Buscad el Reino de Dios y su Justicia, y lo demás se os dará por añadidura.

Ideas Previas.

Alfredo María Pérez Oliver, cmf - 
Se le ha clavado la saeta al  joven Claret, tan en el hondón del alma, que sin dilación  rompe todas las ataduras que le tenían apegado a sus planes. Y siguió la voz poderosa que le llamaba: “¡Sal de tus apoyos humanos!, pero ¿hacia donde?
Me parece oportuno exponer unas ideas previas, para comprender con profundidad todo el alcance del primer núcleo de  la alegoría que imaginó  Claret, para ponerse en camino y encontrar el plan que  Dios Padre le tenía reservado para dar plenitud a su vida.
Necesidad Fundamental.
Primera idea previa: Todos deseamos ser felices. Es un deseo profundo que Dios ha sembrado en el corazón humano y no defraudará a los que la buscan rectamente.
Emilio Butragueño, estrella del real Madrid en una época, fue entrevistado por Natalia Figueroa. La periodista quedó alucinada. Al joven  futbolista todo le marchaba sobre ruedas. La relación con su familia. El trabajo profesional unido a su afición, su vida en alegría y paz coherente con su fe cristiana. Ante el panorama que se abre a su curiosidad periodística, ya no le queda más remedio que preguntar.
- Entonces ¿Qué pides a tú a la vida?
- Seguir siendo feliz.
El joven deportista dio en el clavo, porque en segundos puede abatirse sobre uno una gran desgracia.
Es pues un deseo sano buscar la felicidad. Pero no se puede olvidar la advertencia del psicólogo J.L. Pinillos:El que busca la felicidad en directo está condenado a no encontrarla nunca.  Y el teólogo J.R. Bustos: El que busca la felicidad a toda costa, termina oprimiendo a los demás.
Para esta búsqueda la regla de oro nos llega del Evangelio: Buscad el Reino de Dios y su Justicia, y lo demás se os dará por añadidura.
Esta es la primera actitud del que ha sido tocado por el primer núcleo de la Fragua. Saber que sólo  encontrará el camino si acepta el anuncio de Jesús. La novedad del Reino: Dios es Padre, que le ama, que cuenta con él. Ante esa realidad que anuncia Jesús, todo lo demás es engaño y vanidad. Nadie lo expresó con la fuerza de Pablo: “Lo que entonces consideraba ganancia, ahora lo considero pérdida, por amor a Cristo…nada vale la pena si se compra con el conocimiento de Cristo Jesús…y todo lo tengo por estiércol con tal de ganar a Cristo.”(Fil. 3,7-9).
Aviso a navegantes. Recuerdo ahora, para que las cosas queden claras, la vieja distinción entre el desear y querer. El Cardenal Newman en su Gramática del Asentimiento, profundiza en esta distinción. A la primera –desear- la llama “Asentimiento Nocional” y la coloca en el plano sentimental-emocional y por tanto superficial sin compromiso alguno y además dura poco tiempo. Quizá se puede aplicar a esta fase emocional los versos inspirados de Machado:
Las cosas son como son,
y alguna vez, como quiere
sean, el corazón.”
Al “querer” le llama “Asentimiento Real”. Ha vislumbrado un objetivo y le parece tan importante para su vida que pone todo su empeño y toda su fuerza de voluntad en conseguirlo.
Para no dar palos de ciego y cazar vientos, es importante tomar la determinada determinación con paz, aleccionado por los desengaños, como le ocurrió a Claret, con paz, ayudados por un Consejero competente. Conocer sus limitaciones y empeñarse en adquirir una voluntad firme, a base de constancia. Ya está el hierro rusiente y comienzas los golpes de maestro y aprendiz para forjar la voluntad. Dicen los pedagogos que la voluntad se educa a base de ejercicios repetidos. Y avisan las consecuencias:
- Ten cuidados con tus pensamientos que se volverán palabras.
- Te cuidado con tus actos que se volverán costumbres.
- Cuida tus costumbres que harán tu carácter
- Cuida tu carácter que te llevará a tu destino.
Es importante conseguir esa voluntad que presume Javier en “El divino impaciente”:
pero cuando llégale caso, 
sé en mi voluntad poner
todo el peso y el poder 
con que se aploma y se agarra
en mis breñas de Navarra, 
mi castillo de Javier.
El “quid prodest” de cada persona.
Los santos experimentaron la necesidad de entrar en una fragua para dar plenitud a la única vida que habían recibido como un don gratuito. Ese nacer de nuevo transformados que no entendía el sabio fariseo Nicodemo. Ofrezco unas citas:
San Ignacio de Loyola: “Es necesario que, quienquiera que se conoce, los reconozca en sí (los males); pues no dejará de haberlo en el estado de la presente miseria, hasta que en la FRAGUA  del eterno amor de nuestro Criador y Señor se consuma toda nuestra malicia, siendo de Él  penetradas y del todo poseídas nuestras ánimas”…
San Juan de la Cruz: “Por estos trabajos, en que Dios al alma y sentido pone, va cobrando virtudes, porque la virtud en la flaqueza se perfecciona (2Cor. 12,9), y en el ejercicio de pasiones se labra. Porque no puede servir y acomodarse el hierro en la inteligencia del artífice si no es por el fuego y el martillo, según del  fuego dice Jeremías (Lam. 1,13): “Envió fuego en mis huesos y enseñome”. Y del martillo dice: “Castigásteme, Señor y quedé enseñado” (31,18).
Alphonse y Rachel Goetemann: “Como el fuego que penetra el hierro cuando éste se introduce en la fragua,el hierro guarda la sustancia del metal, pero se convierte y hace real que le habilita y literalmente la transfigura…Hoy como ayer, Cristo nos invita a subir al monte santo, el Tabor, para entrar con Él en el fuego divino. La meditación nos abre, concretamente ese camino.”
Recordemos que Claret dice que  el hierro se pone rusiente al entrar en la fragua del Corazón de María y en el fuego del meditación y ejercicios espirituales.
Sin corazones transformados no hay Evangelización.
La Exhortación sinodal de los laicos después de describir una sociedad fragmentada (nº 4-6), reclama que todos los discípulos de Jesús debemos  rehacer el tejido cristiano de las comunidades eclesiales. El objetivo de la “Nueva Evangelización” es la formación  de comunidades cristianas maduras, en las que se palpe la adhesión a la persona de Cristo. El encuentro con Él consigue una existencia vivida en la caridad y el servicio. (Cfr, Chisti fideeles laici, 34).
Una empresa tan alucinante exige tener un punto de partida en el corazón de cada creyente Sin conversión personal, no ha conversión pastoral, ni transformación de actitudes, estructuras y talante de las parroquias y de la variedad de grupos comunitarios que hoy crecen.
El primer núcleo de la alegoría claretiana exige ese primer paso de salida de apoyos humanos y poner  toda el alma en el deseo de transformase para seer saeta lanzada contra el mal.
Es hora de poner la mano en el corazón y nuestro hierro en la fragua. Cuidar ese corazón, que como dijo el poeta: ¡Alma!, llévame con tiento el corazón, ¡ Por Dios alma! con mucho tiento. ¡¡que lleva vino de consagración!