La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Calendario de Cuaresma (día 17de40)

Calendario de Cuaresma. Viernes 1 (día 17de40)

Via Crucis. Meditaciones de San John Henry Newman.

Pasión: Viacrucis de Hakuna

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43.45-46): En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola:
“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿Qué hará con aquellos labradores?”».
Le contestan: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

Comentario al Evangelio: Hay una historia de la mitología griega que quizá nos pueda servir para iluminar el significado actual de esta parábola. Es la historia de Procusto. Éste era un personaje que ofrecía posada a los viajeros, a los que obligaba a acostarse en una cama de hierro. Si eran más largos que la cama, les cortaba la parte sobrante de las piernas. Si eran más pequeños, los estiraba, descoyuntándolos, hasta que alcanzaran la medida de la cama. Esta historia es una formidable expresión de la mentalidad de los que se creen en la posesión de la verdad y todo lo que no encaja en su visión, muy miope a veces, se desecha. Sienten que tienen la medida de todas las cosas.
Fariseos y sumos sacerdotes judíos se sentían en posesión de la verdad. ¿Quién era aquel Jesús que venía con ideas nuevas? ¿Quién les iba a enseñar a ellos cosas sobre Dios? Al final terminaron por mandar a Jesús al patíbulo. Por la sencilla razón de que no cabía en sus ideas, de que no se ajustaba a su cama.
Tengo la impresión de que hay cristianos en la Iglesia que también se sienten así propietarios de la verdad. Pretenden que todo lo que se haga en la iglesia se ajuste a su modo de pensar. Leen el Evangelio, ciertamente, pero desde sus ideas preconcebidas. Y juzgan y condenan a todo el que no se ajuste a esas ideas. Termina la historia en que sus ideas se convierten en mucho más importantes que las personas.
La parábola nos invita a abrir nuestra mente y nuestro corazón. La misericordia de Dios que se hace presente, se encarna, en Jesús nos enseña que las personas están en el centro. No es el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre. La misericordia triunfa sobre el juicio. Los que se cierran en sus ideas terminan dando frutos de leyes y normas a las que las personas se tienen que ajustar. Igual que hacía Procusto con su cama. Se sienten propietarios de la verdad y las personas se tienen que ajustar a su verdad. No hay diálogo posible. 
El Reino es otra cosa. La fraternidad, la atención a los pobres y marginados es lo primero. En la familia de los hijos e hijas de Dios todos tienen cabida. Y los más alejados y marginados son los primeros en ser acogidos. La misericordia y la acogida es lo más importante. En la familia no se juzga y condena sino que se salva y se ama. Fuente: Ciudad Redonda.org Fernando Torres, cmf