Les iremos publicando los diferentes artículos incluidos en la revista conmemorativa sobre las bodas de oro de la parroquia del Corazón de María de Oviedo. Hoy comenzamos con la editorial firmada por el párroco D. Miguel Ángel Niño de la Fuente CMF.
Esta Casa nació en 1941 como Santuario del Corazón de María y Residencia universitaria. En el año
1970 fue erigida como parroquia; un trocito de la diócesis de Oviedo. Son cincuenta años en los que ha sido y sigue siendo la Casa de Dios entre las casas de la Plaza de América.
Ha visto la gran transformación del barrio y ella también ha sido afectada por la adaptación constante a distintos momentos de la historia: Vaticano II, la llegada de la democracia, las reivindicaciones sociales de distinto tipo, manifestaciones festivas… El espacio circular del templo abraza también, en su silencio, los eventos celebrados en la fe y acompañados por el rumor de la fuente.
Esta Casa redonda, símbolo de la comunidad reunida en el nombre del Señor, recuerda que también es tu casa y tu hogar. Si tú no estás, notamos tu ausencia. La imagen del Corazón de María que ofrece a su hijo sentado en su regazo, es también tu Madre. La imagen de San Antonio María Claret misionero inquieto, es también tu patrono. La imagen de San José con Jesús de la mano, nos invita a no estar parados en el silencioso taller de Nazaret.
Trabajo misionero que hoy enfrenta un nuevo reto: el HAMBRE DE DIOS. Hambre que subyace en
la increencia, la pérdida de trascendencia, la fragmentación, el relativismo, el individualismo y la
acción irreflexiva. ¡Qué tristes y confundidos quedan nuestros mayores cuando lo han dado todo en
la transmisión de la fe! Se les rompe el corazón cuando ven a sus hijos y nietos tan lejos de Dios.
Esta hambre de Dios nos pide una conversión personal y comunitaria para salir de esta Casa y proponer este SANTO LUGAR como espacio privilegiado para conocer a Cristo, para amarle, alabarle y
servirle. Así nos lo pide nuestro barrio, simbolizado en las diferentes transformaciones de la Plaza de
América y en ese cambio estacional de su decoración floral. Es una llamada a caminar con espíritu
de mejora permanente.
Pero ante todo, es la hora del AGRADECIMIENTO, a LORVA por hacer posible esta revista, a tan-
tas familias y personas comprometidas en la vida de esta Casa, personas que ya nos dejaron, y feligreses
que ya no pueden acudir por estar impedidos. Estas personas, claretianos y seglares, se desvivieron por
su parroquia. Se tomaron en serio la llamada del Señor a ser Cristo, anunciando, celebrando y sirviendo a los más necesitados, tanto del barrio como en las Misiones diocesanas y Claretianas.
El ROSTRO DE CRISTO presenta múltiples facetas, en el grupo de Liturgia, en la Catequesis de infancia, de juventud y de adultos; en las familias del Corazón de María, la Archicofradía, la Adoración
nocturna, la atención de enfermos, el Catecumenado de Adultos; en los grupos que alimentan su fe,
como el Camino Neocatecumenal, el movimiento Carismático, los Cursillos de Cristiandad, el grupo
Scouts… y en los grupos cercanos, como Comedores compulsivos, Jugadores anónimos…
El grupo Amigos de la Misión, prolonga los brazos de Cristo cuando lleva esperanza en sus distintas iniciativas, como el Rastrillo de Navidad.
Los voluntarios de Caritas son manos de Cristo cuando canalizan la generosidad desbordante de los
feligreses en sus actividades: acogida, orientación y acompañamiento de migrantes, ropero, ayuda familiar… Mirada y palabra de Cristo es la persona que te saluda al llegar, escucha tu situación y atiende tu necesidad.
Impulsando las distintas iniciativas y acompañando los diferentes itinerarios, estamos la comunidad
de Misioneros Claretianos. Desempeñamos la tarea más bonita, hacer presente a Cristo en los sacramentos. Nos estremecemos al pensar que es Cristo
quien entrega su cuerpo y hace presente su misericordia a través de nuestras palabras y nuestros gestos, tan humanos. Sea su gesto de bendición quien llegue a cada uno de vuestros corazones para que os
sintáis amados por el Dios de la vida, que también nos librará de esta pandemia y nos ayudará a encontrar soluciones a sus graves consecuencias. Hoy, como ayer, también decimos al Corazón de María al final del rezo del rosario, “Tú eres mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por eso Te digo y Te diré en todos los apuros y peligros: ¡OH DULCE CORAZÓN DE MARÍA, SED LA SALVACIÓN MÍA! P. Miguel Ángel Niño de la Fuente, cmf. Enlace a la revista completa en PDF