26 de mayo: San Felipe Neri: Dejadme abrazar a mi Madre que ha venido a visitarme

Madre del amor | Cristóbal Fones, SJ

"¡Mi hermosa Señora!
"Mi santa Señora!"
"Dejadme abrazar
a mi Madre que
ha venido a
visitarme“
S. Felipe Neri.
El santo de la alegría se celebra el 26 de mayo
26 de mayo
Aparición de la Virgen y curación: Fue siempre de salud delicada. En cierta ocasión, la Santísima Virgen se le apareció y le curó de una enfermedad de la vesícula. El suceso aconteció así: el santo había casi perdido el conocimiento, cuando súbitamente se incorporó, abrió los brazos v exclamó: "¡Mi hermosa Señora! "Mi santa Señora!" El médico que le asistía le tomó por el brazo, pero San Felipe le dijo: "Dejadme abrazar a mi Madre que ha venido a visitarme". Después, cayó en la cuenta de que había varios testigos y escondió el rostro entre las sábanas, como un niño, pues no le gustaba que le tomasen por santo...
"El santo de la alegría", "el santo humorista", dijo Goethe. El apóstol de Roma desbarata los estereotipos tradicionales de la santidad. En una época en la que la reforma tridentina imponía una, disciplina rigurosa, empleando para tal fin el Santo Oficio, el índice, la Inquisición, Felipe Neri tranquilizaba, consolaba y atraía al camino de Dios "con gran alegría y facilidad" a quienes se confiaban a él.
Entre todos los santos que contribuyeron a la reforma tridentina, la figura de Felipe Neri es la más pintoresca y cautivadora. Se trata de un hombre que suscita entusiasmo. Su humor, su vena bromista, su tendencia natural a la alegría -muy diferentes de las prácticas austeras de la época-, hicieron que encontrara muchos discípulos. No cabe duda de que aquella alegría le venía de la conciencia continua de la presencia de Dios. Pero antes de comprender la profundidad de su espiritualidad y de conocer los dones y favores místicos con los que había sido colmado, se siente uno conquistado por sus dones naturales: una suavidad radiante, una mezcla de perspicacia y de payasadas, una gran sensibilidad musical y un profundo amor por la belleza de la naturaleza, un realismo pleno de sabiduría y de sentido práctico. Como la melancolía es mala consejera, puso la alegría en el primer puesto, junto a la sencillez y a la dulzura: nada de austeridad desalentadora, sino piedad afectiva, caridad, asambleas calurosas.
En el clima de la reforma católica romana, en cuyo servicio trabajaron hombres fuertes, vigorosos y, en ocasiones, implacables, como Pablo IV, san Ignacio de Loyola, san Carlos Borromeo o san Pío V, Felipe Neri se abrió un camino original. Humanizó la religión inventando un modelo de confianza y de moderación al que se han vuelto con interés los siglos posteriores (J. Delumeau [ed.], Storia dei Santi e della Santitá cristiana, Milán 1991, VIII, pp. 99ss). Fuente: santaclaradeestella.es