- El médico pregunta: Muy bien, ¿y qué quiere que yo haga?
- Pues doctor, deseo interrumpir voluntariamente mi embarazo y quiero contar con su ayuda.
- El médico se queda pensando un poco y después de unos segundos le dice: Ummm... Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.
La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla.
- Él continua: Mire señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, mejor vamos a matar a este niño que tiene usted en sus brazos. Así, usted primero tendrá un período de descanso hasta que el otro niño nazca, y entonces no va a tener que cuidar a dos sino sólo a uno.
- La mujer se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Qué horror! ¡Matar a un niño es un crimen!
- Pues bien, si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro. Y hasta es más fácil sacrificar éste que tiene entre sus brazos, puesto que usted no correrá ningún riesgo.
Finalmente, viendo el efecto de sus palabras en la madre, el médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto.
Convenció a la madre que no hay mucha diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno...