Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.






Domingo 25º del Tiempo Ordinario

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Mis planes no son tus planes, mis caminos no son tus caminos. Sea lo que sea, gracias Señor

Comentario



 Es sugestivo el oráculo de Isaías, ya que nos ayuda a ver el mundo y la vida según la perspectiva de Dios, desde el <<cieloť. Y es sorprendente la enseńanza de la Palabra del Evangelio, porque en Jesucristo lo anunciado por Isaías alcanza su plenitud y su sentido pleno, encuentra su realización. En Jesús tenemos al Dios-con-nosotros, Dios cercano para siempre, viaducto entre el cielo y la tierra. En Jesús tenemos <<hecho hombreť (Col 2,9) y <<en su condición de hombreť (Flp 2,7) el pensamiento de Dios y, a su vez, el camino para encontrarlo.

La parábola de Mateo nos adentra en el misterio del Reino de Dios, en el pensamiento de Cristo, en el corazón del Padre, desvelándonos el secreto. Es, para todos, una fuerte invitación a cambiar de mentalidad, a pasar de la lógica del mérito, de quien vive de pretensiones y no reconoce ni admite regalos, al mundo de la gratuidad, que es la raíz del amor y el secreto del Reino de Dios. Al inicio de la historia de cada uno hay un don: la llamada a ser y a trabajar en la vińa. La vida es el regalo precioso del tiempo para vivir y trabajar en la vińa. Al final del día tendrá lugar la recompensa, que no será para nadie el fruto de sus propios méritos o esfuerzos, sino un regalo divino e inmerecido. Aquello que es profundamente nuestro —<<lo tuyo>>— es la llamada de Dios a participar en su vida y en su obra, la posibilidad de trabajar y fatigarnos, de gastar la vida por él. Infeliz, murmurador y envidioso es quien no reconoce el regalo.

Quien se siente acreedor, con derechos ante Dios y la vida, porque piensa que ya ha hecho demasiado, considera todo lo gratuito como un robo, como una amenaza a la presunta justicia. Sin embargo, descubrir que somos amados gratuitamente es empezar a responder desde esa hora a la llamada de Dios; descubrir que todo es don —la vińa, el vino, el trabajo, la fatiga...— es el modo de estar en la Iglesia buscando el Reino de Dios.

Pablo nos muestra que es posible y hermoso vivir así: responder a la llamada, esforzarse en su vińa y esperar de sus manos la recompensa del modo que quiera y el día que quiera. Solo quien vive Así puede decir: <<Para mí la vida es Cristoť


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