Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús, para honrarle de manera especial.



Junio es el mes que la Iglesia ha dedicado especialmente a honrar el Sagrado Corazón de Jesús. Le ha dedicado todo un mes porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre y le ha querido dedicar todo el mes de junio, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días.

El origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús viene de Santa Margarita María de Alacoque que era una religiosa de la Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por ella. Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado.

Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados. El pecado nos aleja de Jesús y esto le entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo.

Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fuente

Imágenes del monumento al Sagrado Corazón de Jesús que bendice nuestra ciudad de Oviedo,
desde el monte Naranco.

Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.

 





Santisima Trinidad


Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme de mí por completo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si ya mi alma estuviera en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz ni hacerme salir de ti, oh mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu misterio. Pacifica mi alma, haz en ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo; que yo no te deje en ella nunca a solas; que yo esté allí enteramente, completamente despierta en mi fe, toda adoración, completamente entregada a tu acción creadora.

Oh mi Cristo amado, crucificado por amor, yo quisiera ser una esposa para tu corazón; quisiera cubrirte de gloria, quisiera amarte... hasta morir. Pero siento mí impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que identifiques mi alma con todos los movimientos de tu alma, que me sumerjas, que me invadas, que me sustituyas, a fin de que mi vida no sea más que una irradiación de tu vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.

Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios, quiero pasar mi vida escuchándote, quiero convertirme totalmente en deseo de saber para aprender todo de ti; y después, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero fijarte siempre y permanecer bajo tu gran luz; oh mi Astro amado, fascíname para que ya no pueda salir de tu resplandor.

Oh Fuego que consume, Espíritu de amor, ven a mí a fin de que se produzca en mi alma como una encarnación del Verbo; que yo le sea una humanidad ańadida en la que él renueve todo su misterio. Y tú, Padre, inclínate sobre tu pobre y pequeńa criatura, cúbrela con tu sombra, no veas en ella más que al Bienamado en el que has puesto todas tus complacencias.

Oh mis "Tres", mi Todo, mi Beatitud, Soledad infinita, Inmensidad en que me pierdo, yo me entrego a ti como una presa, entiérrate en mí para que yo me entierre en ti, esperando ir a contemplar en tu luz el abismo de tu grandeza (Isabel de la Trinidad, "Oración a la Santísima Trinidad", en A. Hamman, Compendio de la oración cristiana, Edicep, Valencia 1990, p. 204).



Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas.

Lo que no es

Puede interpretarse que el temor de Dios es miedo a Dios, pero ese sentimiento no responde a la revelación divina. "En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole: "¡Señor, sálvanos, que perecemos!" Él les dice: "¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?" (Mt 8, 24-26)

Lo que es

Sobre todo: temor filial, que es el amor de Dios: el alma se preocupa de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de "permanecer" y de crecer en la caridad" (cfr Jn 15, 4-7). "¡Qué deseables son tus moradas, | Señor del universo! Mi alma se consume y anhela | los atrios del Señor, | mi corazón y mi carne | retozan por el Dios vivo. Hasta el gorrión ha encontrado una casa; | la golondrina, un nido | donde colocar sus polluelos: | tus altares, Señor del universo, | Rey mío y Dios mío" (Sal 83, 2-4).

Santa Teresa de Jesús: "En fin, nadie la puede quitar la paz, porque ésta de sólo Dios depende. Y como a El nadie le puede quitar, sólo temor de perderle puede dar pena, que todo lo demás de este mundo es, en su opinión, como sino fuese, porque ni le hace ni le deshace para su contento. (Fundaciones 5,7)

Los Papas

"De este santo y justo temor, conjugado en el alma con el amor a Dios, depende toda la práctica de las virtudes cristianas, y especialmente de la humildad, de la templanza, de la castidad, de la mortificación de los sentidos" (Juan Pablo II).

"Este temor de Dios es deseo de hacer el bien, de vivir en la verdad, de cumplir la voluntad de Dios" (Benedicto XVI).

"Es el temor a alejarse de Dios, el temor de no ser felices, el temor de errar el camino de felicidad que Él nos propone" (Francisco).

Súplica

Espíritu Santo, concédenos el don de Temor de Dios por el que siempre nos mantengamos conscientes de nuestra fragilidad y seguros de su misericordia.

Regalo del don de Temor de Dios

"Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga (1Co 10, 12). Fuente



Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida.

 

Lo que no es

Se puede confundir piedad con pietismo; piedad por sensiblería, cuando la verdadera piedad se manifiesta en obras de amor. "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos (Lc 23, 28).

Lo que es

Es regalo del Espíritu Santo, y a la vez que nos deja gustar el favor compasivo del Señor, nos mueve al trato obsequioso con Él y con nuestros semejantes.

Santa Teresa de Jesús: "Pues quiero concluir con esto: que siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene; que amor saca amor" (Vida 22, 14).

Los Papas

"El don de la piedad, además, extingue en el corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón" (Juan Pablo II).

