No es más testigo del evangelio quien más lo cita, sino quien con su vida lo hace real.


No son más verdad los versos
por estar grabados en roca
soñando con perdurar.

No son más reales los abrazos,
si enmascaran abismos
de los que nunca hablamos.

No son mejores noticias
las que se dicen con una sonrisa,
sino las que hacen plena la vida.

No son más ciertas las declaraciones de amor
por gritarse a los cuatro vientos.
Lo son cuando uno se convierte en hogar.

No son tus discípulos los que exigen,
cargados de argumentos y sentencias,
sino los que aprendieron de ti a servir.

No es más testigo del evangelio
quien más lo cita,
sino quien con su vida
lo hace real.
(José María R. Olaizola, sj) Fuente