Fiesta de nuestros Santos Ángeles Custodios

Primera lectura.  Libro del Éxodo (23,20-23):
He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. Si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas, de los cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré. Palabra de Dios
Salmo. Sal 90
R/. Ha dado órdenes a sus ángeles para que te guarden en sus caminos
   Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R/.
   El te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás,
su brazo es escudo y armadura. R/.
   No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía. R/.
   No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en sus caminos. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10):
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el Reino de los Cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio, y dijo: «Os digo que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño ése es el más grande en el Reino de los Cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. Palabra del Señor 

Comentario a las lecturas:
Queridos hermanos: Celebramos hoy la fiesta del Santo Ángel de la Guarda. Una fecha que nos recuerda cuando eramos niños, y en la cama, por la noches, rezábamos aquella tierna oración que decía: “Ángel de la Guarda, dulce compañía, no nos desampares, ni de noche ni de día”. Cuando somos niños no nos preguntamos mucho por el porqué de las cosas, o si lo hacemos, lo hacemos más bien como un juego intelectual. Nos gusta el misterio y convivimos con él con naturalidad.  Cuando crecemos intentamos desvelar los misterios, o menos intentamos hacerlos "razonables".
¿Porqué la fe cristiana habla de los Ángeles, como esos seres que nos acompañan personalmente, que nos protegen por los senderos de la vida?
Podríamos responder que son simplemente símbolos del amor providente de Dios, provenientes de un contexto cultural en el que se usaba este tipo de lenguaje figurativo para hablar de realidades misteriosas. Pero despachando la cuestión de esta manera no seríamos fieles a la fe de la Iglesia que quiere ser fiel a la Palabra de Dios.
El Catecismo de la Iglesia Católica se sirve San Agustín para decirnos quienes son: "El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel" (Psal. 103, 1, 15). Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20). Cfr. Catecismo Nº 329.
Los Ángeles son un reflejo misterioso del rostro de Dios en nuestra realidad, y de hecho, cuando alguien de una manera especial nos muestra una conducta desinteresada, sana y alegre solemos decir que “es un ángel”. Si somos lo suficientemente sensibles, seguro que tenemos experiencia de ese paso protector de Dios por nuestra vida, expresado a través de estos seres misteriosos y por supuesto a través de personas de carne y hueso que también son destellos de Dios para cada uno de nosotros. CR. Fuente