"El don de piedad, mantiene viva en el corazón la llama del amor a nuestro Padre que está en el cielo, para que oremos a él cada día con confianza y ternura de hijos amados" (Benedicto XVI).

La piedad, como don del Espíritu Santo, se refiere más bien a nuestra relación con Dios, al auténtico espíritu religioso de confianza filial, que nos permite rezar y darle culto con amor y sencillez, como un hijo que habla con su padre. Es sinónimo de amistad con Dios (Francisco).

Súplica

¡Ven, Espíritu Santo, y transforma nuestra actitud religiosa en opción creyente y comprometida! ¡Haznos piadosos y coherentes, conscientes de tus dones y generosos, fieles y agradecidos!

EL regalo del don de Piedad

"Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre" (Mt 6, 9). Fuente

Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas terrenos para así no perder las eternas.

 

"Cuando se habla de ciencia, el pensamiento se dirige inmediatamente a la capacidad del hombre de conocer cada vez mejor la realidad que lo rodea y descubrir las leyes que rigen la naturaleza y el universo. La ciencia que viene del Espíritu Santo, sin embargo, no se limita al conocimiento humano: es un don especial, que nos lleva a captar, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con cada creatura." (Francisco, Audiencia, 21 de mayo, 2014)

SÚPLICA DEL DON DE CIENCIA, AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, debido a mis conceptos y formas de entender las palabras, vuelvo a enfrentarme con el significado bíblico y teologal de tus dones. En este tiempo positivista y cientifista, con frecuencia muchos contraponen ciencia y fe, razón y fe, y aquello que, según ellos, no es demostrable científicamente, queda fuera de consideración.

¡Qué necesario es tu auxilio para no quedar atrapado en los argumentos lógicos, racionales, experimentables! Más que nunca necesito tu ayuda para que mi capacidad intelectual, humana, que es regalo y desbordamiento de tu gracia, se abra a la realidad trascendente e invisible, y trate la materia y la realidad, a todo ser creado, con la dignidad sacramental que le has conferido.

El don de Ciencia es considerar, comprender y tratar a las personas y a los instrumentos y herramientas, no de forma despótica y posesiva, sino con respeto, descubriendo a través de las cosas creadas a su Autor.

El don de Ciencia permite reclamar la presencia del autor del universo, al que sostiene todo lo creado, a quien da al hombre la capacidad de desentrañar la virtualidad que contiene la materia.

El don de Ciencia hace al ser humano humilde, respetuoso, sensible, considerado, agradecido, trabajador, colaborador, porque es consciente de quién es el principio de todo, y meta del universo.

Dame, Espíritu Santo, el don de Ciencia, por el que me preste gozoso a poner mis manos en la tarea del bien hacer en provecho de todos, y me sepa con la vocación sagrada de cooperar con el Creador en la obra maravillosa de volver cada vez más habitable la sociedad.
¡Ven, Espíritu Santo, con tu don de Ciencia, para que, por inconsciencia, no caiga nunca en trabajar de forma emancipada y pretenciosa. Que siempre te reconozca a la hora de valorar mis capacidades y destrezas!

Junto al don de Entendimiento, el Espíritu nos da la obediencia, que se manifiesta en la actitud de someter nuestra mente ante la verdad revelada, no por humillación, sino como efecto de la luz que nos deja comprender el Misterio divino.

La inteligencia espiritual abarca el corazón y suscita respuesta amorosa, llena de alegría al tomar conciencia de lo que agrada a Dios. Fuente


23 de mayo: Su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue la encantadora sonrisa de la Santísima Virgen

Madre de Hakuna

De repente, la Santísima Virgen Me pareció hermosa, Tan hermosa, Que yo Nunca Había visto Nada tan bello. Su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue la encantadora sonrisa de la Santísima Virgen.
Historia de una Alma. Stª Teresita del Niño Jesús.
23 de mayo

Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes.

 

Don de Consejo

Lo que no es

La carne y la sangre dan lo que dan, pero en la búsqueda de Dios, solo la fe y la escucha interior en la oración abren a la voz del Maestro que nos habita. "Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre" (Gál 1m 15-16).

Lo que es

El don de Consejo es el don de cumplir la voluntad divina: "Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma" (San Buenaventura).

Santa Teresa de Jesús: En todo me sujeto a lo que tiene dicho la madre santa Iglesia Romana, y con determinación que antes que venga a vuestras manos, hermanas e hijas mías, lo verán letrados y personas espirituales" (Fundaciones, Prólogo 6).

Los Papas

"El cristiano, ayudado por este don, penetra en el verdadero sentido de los valores evangélicos, en especial de los que manifiesta el sermón de la montaña" (San Juan Pablo II).

"El don de consejo os guiará a descubrir el proyecto de Dios para vuestra vida, para la vida de cada uno de vosotros" (Benedicto XVI),

"Dios mismo, con su Espíritu, ilumina nuestro corazón, de tal forma que nos hace comprender el modo justo de hablar y de comportarse y el camino a seguir" (Francisco).

