A mí, que he sido bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que tantas veces al día me hago la seńal de la cruz, cómo me gustaría nombrar con la devoción y con el afecto del corazón a estas santas Personas y no hacer como los jugadores cuando entran en el campo.
La seńal de la cruz es un sacramental que, por así decirlo, debe consagrar todo lo que hacemos, todo lo que pensamos, todo lo que decimos al Padre-Hijo-Espíritu Santo. Jesús me asegura: "Si alguien me ama, también mi Padre le amará, y vendremos a él y estableceremos nuestra morada en él". Cómo quisiera tratar con más respeto-garbo-delicadeza a estos huéspedes míos, con todas las atenciones que reservamos a los huéspedes de consideración. Pablo me recuerda: "Si alguien falta el respeto al templo de Dios, que sois vosotros, Dios le apartará", y me exhorta de este modo: "Honrad y tratad con elegancia al Dios que lleváis en vuestro cuerpo". Cómo quisiera comprender que una cosa es vestir, adornar, alimentar el cuerpo con mentalidad "mundana", y otra cosa completamente distinta es hacerlo con mentalidad "de fe": ésta me hace superar el envoltorio donde el templo del Espíritu está siempre radiante, ya sea bello o feo, esté sano o enfermo, sea viejo o joven, rico o pobre.
Gracias a: Rezando Voy,Santa y Ciudad Redonda