada mejor. Nuestros defectos tienen que ver con los límites de nuestra humanidad, nuestros conocimientos y nuestra experiencia. No tenemos miedo de mirar la realidad. Miramos, pero simplemente no vemos. Como el Capitán Cook, con toda sinceridad, simplemente no vemos el paralelismo entre los sacrificios humanos y la pena capital, y, a diferencia de Bill Plotkin, podemos juzgar fácilmente los ritos de iniciación premodernos como crueles y atroces, incluso cuando miles de nuestros propios jóvenes mueren cruelmente sin sentido tratando de encontrar el paso de la vida de la adolescencia a la edad adulta.

Todos nosotros, liberales o conservadores, tenemos puntos ciegos en cuanto a cómo vemos y apreciamos diversas formas de justicia social, ya sea el cambio climático, la pobreza, el aborto, la inmigración, los refugiados, el racismo, la igualdad de la mujer o las cuestiones de género. Ante estas cuestiones complejas, ¿estamos dispuestos a mirarlas a la cara, o no estamos dispuestos a mirarlas de frente porque ya intuimos lo que podríamos encontrar? ¿Es nuestra ceguera, nuestra hipocresía, culpable o invencible? Ron Rolheiser - 

No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

 



Domingo 24º del Tiempo Ordinario

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Que tu misericordia y tu compasión me muevan

Comentario



<<Acuérdate de tu fin y deja de odiarť (Sir 28,6). żCuál es el <<finť, las <<cosas últimasť, de las que habla la Escritura? Si nos fijamos en la pagina del evangelio de Mateo, el fin se refiere al Reino de los Cielos; y si hojeamos la Carta a los Romanos, coincide con el Seńor (<<Vivimos para el Seńorť, 14,8). El Reino de los Cielos es el horizonte ultimo de la historia, Cristo resucitado es el acontecimiento último del hombre. Pues el perdón mira al presente desde el fin, es decir, del novum, del éschatón, de lo definitivo que esta por venir El perdón <<no se sitúa en un plano ético, sino escatológico. El perdón es la profecía del Reinoť (E. Bianchi).

En el texto de Mateo, hay dos dimensiones en tensión: la comunidad cristiana que vive en el tiempo, imperfectamente, y el Reino de los Cielos, que domina el fin de los tiempos. El perdón, como posibilidad ilimitada de relación y convivencia fraterna en el presente, también es la condición -gratuitamente ofrecida - de acceso a la comunión con Dios. Allí donde el pecado es ruptura de la relación, el perdón es restablecimiento, reconstrucción y consolidación de vínculos.

Se trata de abrir las puertas de nuestro corazón al amor - mas precisamente, a la misericordia de Dios- y permitirle que vivifique lo que el pecado mata. Se puede decir que la fuerza del perdón es la paciencia, entendida como esperanza, oración y empeńo por la conversión propia y del hermano. Perdonar conlleva, en cierto sentido, participar de la paciencia divina: él es el <<pacienteť, el <<clementeť, el <<compasivoť, el <<misericordiosoť y el <<fielť (Ex 34,6). El primer movimiento del perdón es tener paciencia, aceptar las imperfecciones propias y ajenas. El segundo consiste en dar: estar en actitud de disponibilidad (darse) y acogida (ofrecerse) con el ofensor.

 


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