Súplica

Espíritu Santo, Consejero del alma, ilumina el corazón de tus fieles, para que se adhiera a tu indicación sin reservas.

Regalo del Don: "Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre"(Mt 12, 49-50).Fuente

Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor.

Don de entendimiento

Lo que no es

Los dones del Espíritu Santo son gracia, y nosotros podemos colaborar con Él ensanchando nuestra capacidad, pero nunca son fruto de nuestra pretensión dominadora. "Destruiré la sabiduría de los sabios, e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el sofista de este mundo? ¿Acaso no confundió Dios la sabiduría del mundo?" (1Co 1, 19-20)

Lo que sí es

El Entendimiento es el don de comprender y guardar la Palabra. "Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas".

Santa Teresa de Jesús: "Tenía este modo de oración: que, como no podía discurrir con el entendimiento, procuraba representar a Cristo dentro de mí, y hallábame mejor -a mi parecer- de las partes adonde le veía más solo. Parecíame a mí que, estando solo y afligido, como persona necesitada me había de admitir a mí. De estas simplicidades tenía muchas" (Vida 9, 4).

Los Papas

"La palabra "inteligencia" deriva del latín intus legere, que significa "leer dentro", penetrar, comprender a fondo. Mediante este don el Espíritu Santo, que "que escruta las profundidades de Dios" (1 Co 2, 10), comunica al creyente una chispa de esa capacidad penetrante que le abre el corazón a la gozosa percepción del designio amoroso de Dios (San Juan Pablo II).

"El don de entendimiento, para que comprendáis a fondo la Palabra de Dios y la verdad de la fe" (Benedicto XVI).

"No se trata de una cualidad intelectual natural, sino de una gracia que el Espíritu Santo infunde en nosotros y que nos hace capaces de escrutar el pensamiento de Dios y su plan de salvación" (Francisco).

Súplica

¡Ven, ilumina nuestra inteligencia para comprender desde ti la realidad! ¡Mueve nuestra voluntad para que abracemos gozosos el querer divino! ¡Ilumínanos y concédenos el don de discernimiento!

Regalo del don de Entendimiento

"No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4, 4). "El que oye la Palabra y la comprende, éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta" (Mt 13, 23). Fuente

21 de mayo: Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?

Acaso No Estoy Yo Aquí (Guadalupe) Athenas

Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. 

No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. 
¿Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? 

¿No estás bajo mi sombra? 

¿No soy tu salud? 

¿No estás por ventura en mi regazo?
Palabras de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego
(Juanito, el más pequeño de mis hijos)
21 de mayo

Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos.

 

Es el don por el que “saboreamos” internamente a Dios. Nos dice el Papa Francisco en su audiencia del 9 de abril del 2014, no se trata sencillamente de la sabiduría humana, que es fruto del conocimiento y de la experiencia. En la Biblia se cuenta que a Salomón, en el momento de su coronación como rey de Israel, había pedido el don de la sabiduría (cf. 1 Re 3, 9). Y la sabiduría es precisamente esto: es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. 

Es sencillamente esto: es ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios. Y obviamente esto deriva de la intimidad con Dios, de la relación íntima que nosotros tenemos con Dios, de la relación de hijos con el Padre. Y el Espíritu Santo, cuando tenemos esta relación, nos da el don de la sabiduría. 

Cuando estamos en comunión con el Señor, el Espíritu Santo es como si transfigurara nuestro corazón y le hiciera percibir todo su calor y su predilección.

Qué bonito que en familia descubramos la belleza, el sabor de las cosas de Dios, enseñar a percibirlas, a disfrutarlas, a agradecerlas,…la familia “escuela de sabiduría” como lo fue Nazaret para Jesús, que nos dice el evangelista “crecía en sabiduría, en estatura y en gracia”. Fuente.

Eclesiástico 51,12-20

12 Por eso te daré gracias, te alabaré y bendeciré el nombre del Señor.

13 Desde joven, antes de dedicarme a viajar, busqué francamente la sabiduría en la oración;

14 delante del templo la pedí, y hasta el último día la busqué.

15 Cuando floreció, como un racimo que madura, mi corazón se recreaba en ella. Mi pie se adentró por el camino recto, desde mi juventud seguí sus huellas.

16 Apenas presté oído y ya la alcancé; me encontré lleno de doctrina

17 y, gracias a ella, he progresado mucho: al que me ha dado la sabiduría glorificaré.

18 Pues me he propuesto practicarla, he buscado con ardor el bien y no quedaré defraudado.

19 He luchado para alcanzarla, he sido puntual en practicar la ley; he tendido mis manos hacia el cielo, deplorando lo que ignoraba de ella.

20 Hacia ella he encaminado mi vida, y la encontré en toda su pureza; desde el principio me he aplicado a ella, por eso nunca quedaré abandonado.