¿ Qúe significa “nacer de nuevo”?


¿Qué significa “nacer de nuevo” o “nacer de lo alto”? Si eres evangélico o baptista ya habrás respondido por ti mismo. Pero si eres un católico o perteneces a la corriente principal del protestantismo entonces la frase no forma parte habitual de tu vocabulario espiritual y, además, podría connotar para ti un cierto fundamentalismo bíblico que te confunde.

¿Qué significa “nacer de nuevo”? La expresión aparece en el Evangelio de Juan en una conversación que Jesus tuvo con un hombre llamado Nicodemo. Jesus le dice que “necesita nacer de nuevo de lo alto”. Nicodemo se toma esto literalmente y replica que es imposible para un hombre ya crecido volver a entrar en el vientre de su madre para poder nacer una vez más. Jesus recurre a la frase metafóricamente, diciendo a Nicodemo que este segundo nacimiento no es de la carne, sino “del agua y el espíritu”. Bien… esto tampoco clarifica las cosas demasiado para Nicodemo, o para nosotros. ¿Qué significa “nacer de nuevo de lo alto”?
Quizás hay muchas respuestas, incluso tantas como personas hay en el mundo. El nacimiento espiritual a diferencia del físico no significa lo mismo para todos. Tengo amigos evangélicos que dicen que para ellos esto se refiere a un momento afectivo particularmente poderoso en su interior cuando como María Magdalena en el jardín con Jesus en el domingo de pascua, tienen un profundo encuentro personal en el que indubitadamente afirma su íntimo amor por Él. En dicho momento, según sus propias palabras, se encuentran con Jesucristo y nacen de nuevo, incluso a pesar de que desde su niñez siempre hayan sabido sobre Jesus y hayan sido cristianos.
La mayoría de los católicos y la corriente principal del protestantismo no identifican el “conocer a Jesús” con dicha experiencia afectiva personal. Pero entonces ellos se preguntan que pretende Jesús exactamente cuando os reta a “nacer de nuevo de lo alto”.
Un sacerdote que conozco comparte esta historia en relación con su manera de entender esto. Su madre, ya viuda desde algún tiempo antes de su ordenación, vivía en la misma parroquia donde él mismo había sido destinado para ejercer el ministerio. Fue una mezcla de bendición, el estaba encantado de ver a su madre cada día en la Iglesia, pero ella, viuda y sola comenzó a apoyarse bastante en él demandándole tiempo y él, como hijo obediente, tenía que emplear todo su tiempo libre con su madre, llevándola a comer, o a pasear y siendo su primer contacto vital con el mundo de fuera del estrecho espacio de la residencia para mayores dentro de la cual vivía. En el tiempo en el que pasaban juntos ella recordaba frecuentemente y se quejaba por vivir sola y la soledad. Pero un día, en un paseo con ella, después de un rato de silencio, dijo algo que le sorprendió y captó su atención profundamente: “¡Me he dejado vencer por el miedo!” dijo, “Ya no tengo miedo a nada. He gastado toda mi vida viviendo con miedo. Pero ahora, me lo he derrotado porque no tengo nada que perder. Ya lo he perdido todo, mi marido, la belleza de mi cuerpo, mi salud, mi lugar en el mundo, y mucho de mi orgullo y dignidad ¡Ahora soy libre! ¡Ya no tengo miedo!”
Su hijo, que la había escuchado solo a medias a lo largo del tiempo, ahora empezó a escuchar. Comenzó a estar muchas horas con ella, dándose cuenta de que ella tenía algo importante que enseñarle. Después de un par de años más, ella murió. Pero, por entonces ella había podido enseñar a su hijo algunas cosas que le ayudaron a entender su propia vida con mayor profundidad. “Mi madre me parió dos veces; una desde abajo, y otra desde arriba”, decía. El ahora entiende algo que Nicodemo no pudo captar.
Cada uno, sin duda, tiene su propia historia.
Y ¿qué nos enseñan los estudiosos de la Biblia sobre esto? Los evangelios sinópticos, dicen los estudiosos, nos dicen que sólo podemos entrar en el Reino de Dios si nos convertimos en niños pequeños, queriendo decir que debemos en nuestra vida concreta, reconocer nuestra dependencia de Dios y de los otros. No somos autosuficientes y esto supone verdaderamente reconocer y vivir nuestra dependencia humana desde la grandiosa providencia de Dios. Hacer esto, es nacer de lo alto.
El Evangelio de Juan añade algo a esto. Raymond Brown, comentando el evangelio de Juan lo dice de esta manera: Nacer de nuevo de lo alto significa que debemos, en un cierto punto de nuestra vida, entender que el fundamento de nuestra vida está más allá de este mundo, un lugar más allá del vientre de nuestra madre y que una vida más profunda significa llegar a darse cuenta de ello. De esta manera experimentamos dos nacimientos, uno que nos da la vida biológica (nacimiento en este mundo) y otro que nos da la vida escatológica (nacemos en este mundo a la fe, el alma, el amor y el espíritu). Y a veces, como fue el caso de mi amigo, puede ser tu propia madre quien ayude nuevo en este segundo nacimiento. A Nicodemo le costó superar su instintivo empirismo. Al final, lo pudo hacer. ¿Podremos nosotros?
Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf) -