ORACIÓN POR LOS SIENTE DONES DEL ESPÍRITU


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Oh, Dios, que con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones de tus fieles, concédenos que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo que es recto y nos gocemos con su consuelo celestial.
  • Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria
  • Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor. Gloria
  • Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria
  • Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, fortalécenos con tu gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la corona de la victoria. Gloria
  • Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas terrenos para así no perder las eternas. Gloria
  • Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
  • Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria

¿Qué son los dones del Espíritu Santo? Padre Adolfo 5'
Ven Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido.
Luz que penetras las almas,
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo.
Tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego.
Gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del alma
si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo.
Lava las manchas.
Infunde calor de vida en el hielo.
Doma el espíritu indómito.
Guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito.
Salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Los siete dones del Espíritu Santo se mencionan en Isaías 11:2-3 y se otorgan a los fieles para fortalecer su vida de fe y hacerlos más dóciles a las inspiraciones divinas. se reciben en el Bautismo y se fortalecen de manera especial en el sacramento de la Confirmación, capacitando a los cristianos para vivir una vida más plena en Cristo y para ser testigos efectivos de su fe.



1. Sabiduría 

Este don nos permite ver el mundo desde la perspectiva de Dios. Nos ayuda a valorar las cosas espirituales por encima de las materiales y a buscar a Dios en todas las cosas. Es la capacidad de discernir lo que es verdaderamente importante para nuestra salvación y la de los demás.





2. Entendimiento

El don de entendimiento nos capacita para comprender más profundamente las verdades de la fe, incluso aquellas que superan la capacidad de nuestra razón. Nos ayuda a captar el significado de la Revelación divina y a aplicar estas verdades a nuestra vida.





3. Consejo

Este don nos permite discernir el camino correcto a seguir en situaciones difíciles o inciertas. Nos ilumina para tomar decisiones prudentes que estén en consonancia con la voluntad de Dios y que nos lleven hacia Él.





4. Fortaleza

La fortaleza nos da la fuerza interior y el coraje para perseverar en la fe, incluso ante la adversidad, las dificultades o la persecución. Nos ayuda a superar el miedo y a mantenernos firmes en lo que es justo y bueno.





5. Ciencia (Conocimiento)

El don de ciencia nos permite ver el orden y el propósito de la creación de Dios. Nos ayuda a reconocer la relación entre las cosas creadas y el Creador, y a usar los bienes terrenales de una manera que glorifique a Dios.





6. Piedad

Este don nos impulsa a tener un profundo respeto y amor por Dios, así como por los demás. Fomenta una actitud de devoción filial hacia Dios como Padre y nos lleva a actuar con reverencia y obediencia a su voluntad. También se manifiesta en el respeto hacia el prójimo y hacia la Iglesia.





7. Temor de Dios

El temor de Dios no es un miedo paralizante, sino un asombro reverente ante la grandeza de Dios y un profundo deseo de no ofenderlo. Nos ayuda a reconocer nuestra dependencia de Dios y nos motiva a evitar el pecado por amor a Él y por el deseo de mantener nuestra amistad con Él.